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martes, 30 de septiembre de 2025

LAS PRIMERAS FIESTAS DE LA VERA – 1940

José Peraza Hernández

Homenaje en líneas

En el barrio de La Vera, en el norteño valle de Tenerife, perteneciente a la ciudad turística de Puerto de la Cruz, se celebran fiestas desde tiempos antiguos. Primero en honor al Santo Madero y, más tarde, dedicadas a Nuestra Señora la Virgen de Candelaria, patrona que sigue siendo hoy el corazón de las celebraciones.

Las primeras fiestas documentadas en La Vera se celebraron en 1940, en la capilla de la Cruz del Rayo, situada en la carretera general Santa Cruz–Buenavista del Norte. Cada 3 de mayo, Día de la Cruz, todo el barrio se volcaba en su preparación. La carretera se adornaba con enrames de plumas forradas con hojas de palmera, coronadas por banderas en sus puntas. De cada pluma colgaban papelillos de vivos colores, formando banderines que unían extremo con extremo, creando un ambiente festivo y luminoso. La Cruz, por su parte, era engalanada con flores, siempre con gran esmero y cariño.

Los vecinos levantaban ventorrillos improvisados con bidones de aceite vacíos llenos de piedras, tablones de madera y sacos que delimitaban el espacio. Allí se asaban pinchitos, se servía carne, pan y vino, y no faltaba la música que sonaba por altavoces acoplados a las enramadas. Grupos de amigos se reunían para cantar y tocar la guitarra, mientras vecinos y transeúntes disfrutaban del ambiente. Estas fiestas se celebraron hasta 1959, cuando tuvieron que suspenderse debido al aumento del tráfico rodado en la carretera.

En los años siguientes, también otros lugares cercanos comenzaron a celebrar la fiesta del Santo Madero cada 3 de mayo: La Higuerita (desde 1952), La Cruz del Risco, La Casa Azul y Calle Nueva.


Paralelamente, los vecinos de La Vera solicitaron al Obispado la creación de una parroquia, pues hasta entonces debían trasladarse a Puerto de la Cruz, La Orotava o Los Realejos para poder asistir a misa. El 25 de julio de 1953 se celebró la primera liturgia en la casa particular de don Indalecio y doña Clotilde. Gracias a la generosidad del vecindario, se inició la construcción del templo parroquial, cuya primera piedra se colocó el 14 de noviembre de 1954. El templo fue bendecido seis años más tarde, el 10 de abril de 1960, Domingo de Ramos. A partir de entonces, las fiestas comenzaron a celebrarse bajo la advocación de la Virgen de Candelaria, “La Morenita”.

Aunque el templo se inauguró, las obras continuaron varios años más, sostenidas por rifas y aportaciones vecinales. Todo el barrio colaboró hasta verlo terminado.

Hoy, al mirar atrás, queda claro que aquellas generaciones dejaron un legado imborrable. Es justo reconocer a todas las personas que, con trabajo, fe y entusiasmo, hicieron posible estas fiestas, desde los primeros presidentes hasta quienes ya no están entre nosotros, pero permanecen en la memoria colectiva.

Tampoco se puede olvidar a la juventud que, junto al párroco don Pedro González Mesa y don Esteban Fariña Yanes, trabajaron incansablemente en la organización de las fiestas y en la vida parroquial. De ese esfuerzo nació el “Club Nueva Fuerza”, fundado el 1 de octubre de 1972. Aquellos jóvenes formaban una auténtica familia: crearon un coro que no solo cantaba en la iglesia, sino también en pueblos vecinos; realizaron obras de teatro, organizaron actividades en las fiestas patronales y hasta formaron su propia rondalla. En Carnaval, su comparsa “Los Chacareros” participaba en certámenes y aparecían en algunos artículo en la prensa local gracias al maestro y periodista don Benjamín Afonso Padrón.

Fueron años difíciles, pero llenos de entrega, creatividad y unión vecinal. Aquellos muchachos y muchachas trabajaron por el barrio, por la iglesia y por sus tradiciones, dejando huellas imborrables que aún hoy se recuerdan.

Tengo que decir que, merecen ser reconocerlos con estas líneas, antes de seguir trabajando por el nuevo libros, sobre “Las primeras fiesta y sus gente”. He creído y he decidido, homenajear a todos en general, por ese buen hacer. Cosa que, a mí entender se lo tienen más que merecido. Como dice el refrán: “nunca es tarde si la dicha es buena”.

¡Mis felicitaciones a todos ellos por ese buen hacer! 

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