Evaristo Fuentes Melián
Octavio Cubas,
nacido grancanario del interior norteño,
licenciado en la ULL, recientemente
acaba de fallecer. Octavio Cubas residió los últimos años en el Valle de
La Orotava, en el Camino del Durazno, que divide la Villa y el Puerto; y
se paseaba en su moto, saludando con su gracejo innato a todos los
amigos que se encontraba.
Hay una anécdota
de este hombre tan lisonjero como buena persona, amigo de sus amigos. Y es la
anécdota del Carnaval de 1975 (cuando Francisco Franco ultimaba su estancia
alborotada en este mundo). Aconteció que un nutrido grupo de amigos
orotavenses, bajo la batuta física, mental y espiritual de Ángel García
González, vestido y ejerciendo de músico
de una supuesta Banda Municipal, montaron sobre un pedestal una enorme mesa
alargada, a modo de carroza triunfal---junto a la plaza de la Alameda, por
fuera del mini estanco de la inolvidable Anita--- parodiando a las tres fuerzas
‘más’ vivas del municipio: al alcalde, Juan Antonio Jiménez, representado por
el amigo Isidoro Sánchez; al presidente de la UD Orotava, Buenaventura Machado,
en la persona de Octavio Cubas; y al presidente del Liceo, Luis González Acebal, extrapolado en el
licenciado Gabriel.
La carroza fue
muy bien engalanada y rodeada con letreros alusivos a los problemas vigentes en
la Villa, y estaba presidida
(¡agárrense!) por una guillotina de
tamaño natural. Hubo trece comensales,
presididos por quien leyó las sentencias, ante el jolgorio y las risas del
numeroso público, que se agrupó alrededor de tan original como ‘afilado’
escenario… Hubo también otros personajes actores, como Tomás el Cojo con la
capucha del verdugo, y Pedrito Cruz como el sacerdote de la absolución.
Las últimas
voluntades de los sentenciados a la pena capital destacaron por muy ingeniosas.
Octavio Cubas, como presidente de la UD Orotava, pidió (sic): “que me ejecuten
regándome césped del verde estadio”.
Me sobran las
palabras. Y no es frase hecha que con este recuerdo se me saltan las lágrimas
de emoción. Octavio Cubas nunca perdió el buen humor. Descanse en paz.
Espectador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario