Lorenzo
de Ara
Me
complace leer a diario lainformacion.com, pero al igual que sucede con otros
medios digitales, la ignorancia sobre la realidad canaria es notable en grado
sumo. Incluso puede llegar a ser insultante. Este artículo
http://www.lainformacion.com/economia/Canarias-garantiza-privilegio-financiacion-PGE-autonomica-Presupuestos-2017_0_1051695116.html
es un ejemplo más de lo aberrante que resulta la profundísima ceguera que
existe y se cultiva en la península hacia este rincón de España.
Una
parte del territorio nacional que se halla a más de dos mil kilómetros de
Madrid. Territorio que (así lo entiendo) es más respetado en Bruselas. Madrid
muchas veces ha jugado a dar la espala a ocho islas que, según la gran ciudad
capital del reino, es habitada por dos millones de ciudadanos privilegiados que
viven en playas, bajo cocoteros y en taparrabos.
Es
el godo y la visión ciclópea de Canarias. Una enfermedad como otra cualquiera.
Apesta pero es curable si se lee.
Y
sabemos por estos lares que no hay peor godo que el godo canario.
Tensan
la situación para saber si en Canarias puede romperse la cuerda del
constitucionalismo que siempre hemos defendido.
Ahora
salen con aberraciones que insisten en hacer creer que Coalición Canaria y
Nueva Canarias han hecho chantaje a Mariano Rajoy, consiguiendo de esa manera
un trato de favor que perjudica muy gravemente los intereses de otras regiones
peninsulares.
Mientras
Cataluña y País Vasco, preferentemente, han practicado el juego sucio con el
PSOE y con el PP a lo largo de décadas, el silencio ha resultado atronador. Ni
el vuelo de una mosca se ha escuchado en la Corte.
Y,
claro, aunque CC ha dispuesto de grupo propio en el Congreso en su momento de
mayor esplendor, es ahora cuando las plumillas de tres al cuarto, en plena
canícula, escriben sobre nosotros y nuestra “privilegiada” realidad.
Dame
paciencia, Señor. La estulticia es un mal que se extiende cual chapapote.
Ojalá
nunca se llegue a propiciar que cuatro memos consigan enraizar en esta parte de
España una locura como la que ya impera en Cataluña y también en parte de la
sociedad vasca.
¿Qué
haríamos los españoles?
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