Antonio Alarcó
Sin ningún tipo de dudas, estamos
viviendo momentos complicados repletos de cambios que requieren de un completo
y minucioso análisis. El camino recorrido hasta ahora en el país y en la
política del país ha sido positivo gracias a todos los ciudadanos de todas las
ideologías por cuanto hemos librado una dura batalla en la que los grandes problemas
sociales hemos salido beneficiados todas y todos los ciudadanos, pero sin
permitirnos triunfalismo ni de pararnos a apreciar ni vivir de las rentas del
trabajo realizado. No nos lo podemos permitir. Queda mucho que hacer y muchas
personas pasándolo mal.
No es hora de discusiones y
reproches, sino más bien de diálogo y consenso que nos ayuden a todos a dar los
pasos necesarios para no echar por tierra lo logrado hasta ahora. Esto es
mérito de toda la ciudadanía. De todos los españoles y españolas, que han sido
los grandes impulsores de la recuperación de nuestro país y de su economía.
Para nosotros la política es
sentimiento y referencias. Hay que hacer un esfuerzo por hablar de estos dos
principios, porque de no hacerlo no se invierte la evidente curva de
degradación política, que no favorece a nadie sino a los antisistemas. Debemos
reinventar la política, acercándola al ciudadano y apostando, de una manera
decidida y real, por la transparencia y el deber de servir al ciudadano.
Nos guste o no, todos hemos tenido
que pasar por algún tipo de adversidad en cualquier ámbito y faceta de nuestras
vidas. Es ahí, ante estos contratiempos que puedan ocurrir, donde tenemos que
ser capaces de resistir y sobreponernos, y les aseguro que se puede. Claro que
se puede. Soy cirujano de profesión y conozco miles de casos que servirían como
ejemplo de lo que les hablo, y en algunos procesos se trata de procesos equiparables.
¿La clave?; La actitud positiva.
Esto se traduce en la habilidad de crecer, madurar e incrementar la competencia
de cara a circunstancias adversas de la vida, superarlas y salir de ellas
fortalecido e incluso transformado, como bien definió K. Gordon en 1996.
En eso consiste la resiliencia, en
la capacidad de las personas para sobreponerse a periodos de dolor emocional y
traumas. En este sentido, todos estamos expuestos a este tipo de adversidades,
nadie se libra de las desgracias porque el azar juega y mueve fichas por
nosotros, nos guste o no.
La sicología positiva habla de la
resiliencia como la entereza que va más allá de la resistencia y en donde se
establecen unas etapas: equilibrio que enfrenta a la tensión, el compromiso y
el desafío, la superación, la significación y la valoración, la positividad de
sí mismo, la responsabilidad de sí mismo y, por último, la creatividad. A pesar
de los acontecimientos, por muy malos que estos sean, nos permiten una
proyección de futuro en donde compromiso, control y reto van de la mano.
Compromiso, control y reto que algunos utilizamos de forma positiva para
aportar nuestro grano de arena a las circunstancias que nos ha tocado vivir y
que se contrapone con el empeño de otros en amargar a sus semejantes quizá por
algún complejo de inferioridad, porque no son capaces de realizar sus propios
proyectos o simplemente porque no conocen otra forma de vivir.
Por eso, los animo a ponerla en
práctica porque será una buena manera de construir desde la adversidad y
aprender de las dificultades y así seremos capaces de ver el lado positivo de
todo lo que nos ocurre. Recuerde que el optimista tiene siempre un proyecto; el
pesimista, una excusa. Intenten estar en el primer grupo… la vida será más apasionante.
Tenemos que reinventarnos.
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