Cristina
Tavío
Pensé
que los Reyes Magos le regalarían al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la
cordura necesaria a la hora de elaborar los Presupuestos Generales del Estado
(PGE), tal y como les había pedido. Se ve que no pudieron leer mi carta porque
las cuentas que ha presentado no pueden ser más irreales e irresponsables.
Si
tuviera que resumirlo en una sola frase diría que la propuesta de estos PGE son
un trampolín a la crisis que la sociedad española no se merece. Duele el alma
volver atrás después de todos los esfuerzos que hemos realizado para levantar
cabeza.
Podrán
decirme, estimados lectores, que hago estas afirmaciones debido a mi afiliación
política, por eso, les voy a explicar porqué considero que estas cuentas son
sólo propuestas populistas adornadas, donde han hecho un ejercicio demagógico
para que las previsiones de ingresos y gastos cuadren con calzador con el único
fin de apoltronarse en La Moncloa.
No
es algo que sólo critiquen los adversarios políticos. La propia Comisión
Europea, el Fondo Monetario Internacional y la OCDE también los han cuestionado
por temas como la desviación presupuestaria o por no tener ninguna medida para
reducir el déficit justo cuando han rebajado dos décimas la previsión de
crecimiento de nuestro país.
También
se ha pronunciado la Autoridad
Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) que desconfía de las
previsiones de ingresos que realiza el Gobierno del PSOE en relación a las
nuevas figuras impositivas que pretende aplicar como el alza del IRPF, la
recaudación por el IVA o el Impuesto sobre Patrimonio o el de transacciones
financieras.
Hablamos
de 6.000 millones en impuestos y gasto público totalmente innecesario y que
Pedro Sánchez ha presupuestado para pagar
su campaña electoral y los favores a quiénes lo apoyaron en la moción de
censura. Nadie puede dudar a estas
alturas que esos votos no le salieron gratis, máxime cuando no ha cumplido su
palabra de convocar elecciones.
Estos
Presupuestos sólo nos pueden traer más impuestos a costa de menos crecimiento y
menos empleo, poniendo en riesgo la recuperación de nuestro país, pues se
castiga a las familias y también a las pymes y autónomos poniendo el diésel más
caro.
Y
si hablamos de castigo tengo que detenerme especialmente con lo que sucede en
Canarias, pues estas cuentas no cumplen lo previsto ni en el nuevo Régimen
Económico y Fiscal ni en la reciente reforma del Estatuto de Autonomía.
Hemos
pasado de ser la quinta Comunidad Autónoma en inversión per cápita en el Estado
a ser la décima. Es más, en estas cuentas estamos por debajo de la media
nacional que se sitúa en 261 euros por cada 1.000 habitantes, y a nosotros nos
corresponde un pírrico 133.
Pero
hay más ejemplos del incumplimiento del Gobierno socialista con nuestra tierra.
Se elimina íntegramente las partidas referentes a infraestructuras educativas y
rehabilitación turística que en el de 2018 contaba con 42 y 15 millones
respectivamente, y otras como la de obras hidráulicas sufre un recorte de 30
millones.
En
total, y en cuento a las transferencias, las cuentas de Pedro Sánchez nos quita
de golpe 300 millones que lastran nuestro desarrollo económico y que condena a
Canarias a una pérdida generalizada de la calidad de vida de nuestra gente.
Desde
aquí, me dirijo a esos hombres y mujeres del PSOE -que hay muchos y con gran
sentido común y de responsabilidad- para que animen a Pedro Sánchez a volver a
la senda de la cordura y la sensatez.
Con
este desatino de cuentas urge que el presidente del Gobierno cumpla su palabra
y convoque elecciones. Desde esta tribuna que me ofrece el periódico El Día los
llamo al voto útil al partido que ganó las elecciones y que consiguió encauzar
nuestra maltrecha economía contra todo pronóstico.
Cada
día tengo más claro que el Partido Popular debe coger el timón antes de que sea
demasiado tarde. Y Pablo Casado puede ser la persona que nos devuelva la
credibilidad internacional que tanto nos costó recuperar.
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