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sábado, 9 de enero de 2016

AMIGOS EN EL RECUERDO: RICARDO TAVIO PEÑA

Antonio-Pedro Tejera Reyes
Una muy querida amiga de esta entrañable América, nos decía que nos encontraba una expresión triste y melancólica, en una fotografía que le enviamos hace pocos días, de la reunión a la que asistimos en Santa Cruz de Tenerife, con un grupo de ex alumnos de mi Escuela de Turismo de Tenerife, con motivo de cumplirse los 50 años de su inauguración. No debería estar descaminada, cuando en varias ocasiones durante este encuentro, nuestros recuerdos volaban hacia la figura tristemente ausente de uno de los principales organizadores de estos admirables encuentros: Ricardo Tavío Peña.
Con la oportunidad del cumplimiento de dos años de su lamentable fallecimiento, es justo que publi-quemos lo que en aquella triste ocasión dimos a la letra impresa como homenaje póstumo a nuestro querido amigo. Va a continuación.  
“Con esa desagradable sorpresa que nos llega hoy a cada momento, acabamos de leer en el digital del periódico EL DIA, el fallecimiento de nuestro querido amigo Ricardo.
Se que serán muchos los que notarán su ausencia, pero queremos referirnos a ese grupo selecto que casi todos los años nos reuníamos alrededor de una comida para reencontrar nuestra vieja amistad sellada por pertenecer todos ellos a la primera promoción que estudió la carrera de Técnico de Empresas Turísticas, en nuestra recién fundada Escuela de Turismo de Tenerife, allá por el año 1965 del pasado siglo. Ricardo era uno de los principales promotores de este encuentro y, junto a él, su hermano Luis, y varios de los componentes de esa señalada promoción, disfrutamos del último de ellos en un típico restaurante de Santa Cruz, en la Calle Dr. Allart.
Conocimos a Ricardo en ese mismo año 1965, cuando abandonó los estudios que iniciaba en Las Pal-mas de Perito Industrial, para venir a matricularse en nuestro centro y estudiar turismo. Siguió estu-diando turismo toda su vida.

Ricardo Tavío Peña, en sus tiempos de estudiante de turismo.

En nuestros tiempos como delineante en Obras Públicas, tuvimos ciertos contactos con su padre al que le realizamos algunos trabajos, con él que hablamos mucho del sur y de su porvenir. El gigante guanche José Antonio Tavio, era un gran empresario.
Quizás este conocimiento familiar sería el motivo de que le prestáramos una especial atención a Ricardo y a su  hermano Luis,, convirtiéndoles, sobre todas las cosas, en unos excelentes amigos que lo refrenda el que, con los muchos años a cuestas, siguiéramos los pasos unos del otro, reuniéndonos en ese encuentro señalado desde hace muchos años atrás, como indicamos anteriormente.
Nos llamó la atención desde sus comienzos a estudiar, su innegable interés por el turismo y su voca-ción por todo lo que fuese relacionado con su desarrollo. Líder de cuantas iniciativas se produjeron en aquella memorable promoción fue uno de los organizadores principales de la primera actuación de Los Sabandeños en el Teatro Guimerá de Santa Cruz, ofrecida para recaudar fondos para el viaje de fin de carrera de su promoción. Así mismo, fue un auténtico paladín en la organización, también en esos años, del I Festival Folklórico del Atlántico que celebramos en el Parque San Francisco de Puerto de la Cruz. Era una constante en cualquier acontecimiento que se nos ocurriese organizar.
Fueron largas y fructíferas las conversaciones que tuvimos con él, cuando ostentaba la titularidad del Patronato de Turismo. Allí, en esas oficinas, disfrutamos de su gentil trato y recordamos las fiestas de carnaval que organizaba su promoción, con elección de reina incluida, y que junto a él pasamos recordados ratos que muchísimos ellos tenemos ya pasados desde películas Super 8, a discos  CD, donde están las imágenes de las visitas turísticas que realizamos en aquellas épocas por toda la geogra-fía de la isla, La Palma, Las Palmas, Fuenteventura y Lanzarote…
Decenas de anécdotas podíamos contar de este Hijo Ilustre de Tenerife del que tenemos el sano orgullo de haber sido su amigo y de haber podido ofrecerle unos estudios de turismo que, pese a las enormes dificultades de aquellos tiempos, le sirvieron para escalar los más importantes puestos políticos en la regidoría del turismo insular. Hay una de ellas que es justo recordemos aquí y que dice mucho del valor de este personaje: cuando fue a hacer las prácticas que instauramos en la Escuela de Turismo, al Hotel Mencey, el recordado amigo director del mismo Adolfo Mathías Gil, le dijo que al siguiente día viniese con unas cholas que el delantal se lo darían en el hotel para comenzar por la cocina. Ricardo no se inmutó. Cumplió he hizo sus prácticas como el que mas.
De fina ironía, y un sentido muy arraigado de la amistad, su amena conversación era siempre signada por el conocimiento que había adquirido en el trascurso de los años de su vinculación al mundo del turismo, tanto desde el punto de vista empresarial como  del político.
Sabemos que serán muchas líneas las que se escribirán sobre este prestigioso personaje del turismo, pero no queremos dejar de mostrar nuestro sentir por la pérdida del querido amigo, hoy en nuestro recuerdo como un símbolo de toda una vida dedicada a lo que fue su vocación: el turismo.
Descanse en paz Ricardo, y para Luis, en mayor de mis abrazos.” 

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