José Peraza Hernández
Como pueden comprobar en
esta imagen, que les hará retroceder a los años de la niñez, es verdad que, son
algunas generaciones.
En aquellos tiempos
pasados, en las fiestas, iban colocándose en ambos lados de la calle, las
turroneras, chiringuitos variados, de variedades de turrones, etc. Pero en el
caso que me ocupo hoy, es sobre el carrito de las almendras garrapiñadas.
En noche pasa, salí a dar
una vuelta, y despejar la mente, en estos días navideños, desplazándome a la
Villa Alcampo, como al Trompo. El que haya estado sabe que el lugar es un
pueblo, la pena es que es mortal tanto su entrada como su salida. Donde este es
otro tema. Donde me fije que había mucho están, de variedad, de ellos, tanto de
artesanía, bisutería, tipos de variados de verlas etc. Pero observe que se encontraba
en un lado un carrito de hacia almendras garrapiñadas, lo que me hizo recordar
ese olor, una sanción, un recuerdo a esa niñez, y hable con el joven sobre las
mencionada almendras. También podemos ver la variedad, de pilurines, chupas como chupetes. Golosinas variadas
El tenía su carrito en
un lado, realizando su trabajo, atendiendo al público, le pregunte por la
tradición, de donde le venía el hacer las almendras garrapiñadas. –Me dijo, que
si yo conocía a los “Sevillas”, le dije que no. – Me dijo que él era hijo de
Manuel Asenjo Sánchez y su madre era Blanca Estévez Rodríguez. Quienes desde
antes de nacer sus padres iba buscándose la vida en fiesta en fiesta, de este
matrimonio hubo un fruto de 6 hijos, y el único que tomo el oficio fue él, quien
se llama de Manuel Asenjo Estévez. Lo mismo hace él, buscando se la vida, dice
que lleva ya casi 39 años con el recuerdo de sus padres y el olor de las
garrapiñadas. Felicidades, que tengas unas felices fiestas.
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