José Melchor Hernández Castilla. Secretario
de la Asociación Wolfgang Köhler
La
Política se define como una ciencia que trata del gobierno o la dirección de
los estados, las ciudades o las colectividades en general. Pero no se puede
hablar de política, en nuestra actual democracia, sin nombrar a los partidos
políticos, que se conceptualizan como asociaciones de ciudadanos con ideología
común o intereses comunes que, mediante una organización, tratan de influir en
la vida política.
Los
Partidos políticos suelen tener una organización piramidal, donde el poder de
los mismos cae en unas cuantas personas. Los partidos políticos son los que
dirigen la política o asuntos públicos de un país.
¿Pero
un partido político a nivel local funciona de un modo similar al partido a un
nivel superior? La respuesta es no, el partido político local suele ser menos
democrático, y la concentración de poder suele estar en una, en dos o en tres
manos.
En
Canarias, 1/3 de la población en edad de trabajar no lo hace porque no existe trabajo para
cubrir toda la demanda. Por eso, meterse en un partido político, con
posibilidades de gobernar es una buena opción para conseguir trabajo remunerado.
Cuando un partido político gobierna, tiene mayor facilidad para que sus
afiliados y simpatizantes consigan un trabajo, ya sea a través de una
contratación directa, de una concesión, de una empresa pública, o algún tipo de
convenio que el ayuntamiento suscriba.
Del
mismo modo, algunos concejales también se encuentran en la misma tesitura, y se
garantizan un buen sueldo simplemente dejando su voluntad en manos de las
personas que les han dado dicha oportunidad. Otro caso aparte, son los
alcaldes, los cuales, suelen tener un estatus mayor, y buscan otros desafíos,
más allá del empleo, que pueden ser de los más variados: mejorar su estatus
social, concentrar el poder municipal, mimar el comercio local durante todo el
año, cuidar el casco histórico de la ciudad, crear un nuevo plan general de
ordenación urbana con intereses creados, entre otros.
Desde
nuestro punto de vista, la persona más sensible de un ayuntamiento es el
alcalde. Es una persona expuesta a muchas presiones de todo tipo, y puede verse
tentado a pensar que “es el propietario del municipio”, ya que entrega su vida
al municipio, y por tanto, “puede hacer su santa voluntad”. Cuando eso sucede,
el alcalde pasa de ser un servidor del ciudadano para convertirse en un ser
huraño, y entonces sólo unos pocos estarán en condiciones de gozar de los
beneficios de su mandato.
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