Evaristo Fuentes Melián
LO BELLO
El jueves 24 de julio estrené
el tramo de 12 Km de autovía del anillo
insular, entre Icod de los Vinos y El Tanque. Es una obra modélica en su género
(valga el tópico), véanse las fotos de
los periódicos tinerfeños del mismo jueves 24.
Los hormigones tienen un aspecto inmejorable. El diseño de pequeños
túneles adaptados al paisaje es ejemplar, aunque habrá que esperar a que llueva
torrencialmente para observar el comportamiento del relleno de taludes en
alguno de los puentecillos. También hay
un túnel grande de más de 1.200 metros, todo iluminado. Con el paisaje, cuando
está despejado, se queda uno abobado con el Padre Teide encima mismo. Es un
paisaje impresionante, pero ¡cuidado conductores y choferes!, en evitación de
accidentes no se ensimismen ni atonten
ustedes bajo el volcán más alto de España, colocado allí por Dios y /o Madre
Natura.
En fin: una gozada, que
termina a un centenar de metros del edificio Ayuntamiento de El Tanque, proyecto
que realizó hace casi cuarenta años un arquitecto amigo mío.
LO FEO
Entré al Ayuntamiento tanquero
y me quise servir del inodoro, vulgo retrete. Y luego saludé al aparejador municipal, un chico
joven, treintón, y le dije que el retrete estaba atascado, y no por mi culpa…Me
contestó que llamaría enseguida al desatascador.
En efecto, el WC estaba
atascado antes de yo llegar, pero no tanto como un caso que me contaron de unos
vecinos de la comarca de Acentejo. Son varios hermanos que están peleados por
cuestiones de herencia (como suele pasar), que tienen la misma ‘mina’ (pozo absorbente)
común para todas sus viviendas. Uno de ellos quería conectar a dicha ‘mina’
común las aguas negras (léase caca) de un nuevo retrete que puso en su casa, pero
otro de sus hermanos se lo impidió taponándole el extremo del tubo que bajaba y
pasaba por su huerta (lo que en las zonas rurales llaman ‘un cachito’, aunque a
veces son varias hectáreas), de modo que la mierda (dejémonos de eufemismos) rebotaba
y regresaba alborotada a la taza del retrete de marras. Estos escatológicos y
sucios conflictos familiares siguen ocurriendo, hoy en día, en pleno siglo XXI,
aunque parezca mentira. Ya en el juzgado el pleito correspondiente, al preguntarle
el juez al que taponó el bajante por qué lo había hecho, éste lo negó, contestándole con evasivas, incoherencias y la socarronería típica de
nuestras comarcas rurales.
¡Amén Jesús!
Espectador
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