Antonio-Pedro Tejera Reyes
VOLVIENDO ALTRATO PERSONALIZADO
“La vida es amable, tiene pocos días,
y tan solo ahora la podemos gozar”
García Lorca.
El artículo de opinión que hace unos días publicamos
sobre la influencia de las nuevas tecnologías en el desenvolvimiento de la
actividad turística, nos ha traído varias interesantes respuestas de nuestros
lectores que han visto con simpatía el tratamiento que le damos al tema.
Realmente se trataba, así de simple, de reflejar toda una larga serie de
vivencias y análisis cuantitativos, que nos han proporcionado los años
dedicados al estudio del desarrollo del turismo en el mundo.
Nos encontramos ante una realidad incontrovertible como
es que el contacto humano es una necesidad imposible de sustituir con un robot,
por muy entendido y perfeccionado que fuese el mismo. Esa expre-sión facial de
nuestros semejantes que nos hace vibrar ante el confort de su mirada de
amistad, es impo-sible encontrarla en una máquina por muy perfeccionada que
esté, decimos, y admirable su presencia.
En la actividad turística este señalado trato personal,
hace milagros. Solo habría que recordar varios de los pasajes que nos han
ocurrido a través de nuestro singular recorrido por estos mundos del turismo,
para afianzarnos en esta idea. Una prueba evidente la hemos tenido
recientemente cuando en un vuelo Tenerife-Madrid.-Caracas, se nos ha extraviado
una maleta. Ante nuestra lógica reclamación a la compañía aérea transportista y
a la empresa plastificadora del equipaje, hemos tenido una respuesta excelente
por parte de la segunda. Una señorita de nombre Natalia – publicamos su nombre
como un justo reconocimiento – nos ha atendido con extremada dedicación por
medio del correo electrónico, consiguiendo al fin recuperar el equipaje perdido
después de unas largas gestiones. Un simple y pequeño ejemplo de cómo se pueden
utilizar las nuevas tecnologías en la comunicación, conjuntamente con el
insustituible trato personal. Indudablemente estas gestiones personales
utilizando las nuevas tecnologías, no las podía realizar un robot.
Nos viene a la memoria cierta ocasión - hace unos años –
cuando ante la famosa Casa de Miranda, en Puerto de la Cruz, frente mismo al
ayuntamiento, una pareja joven con dos pequeños escudriñaba un folleto mirando
hacia todos lados. Sin pensarlo mucho nos acercamos y las preguntamos si
podíamos ayudarlos. Un poco extrañados nos dijeron que estaban buscando un
restaurante típico. Mas extrañados todavía quedaron cuando les señalamos el que
tenía a sus espaldas… eran las 11 de la mañana y estaba todavía cerrado… Se
dieron a conocer, eran vascos, él concejal de no se que ayuntamiento…
Otra vez, nos llevamos tremendo rapapolvos cuando
intentado ayudar a un grupo de españoles de unas diez o doce personas, ante
estación de guaguas, de Puerto de la Cruz, también con un folleto es las manos
oteaban el horizonte hacía un lado y otro. Al preguntarle si podíamos ayudarles,
nos dijeron que buscaban la estación de autobuses. Como no había nada que
indicara que estaba cerrada y donde quedaban las guaguas, me dijeron de todo
menos bonito. Me tuve que identificar pues entendían que yo debía ser uno de
los responsables del estropicio. Al final no quedaron convencidos, pues no
entendían mi intervención si es que yo no tenía alguna responsabilidad en el
tema….
La presencia física de esas azafatas anfitrionas que
despliega EXCELTUR en sus bien organizados encuentros profesionales, en Madrid,
son un buen ejemplo de cómo hay que preparar a ese personal para que trasmitan
al ambiente la sensación placentera de una buena gestión y una atención
personalizada que se respira en todos sus actos. Muy lejos quedan aquellos
eventos que con pantallas sincronizadas, y señales luminosas, pretenden
sustituir ese halito de suficiencia que trasmite el personal entrenado y
especializado en las relaciones públicas en el mundo del turismo. ¿Quién no se
ha encontrado dentro de esas maravillosas ferias internacionales de turismo,
perdidos en el espacio sin tener a mano alguien que le informase? Son cientos
las veces que nos hemos acercado a estos despistados personajes – entre los
cuales non hemos encontrado muchas veces - para intentar ayudarles. Podíamos
contar infinidad de anécdotas sobre el particular, como hacemos durante nuestra
actividad educativa relacionada siempre con el turismo.
El aspecto negativo de todo este escenario, lo refleja en
la revista El Economista, el conocido comentarista, Niño Becerra. Sobre la
robotización del empleo actual, el economista destaca los avances brutales de
la última década mientras advierte que "diversos estudios demuestran que
más de un 45% de los puestos de trabajo actuales son propensos a sufrir automatización".
¿Qué sectores serían los más amenazados? Servicios, el sector ventas, la línea
administrativa y la línea de soporte. ¿Y los menos? Niño Becerra pone el
ejemplo de una enfermera, "muy difícil de sustituir por una máquina por el
trato humano que aporta".
Ocurre entonces que refiriéndonos a ese trato humano, un
día algo lejano en el Hotel Meliá Princesa, de Madrid, su veterano conserje,
miembro destacado de “Las Llaves de Oro”, nos consiguiera en apenas unas horas,
un smoking y todos sus aderezos, sin movernos de nuestra habitación, para poder
asistir a un acto al que habíamos sido invitados sorprendentemente. ¿Podrá
hacer esto alguna vez la nueva tecnología? Lo más probable es que sí, pero
¿Estaremos preparados para saber manejarla? He ahí el principal problema.
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