Antonio-Pedro Tejera Reyes
Una muy querida amiga de esta entrañable América, nos
decía que nos encontraba una expresión triste y melancólica, en una fotografía
que le enviamos hace pocos días, de la reunión a la que asistimos en Santa Cruz
de Tenerife, con un grupo de ex alumnos de mi Escuela de Turismo de
Tenerife, con motivo de cumplirse los 50 años de su inauguración. No debería
estar descaminada, cuando en varias ocasiones durante este encuentro, nuestros
recuerdos volaban hacia la figura tristemente ausente de uno de los principales
organizadores de estos admirables encuentros: Ricardo Tavío Peña.
Con la oportunidad del cumplimiento de dos años de su
lamentable fallecimiento, es justo que publi-quemos lo que en aquella triste
ocasión dimos a la letra impresa como homenaje póstumo a nuestro querido amigo.
Va a continuación.
“Con
esa desagradable sorpresa que nos llega hoy a cada momento, acabamos de leer en
el digital del periódico EL DIA, el fallecimiento de nuestro querido amigo
Ricardo.
Se
que serán muchos los que notarán su ausencia, pero queremos referirnos a ese
grupo selecto que casi todos los años nos reuníamos alrededor de una comida
para reencontrar nuestra vieja amistad sellada por pertenecer todos ellos a la
primera promoción que estudió la carrera de Técnico de Empresas Turísticas, en
nuestra recién fundada Escuela
de Turismo de Tenerife, allá por el año 1965 del pasado
siglo. Ricardo era uno de los principales promotores de este encuentro y, junto
a él, su hermano Luis, y varios de los componentes de esa señalada promoción,
disfrutamos del último de ellos en un típico restaurante de Santa Cruz, en la Calle Dr. Allart.
Conocimos
a Ricardo en ese mismo año 1965, cuando abandonó los estudios que iniciaba en
Las Pal-mas de Perito Industrial, para venir a matricularse en nuestro centro y
estudiar turismo. Siguió estu-diando turismo toda su vida.
Ricardo Tavío Peña, en sus
tiempos de estudiante de turismo.
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En
nuestros tiempos como delineante en Obras Públicas, tuvimos ciertos contactos
con su padre al que le realizamos algunos trabajos, con él que hablamos mucho
del sur y de su porvenir. El gigante guanche José Antonio Tavio, era un gran empresario.
Quizás
este conocimiento familiar sería el motivo de que le prestáramos una especial
atención a Ricardo y a su hermano Luis,,
convirtiéndoles, sobre todas las cosas, en unos excelentes amigos que lo
refrenda el que, con los muchos años a cuestas, siguiéramos los pasos unos del
otro, reuniéndonos en ese encuentro señalado desde hace muchos años atrás, como
indicamos anteriormente.
Nos
llamó la atención desde sus comienzos a estudiar, su innegable interés por el
turismo y su voca-ción por todo lo que fuese relacionado con su desarrollo.
Líder de cuantas iniciativas se produjeron en aquella memorable promoción fue
uno de los organizadores principales de la primera actuación de Los Sabandeños en
el Teatro Guimerá de Santa Cruz, ofrecida para recaudar fondos para el viaje de
fin de carrera de su promoción. Así mismo, fue un auténtico paladín en la
organización, también en esos años, del I Festival Folklórico del Atlántico que
celebramos en el Parque San Francisco de Puerto de la Cruz. Era una constante
en cualquier acontecimiento que se nos ocurriese organizar.
Fueron
largas y fructíferas las conversaciones que tuvimos con él, cuando ostentaba la
titularidad del Patronato de Turismo. Allí, en esas oficinas, disfrutamos de su
gentil trato y recordamos las fiestas de carnaval que organizaba su promoción,
con elección de reina incluida, y que junto a él pasamos recordados ratos que
muchísimos ellos tenemos ya pasados desde películas Super 8, a discos CD, donde están las imágenes de las visitas
turísticas que realizamos en aquellas épocas por toda la geogra-fía de la isla,
La Palma, Las Palmas, Fuenteventura y Lanzarote…
Decenas
de anécdotas podíamos contar de este Hijo Ilustre de Tenerife del que tenemos
el sano orgullo de haber sido su amigo y de haber podido ofrecerle unos
estudios de turismo que, pese a las enormes dificultades de aquellos tiempos, le
sirvieron para escalar los más importantes puestos políticos en la regidoría
del turismo insular. Hay una de ellas que es justo recordemos aquí y que dice
mucho del valor de este personaje: cuando fue a hacer las prácticas que
instauramos en la Escuela
de Turismo , al Hotel Mencey, el recordado amigo director del
mismo Adolfo Mathías Gil, le dijo que al siguiente día viniese con unas cholas
que el delantal se lo darían en el hotel para comenzar por la cocina. Ricardo no
se inmutó. Cumplió he hizo sus prácticas como el que mas.
De
fina ironía, y un sentido muy arraigado de la amistad, su amena conversación
era siempre signada por el conocimiento que había adquirido en el trascurso de
los años de su vinculación al mundo del turismo, tanto desde el punto de vista
empresarial como del político.
Sabemos
que serán muchas líneas las que se escribirán sobre este prestigioso personaje
del turismo, pero no queremos dejar de mostrar nuestro sentir por la pérdida
del querido amigo, hoy en nuestro recuerdo como un símbolo de toda una vida
dedicada a lo que fue su vocación: el turismo.
Descanse
en paz Ricardo ,
y para Luis, en mayor de mis abrazos.”
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