Esteban Domínguez
Las presentes fiestas navideñas nos hacen recordar tantos viejos recuerdo
de tantas gentes que en los citados años conocí.
En el Hotel San Felipe conocí a varios compañeros, entre ellos, a Don
Leopoldo, una persona mayor, que algunos se olvidaron, que ya tenía una abundada
edad, y que el peso de los años, se le notaba.
Nunca me ha gustado sobrecargar a nadie de trabajo, A don Leopoldo este
que suscribe, le tenía un gran cariño, pero no todos piensan igual.
En una ocasión note que este hombre sufría, posiblemente porque en
aquellos años, el horario era partido: es decir, de 9 de la mañana, a 3 de la
tarde, luego nos correspondía entrar a las 6 de la tarde hasta las 10 de la
noche.
En una ocasión, tune que sustituir por descanso al Jefe de mi departamento,
como es natural. Al comenzar a trabajar a la 6 de la parte, le dije a Don Leopardo,
“Vd., puede marchase, estar con su familia y descansar" El hombre muy
preocupado me dijo: ¿esto no es un compromiso para Vd.? y le contesté. yo soy
el responsable, y descase en su casa y cene con su familia. El hombre
agradecido se marchó.
Por la tarde el joven algo irresponsable cuyo nombre no recuerdo, le
dije: "como tienes que estar hasta que cierre la Parrilla, procura recoger
todo y dejarlo en orden para mañana".
Concluir mi jornada y me marché como era natural, pero al día siguiente,
don Leopoldo entro al trabajo antes que yo y me dijo:
¿has visto como me han dejado todo sin recoger? Efectivamente, el joven
mi hizo caso omiso, y se lo conté a mi superior como era mi obligación.
Este aprendiz porque no era otra cosa, el feje le llamó la atención, y el
joven se quitó el uniforme y se marchó.
Don Leopoldo apoyado por el jefe del departamento, creo que le dijo, que
no se preocupara, y que dicho muchacho tenía que realizar lo que este que suscribe
le había dicho.
Poco tiempo después, cambié de empresa, y le prometí a don Leopoldo, que
si podía lo llamaría, pero resultó que ya la gente estaba completa. Pero
recuerdo que este hombre, agradeció el gesto, dado que aquel hombre no solo cumplía
con su trabajo, sino que, además, era una excelente, persona.
Creo que vivía en San Jerónimo, pero no estoy seguro. En resumidas
cuentas, el trabajo que respetarlo, cumplir con los horarios y quienes manda,
pero aquel "chaval" no le importó marcharse, posiblemente, porque sus
padres, lo alimentaban.
Por eso es estas fechas Navideñas me viene a la memoria aquel hombre, una
persona mayor, que necesitaba que lo comprendieran y el Jefe Borbonés, le tenía
un gran aprecio.
Baja para él y para tantos que pasaron por el Hotel San Felipe, mi afecto
y gratitud.
El poco tiempo que estuve allí, conocí grandes profesionales de la
cocina. Un hotel de 5 estrellas en el cual acudían muchos visitantes y extranjeros.
Tengo muy buenos recuerdos y amargos de ese hotel.
Luego pasé por el Hotel Semiramís, y concluí en el Hotel Botánico como
Jefe de la Sesión de Pastelería, con un gran director como lo fue Don Isidro
Dardiña. Cuando llegué a este hotel, me encontré con mis buenos compañeros, uno
de ellos me digo: ¿Es Vd. el nuevo jefe de pastelería? Yo le sigue que sí. Y me
contestó: ¿Nos viene a amargar la vida? Yo le conteste: de hoy en adelante, Vides.
tienen que hacer, lo que yo les diga. No hecho a nadie, pero su alguno de
ustedes, no se encuentra a gusto, por la misma puerta que entraron, pueden
salir.
Este es un ejemplo de otros tantos que nos hemos ha acostumbrado cuando
nuestro deseo, era muy distinto. Así es la vida de dura, y si sigo comentando
casos, no termino. ! gánese el pan de la vida, con educación y respeto!
También a la Pastelería Reina, trabajé por espacio de seis años, y creo
noblemente, que, en aquellos años, se portaban muy bien conmigo tanto Don
Francisco Reina Castro como su familia y compañeros.
Lo poco que tengo, nadie me lo ha regalado. El esfuerzo, y la constancia,
me ha "premiado" por decirlo de alguna manera.
Por último, decirle a los que trabajan en la Hostelería, que respeten las
normas, que obedezcan a sus superiores, y que la cocina, sea semejante a una
Farmacia de limpia, y lo mismo, digo del uniforme.
Cuidemos nuestro trabajo, y tengamos en cuenta nuestra respetabilidad.
De un hotel cerca de la playa Jardín, no tengo grandes recuerdos, dado lo
que allí, pude contemplar, entre otros, en que, por curiosidad, visitada.
Cuidemos pues a la "Gallina de Oro" en estos tiempos tan difíciles por los que pasamos.
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