José Peraza
Hernández
Siendo el
origen de esta Orden Militar las Cruzadas y originada por la atención que
prestaron los caballeros teutones que en la misma participaron, entendemos que
no está de más incluirla en la relación de dichas Órdenes que hemos venido
desarrollando. Se trata de una Orden Religioso-Militar que en un principio fue
conocida con el nombre de Caballeros Teutónicos del Hospital de Santa María de
Jerusalén. La fecha de su creación se fija en el año 1.189, durante el asedio
por los cruzados cristianos de la fortaleza de San Juan de Acre. Fue entonces
cuando se elevó un hospital destinado para los cruzados teutones.
Ahora bien: en
el año 1.198, los caballeros de esta nacionalidad se reunieron para estudiar y
llevar a efecto, si existía acuerdo, la transformación del Hospital de Acre en
una Orden Religiosa-Militar. Así se determinó, nombrándose a su primer Maestre,
que fue Heinrich Walpot. El segundo paso fue la elección del hábito,
decidiéndose que éste fuera una túnica blanca con una cruz negra.
La idea
original fue combinar los ideales hospitalarios de la Orden de San Juan, con
los militares de los Templarios, constituyendo una fuerza de caballería noble
destinada a la defensa de la fe. Éste fue el proyecto original; pero finalizada
su participación en las Cruzadas, los caballeros de la Orden Teutónica
regresaron a sus tierras de origen y, en lugar de disolver una Orden que había
nacido para combatir a los musulmanes en Tierra Santa, decidieron continuar su
obra en los países del Norte de Europa y así fijaron su atención en las
posibilidades que ofrecía la evangelización de los territorios situados al Este
de Alemania.
Esto sucedió
en el siglo XIII. Su primera acción fue acudir a Transilvania, emprendiendo una
serie de acciones bélicas que finalizaron en estruendoso fracaso, ya que fueron
expulsados de Hungría por Andrés II, rey de aquel país.
En el año
1.310, los caballeros de la Orden iniciaron la ocupación de Prusia, dirigidos
por su III Gran Maestre, Herman Von Salza, intentaron entrar en la Pomerania
desde donde se extendieron a Estonia.
La Orden
concebida como Religiosa-Militar, se orientó casi exclusivamente a esta última
ocupación, dado que una vez pacificada Prusia, extendieron su campo de acción a
Livonia y Curlandia.
Fue precisamente
en esta época cuando la Orden Teutónica se fusionó con otra Orden similar,
aunque de menos importancia, los denominados Caballeros Portaespada. Las
actividades de la Orden Teutónica, aunque proclamando siempre que estaban en
defensa de la fe, lo que en realidad significaban era la total germanización de
las tierras que iban ocupando, ya que se dedicaban a la fundación de nuevos
núcleos de población y éstos inevitablemente eran poblados por elementos
germanos. Para este designio se utilizaba la táctica de la fundación de grandes
ciudades, en detrimento de la poblacion autóctona, a la que se sometía en
ocasiones a verdaderas matanzas, o deportándola de unas tierras que habían
habitado durante siglos y que, en realidad, eran suyas.
En el año
1.291, la pérdida, por los cristianos, de San Juan de Acre, en Tierra Santa,
cortó los últimos y ya muy débiles vínculos de los caballeros teutónicos con el
espíritu de las Cruzadas y la capital de la Orden y sede del Gran Maestre se
trasladó a Venecia hasta el año 1.309, en que se decidió instalarse
definitivamente en Malborck, ciudad desde donde las altas jerarquías de la
Orden dirigían todas las actividades de la misma.
Durante el
siglo XIV, la Orden Teutónica alcanzó el período de su mayor expansión y sus
posesiones vinieron a constituir algo así como un enorme estado monástico.
Obtuvieron la posesión total de la Pomerania y adquirieron el puerto de
Danzing, culminaron el dominio sobre Estonia y ocuparon la isla de Gotland. La
política de esta Orden fue variando según pasaba el tiempo; si al principio fue
una organización más en las Órdenes de Caballería destinadas a la defensa de la
fe cristiana, pronto se demostró que, bajo este pretexto, lo que se iba
llevando a cabo era una política de agresión sobre otros Estados a los que se
deseaba germanizar. A partir de la segunda mitad del siglo XIV, se inició la
decadencia de la Orden Teutónica.
La aparición
de una fuerte potencia militar constituida por la unión de Polonia y Lituania
significó un rudo golpe contra los intereses expansionistas de los caballeros
teutónicos. Y la Orden sufrió, frente al rey Ladislao II de Polonia una
tremenda derrota en la batalla de Tannenberg de modo que al finalizar la guerra
por la paz de Torun (1.466) la mayoría de los territorios que habían estado en
posesión de la Orden Teutónica pasaron a depender de Polonia.
En el año
1.511 fue elegido su último Gran Maestre, Alberto de Brademburgo y aquí, en
este preciso momento, es cuando se revela con toda claridad que los motivos que
movieron a esta Orden en sus tiempos de expansión no fueron religiosos, sino
políticos, ya que este Gran Maestre abandonó el catolicismo para adherirse a la
Reforma Protestante, secularizando la Orden, con lo cual se abandonó el ideal
monástico para pasar a formar un Estado hereditario formado por las posesiones
de los Hohenzollern.
En el año
1.525 se llevó a efecto la práctica desaparición de la Orden Teutónica. Ya nada
quedaba de sus principios, de su misión en Tierra Santa, de sus carácter de
Hospitalarios, en sus últimos años de existencia, los teutónicos se habían
convertido en un ejército regular al servicio de la idea pangérmanica y nada
más. En su primitiva organización, la Orden Teutónica comprendía a los
caballeros, que eran los encargados de las misiones militares; los sacerdotes,
de las espirituales y ritos de la fe y, una especie de legos que eran los
encargados de servir a los primeros y los segundos.
Los
componentes de los dos primeros grupos, caballeros y sacerdotes, estaban
obligados a hacer votos perpetuos, en tanto que los legos podían abandonar la
Orden cuando así lo creyeran conveniente.
En un
principio, cada casa, o convento de la Orden, debía estar habitada por un
Comendador, doce caballeros y seis sacerdotes, amén de un número indeterminado
de legos. La Dirección General de la Orden correspondía a un Gran Maestre cuyo
cargo era vitalicio. Ahora bien, las decisiones de este Gran Maestre estaban
controladas por un Capítulo General formado por los Maestres provinciales
(Armenia, Acaya, Lombardía, Apulia, Prusia, Livonia y Germania).
En la misma
residencia del Gran Maestre de la Orden debían vivir los demás altos
dignatarios, que eran, el Comendador, el Gran Mariscal, el Hospitalario y el
Tesorero.
La realidad
histórica obliga a dejar constancia de cómo, al amparo de lo que en un
principio constituyó el mismo ideal que empujó a los cruzados a Tierra Santa,
es decir, la defensa de la fe cristiana, acabó convirtiendo a esta Orden en
algo totalmente distinto al pensamiento de sus fundadores.
Debilitado el
espíritu de las Cruzadas, la Orden Teutónica no sólo se desentendió de cuanto
pudiera suceder en Tierra Santa, sino que acabó convirtiéndose en un ejército,
cuyo ideal, si así puede llamarse, fue el ir conquistando tierras, no para
extender por ellas la fe, sino para irlas poblando de elementos germanos. La
religiosidad se había convertido en política al servicio de un nacionalismo que
nada tenía ya que ver con los primitivos orígenes de la Orden.
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