Salvador García Llanos
Este Juan Galarza -y su todopoderoso archivo- nos puso
sobre la pista de una entrevista hecha a Pepe Del Castillo en Diario de Avisos,
agosto de 1976, cuando recién se incorporaba al C.D. Puerto Cruz, después de un
fugaz paso por Cartagena y Xerez concluida su etapa en el Tenerife. Del Castillo fallecía en las primeras horas
de ayer domingo, a los 70 años, y todos lamentamos su pérdida, apenas
trascendió la noticia. Se había asentado en la ciudad, donde echó raíces, abrió
un negocio de ropa deportiva y se granjeó el afecto de centenares de
portuenses.
Natural de La Laguna, llegó a Puerto Cruz procedente del
Tacoronte, mediada la década de los sesenta. Era un Puerto Cruz imponente en el
contexto de un potentísimo fútbol regional en el que primaban las rivalidades
locales. El equipo fue bautizado como el “6 de copas” al ganar otras tantas
competiciones en una misma temporada. Del Castillo completó en El Peñón el
ciclo 1963-68, hasta que saltó al primer plantel del C.D. Tenerife con el que
debutó -de la mano de otro inolvidable entrenador, Fernando Cova, con el que
luego coincidiría en su segunda etapa con el club portuense- un 2 de febrero de
1969, frente al Boetticher. El equipo albiazul se afanaba en aquella infame
Tercera división. El ciclo de Pepe Del Castillo en el Tenerife se prolongó
desde 1969 a 1973. Vivió la alegría de un ansiado ascenso en la primavera de
1971, con Javier García Verdugo en el banquillo. Su titularidad era
prácticamente inamovible. Y otro técnico posterior, el recordado Héctor Núñez,
también le otorgó su confianza. Sobrio bajo los palos, seguro, dotado para la
colocación, quizá algo timorato en las salidas y buen desenvolvimiento en el
juego con los pies: esas eran sus principales características.
Se marchó a Cartagena -donde una lesión le impidió rendir
a plenitud- y siguió a Jerez. Según el mismo relataba en la entrevista aludida,
no fue una buena experiencia: entre la lesión y las deudas, “solo me fue
regular”. Y retornó al Puerto de la Cruz para otro ciclo de dos años (1976-78).
Decía entonces el arquero: “Yo estoy satisfechísimo de haber fichado porque el
Puerto es un poco mi patria chica: parte de mi familia es de aquí y salí de
aquí para el Tenerife. He vuelto con ganas de seguir siendo útil, de ganarme un
puesto”.
Cumplió con creces y se esmeró en que nadie advirtiera
declive alguno. Supo retirarse. Se esforzó también en ayudar a los jóvenes. Les
inculcaba su experiencia.
Aquella entrevista, con foto de Enrique Serrano,
terminaba de la siguiente manera: “Pepe Del Castillo. Fuera del campo, la
caballerosidad y la amabilidad en todo momento. Dentro de él, la serenidad de
la que siempre hizo gala y las mismas ansias que cuando empezó”. Ya retirado,
siempre atento a las necesidades de la población deportiva, ni un mal gesto ni
una sola desconsideración. Seguía siendo la misma buena persona de siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario