Sheina Lee Leoni
Resumen:
El mundo actual avanza hacia caminos insospechados. La
ciencia tiene mucho que ver en esto, ¿pero qué pasa cuando esta no es
suficiente? Entonces, casi con seguridad que debemos encaminarnos hacia otro
lado.
Las creencias religiosas o filosóficas cobran una gran
importancia en ese momento, pero, ¿debemos cambiar la fe por la ciencia?
¿En qué nos puede beneficiar?
Tags: ciencia, fe,
creencias, religión, filosofía
Una vieja discusión…
La discusión que se
tiene desde hace muchos siglos sobre la importancia de la fe y la ciencia y la
relación que hay entre ambas continúa
hasta el día de hoy.
Hay dos preguntas que son imprescindibles, que constituyen
la base del debate que mantiene en
suspenso a muchas personas que
no saben de qué lado estar, si es que realmente deben elegir alguna postura.
Partiremos entonces de dos interrogantes, y veamos si hay
alguna respuesta que considere ambas posiciones:
¿Puede un científico tener algún tipo de fe, y si tiene, en qué?
¿Puede un creyente religioso
apoyar sus cuestionamientos en la ciencia, y si lo hace, hasta que
punto?
Difícil debate…
Hace algunos años, cuando decidí perder unos kilos que tenía
de más recurrí a una fundación
especializada en el tema. Grande fue mi sorpresa, que pese a que el tratamiento
que seguíamos tenía un criterio radicalmente científico; dirigido por un
destacado profesional latinoamericano;
cada vez que comenzábamos nuestra sesión leíamos una serie de pasos (doce
pasos) entre los cuales se nos pedía
creer en un Ser superior.
El loable motivo, nos llevaba a aceptar la existencia de una Entidad Divina
que estaba a nuestro lado en la difícil tarea que nos proponíamos y a la que podríamos recurrir cuando
flaqueábamos... (Esto doce pasos ya lo practicaban y lo compartían otros grupos de autoayuda, como por ejemplo,
los alcohólicos anónimos)
Más allá de que
alguien fuese o no creyente, esa profunda fe que mis compañeros tenían,
llegaba a contagiarme hasta tal punto que, en numerosas ocasiones me encontré pidiendo a ese Ser Superior ayuda, para no declinar en mi objetivo. Ya
sea por esa por esa profunda convicción que había aprendido a aceptar (o por lo
menos a respetar), o por el tratamiento médico que cumplía a rajatabla, quizá
por las dos cosas juntas, lo cierto es que logré mi objetivo convirtiendo mi
paso por la Institución en un significativo recuerdo en mi vida.
Muchos años pasaron desde entonces, pero me sigo
preguntando: ¿Qué es la fe?
¿Cómo puede conciliarse con la ciencia?
Yo tengo fe, pero,….
La fe es, generalmente, la
confianza o creencia en algo o alguien
que por algún motivo logra provocar en nosotros una convicción y una
fidelidad incondicional.
Puede definirse como la aceptación de un enunciado declarado por alguna
persona con cierta autoridad, conocimiento o experiencia, aunque falten pruebas
para llegar a una certeza sobre esa creencia. Las causas por las cuales las
personas se convencen de la veracidad de algo que aceptan por fe, dependerán de
los posturas filosóficas que las personas tengan y de otros aspectos de tipo emotivo o cultural.
Justamente, se dice que La palabra Fe viene del latín fides, que
significa lealtad.
¿Hacia quien? Diferenciemos:
Hablamos de fe divina cuando es Dios en quien se cree. Se trata de fe
humana cuando se cree en un ser humano. Hay lugar para ambos tipos de fe
(divina y humana) pero en diferente grado.
A Dios se le debe fe absoluta porque para los creyentes Él tiene absoluto
conocimiento y es absolutamente veraz. La fe, más que creer en algo que no
vemos es creer en alguien que nos ha hablado. Desde el punto de vista religioso se refiere entonces a todas aquellas creencias, principios y
pensamientos seguidas por el creyente de dicha religión.
La fe humana, se apoya en el testimonio de personas sabias y veraces, es
también muy importante. Creemos en alguien, porque tiene todas aquellas
cualidades que nosotros necesitamos para orientar nuestra vida: Yo tengo fe en
mi médico porque ha logrado mejorar a muchísimas personas más enfermas que
yo-solemos decir.
Esta creencia, puede darnos certeza aunque se contradiga con lo que nos
demuestran nuestros sentidos, y aún en cosas que no comprendemos: La Fe, sea en
materia de religión o respecto a seres humanos, es un conocimiento obtenido por
el testimonio de personas "dignas de fe", y no por propia experiencia
o razonamiento.
Yo tengo fe en la ciencia
Cuando hablamos de ciencia en cambio
nos referirnos a un conjunto de
conocimientos que se relacionan entre sí, y que se deben pode verificar, en
caso contrario quedan fuera del campo científico.
La ciencia tiene métodos especiales, es abierta a los cambios, pero fundamentalmente es
verificable.
La verdad científica tiene como
criterio final la verificación experimental de las consecuencias lógicas de
nuestras teorías. Lo que no puede comprobarse experimentalmente no pertenece al
ámbito de la Ciencia, aunque sea una parte obvia de la realidad.
¿Son compatibles ciencia y fe?
En contra de lo que muchos puedan creer e incluso manifestar abiertamente, la realidad es que la historia de la Iglesia, especialmente la Católica, está muy ligada con el estudio de la ciencia.
De hecho, uno de los centros astronómicos más antiguos del
mundo, el Observatorio Vaticano, fue fundado por el Papa León XIII en 1891.
Pero ya mucho antes el Papa Gregorio XIII había creado una comisión científica,
en el año 1582, encargada de estudiar los elementos necesarios para la
realización de la reforma del calendario litúrgico.
Podemos ir afirmando
entonces que, fe y ciencia, si bien son realidades muy distintas, también son
realidades complementarias.
« ¿Qué relación podemos entonces establecer entre ciencia y
fe? Pues una relación de complementariedad. Tal vez, porque cada una intenta
mostrar una realidad desde un punto de vista diferente, parcial, lo que permite
obtener una visión más completa de la
totalidad del cosmos.
Pese
a que la controversia entre la fe y la ciencia ha sido muy compleja a través de
los tiempos; en la actualidad, muchos científicos y religiosos afirman abiertamente que éstas no
tienen por qué contradecirse o ser incompatibles, ya que la ciencia contribuye
al conocimiento, y la fe, especialmente
divina contribuye a la relación con su dios o dioses.
Finalizando…
Nadie puede hoy dudar de que la ciencia y la religión son,
sin lugar a dudas, dos grandes visiones sobre el mundo que las sitúan como las
más importantes maneras de observar a éste.
En general, podemos
decir que la ciencia trata de comprender la naturaleza del mundo material que
nos rodea, cómo ha llegado a ser, cómo lo conocemos y qué leyes lo rigen. La fe
, por otro lado, trata de lo que transciende el mundo material y pone al hombre
en contacto con lo que está más allá, lo misterioso, en una palabra con el
concepto de Dios y su relación con el hombre y el universo.
Muchas afirmaciones negativas sobre la relación entre
ciencia y religión se siguen repitiendo hoy, con insistencia, y algunas personas ven en la fe, especialmente
religiosa, un muro enorme que se opone al progreso de la ciencia, que es capaz
de limitar su crecimiento.
Pero ambas son
necesarias, necesitamos tanto de una como de otra. La ciencia nos permite
solucionar muchas dificultades y dar explicaciones a una cantidad de sucesos necesariamente
verificables, la fe nos permite seguir
viviendo felizmente en un mundo
complejo, y encontrar soluciones o respuestas que la ciencia no tiene.
Ambas son necesarias, y no tienen que ser incompatibles,
solo habrá que darle a cada una el lugar que le corresponde.
Pero sabemos, que en cierto sentido, la ciencia y la fe
nunca serán del todo amigas. Mientras que la ciencia fluctúa en la eterna duda
de la verificación continua; la fe sigue tratando de mover montañas...con el convencimiento
de verdades no comprobables experimentalmente…. Pero la Inquisición y la caza
de brujas han terminado. Explicar lo inexplicable, ese es el objetivo, ¿pero
cómo hacerlo?
. Ta vez llegó la hora de combinar fe con ciencia, ciencia
con fe porque quizá ambas, son las dos
caras de una misma moneda.
En un siglo complejo, repleto de extrañas situaciones, todo
es posible y nada puede ni debe ser descartado; donde menos lo pensamos, puede
estar la verdad…
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