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sábado, 2 de enero de 2016

LA MEMORÍA DE LA NIÑEZ


José Peraza Hernández

Como pueden comprobar en esta imagen, que les hará retroceder a los años de la niñez, es verdad que, son algunas generaciones.


En aquellos tiempos pasados, en las fiestas, iban colocándose en ambos lados de la calle, las turroneras, chiringuitos variados, de variedades de turrones, etc. Pero en el caso que me ocupo hoy, es sobre el carrito de las almendras garrapiñadas.


En noche pasa, salí a dar una vuelta, y despejar la mente, en estos días navideños, desplazándome a la Villa Alcampo, como al Trompo. El que haya estado sabe que el lugar es un pueblo, la pena es que es mortal tanto su entrada como su salida. Donde este es otro tema. Donde me fije que había mucho están, de variedad, de ellos, tanto de artesanía, bisutería, tipos de variados de verlas etc. Pero observe que se encontraba en un lado un carrito de hacia almendras garrapiñadas, lo que me hizo recordar ese olor, una sanción, un recuerdo a esa niñez, y hable con el joven sobre las mencionada almendras. También podemos ver la variedad, de pilurines, chupas como chupetes. Golosinas variadas



El tenía su carrito en un lado, realizando su trabajo, atendiendo al público, le pregunte por la tradición, de donde le venía el hacer las almendras garrapiñadas. –Me dijo, que si yo conocía a los “Sevillas”, le dije que no. – Me dijo que él era hijo de Manuel Asenjo Sánchez y su madre era Blanca Estévez Rodríguez. Quienes desde antes de nacer sus padres iba buscándose la vida en fiesta en fiesta, de este matrimonio hubo un fruto de 6 hijos, y el único que tomo el oficio fue él, quien se llama de Manuel Asenjo Estévez. Lo mismo hace él, buscando se la vida, dice que lleva ya casi 39 años con el recuerdo de sus padres y el olor de las garrapiñadas. Felicidades, que tengas unas felices fiestas.

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