Teresa González
Sé de un lugar
que diciembre trajo el 24,
donde canta el perfume
de violetas, orquídeas y margaritas lilas.
Sé de un rincón
pequeño puño donde florece
el poder en la evolución de su bondad.
Sé de dos cristales
donde cabe un firmamento
de siete cabritas parlanchinas
bajo la sombra gigante pequeña
que trajo un capricornio navideño.
Sé de unas manos
que fermentan las uvas,
vino en su boca.
Sé de unos pies, magnas
pilastras de la casa morada
donde sueña mi madre.
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