Esteban Domínguez
Después de la Romería primera del año en honor a San
Antonio Abad, celebramos las fiestas, siguientes. Ahora nos toca San Vicente,
próximamente San Sebastián, y seguidamente entramos en Carnavales. Como viene
siendo tradicional y costumbre.
Las Fiestas de San Vicente, las celebramos como es
tradicional y costumbre, con el traslado desde la parroquia Matriz de la
Concepción del Realejo de Abajo, con el traslado del Pendón del municipio, en
una procesión cívica-religiosa, acompañada de la Venerable Hermandad de
Santísimo, el Alcalde don Manuel Domínguez, y el pleno municipal, además de
otras autoridades, civiles y religiosas desde el citado templo parroquial,
hasta llegar al Barrio de San Vicente.
Una vez allí,
comenzará la eucaristía, en la cual se dan cita varios sacerdotes de las
parroquias cercanas, y como viene siendo costumbre.
He intentado informarme si asistirá el Obispo Nivariense,
pero nadie sabe nada. De cualquier manera, los actos religiosos como es
tradicional y costumbre, no se dejaran de celebrar, ya que es una promesa que
hace cerca de cuatro siglos hizo nuestros vecinos por aquella terrible
enfermedad de la “Peste de Landres”.
Terminada la Eucaristía, se procederá a la a procesión de
costumbre por las calle cercanas a su histórica Ermita. Concluida la misma se
dará como viene siendo costumbre a dar a besar la reliquia de Santo.
De los actos
populares, los desconozco, por consiguiente no quiero comentar algo que no
estoy informado, a pesar que lo he intentado. Unos días después se celebrará
los actos religiosos en honor a San Sebastián.
Terminado el mes de enero, ya están a la vuelta de la
esquina los “carnavales”, otra vieja tradición que se recuperó gracias el
Centro de Iniciativas Turísticas, y que posteriormente, pasó al área de fiestas
del Ayuntamiento de Los Realejos.
El cartel de las mismas ya está en la calle, y en él,
veremos los actos programados, que no han variado, que las restricciones
económicas actuales, así lo exigen.
En definitiva, al
parecer nuestros políticos actuales, quieren de alguna manera, conservar
nuestras tradiciones, aunque no todas, porque algunas se realizan con el
esfuerzo de nuestros ciudadanos, y un pueblo que no guarda nuestras costumbres
y tradiciones, en un “pueblo muerto”.
En el ánimo de
todos está, mantener nuestras legendarias costumbres, por lo tanto, acudir a
San Vicente, fiesta de ámbito local, es casi una devoción personal de nuestros
habitantes y representaciones religiosas, políticas y vecinales.
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