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domingo, 13 de julio de 2014

LAS FIESTAS DE JULIO, EN EL PUERTO DE LA CRUZ, EN AQUELLOS AÑOS, IDOS, DE MI JUVENTU, (I)

Agustín Armas Hernández

…<<Aquí en el Puerto de la Cruz, nací yo, en una casa cuyo mirador estoy viendo ahora mientras escribo, tan alto casi como la torre de la iglesia. Aquí, por estas calles, callejones y callejas he correteado y palan quineado hasta los doce años, como lo hace ahora mi hijo. Es un pueblo que tuvo, como yo, su historia. Que vive, como yo, también de recuerdos. El mar le canta y le arrulla diariamente como una madre a un niño inválido, y de noche le cuenta, con voz de trueno, cuentos de brujas, trasgos y cosas de Tócame Roque que hacen más silencioso y duro el sueño >>.

Otro salto en el tiempo de 365 días nos devuelve el mes de julio… días, meses, años, en nuestro cotidiano bregar, monótona y paulatinamente, pasó a paso, nos acercan a la jubilación y el finiquito definitivo.



Más no seamos pesimistas. El mes de julio, como todos los de cada año, nos trae a los portuenses lo bueno, lo reparador, lo reconfortadle. O lo que es lo mismo, las fiestas de nuestra querida cuidad turística que, en honor al Gran Poder de Dios y de la Santísima Virgen del Carmen, se celebran dicho mes. No hay nada en el mundo que sea más necesario al cuerpo humano que el nutrirlo, a tiempo, en lo material y en lo espiritual. O sea, cuidarlo en lo físico y psíquico.

Las fiestas mayores del Puerto de la Cruz nos son propicias, a los portuenses, para regenerar nuestro ser, algo desvirtuado y abandonado a lo largo de todo el año. Días de fiesta, ocio y prácticas religiosas nos fortalecen el cuerpo y el alma. Asistir a los actos lúdicos y a la eucaristía  nos son obligatorios a los portuenses y aconsejables a todos los foráneos que nos visitan estos días con motivo de celebrar nuestra cuidad su fiesta principal. Por lo tanto conviene no olvidemos que: hoy estamos aquí y mañana no. Prepararse bien en lo espiritual es lo esencial. Dejar rezagado lo material y superfluo es lo más acertado.

Después de esta breve introducción por mi parte, entremos a destacar los principales actos que se programaron en las fiestas mayores del Puerto de la Cruz en el año 1955. El año pasado quedó impreso en las páginas de este mismo rotativo El Día lo más sobresaliente de lo acaecido en la hoy Ciudad Turística de Canarias, a lo largo del año 1954, dentro y fuera de sus fiestas.

Del programa de las fiestas de julio de 1955, de cuya década, cada año nos venimos ocupando, he extraído como primicia a mi articulito la misma introducción que aparece en el programa editado aquel año.  Su autor es el eximio escritor hijo de este Puerto de la Cruz don Agustín Espinosa García 1897-1939. Al leer este bonito texto nos damos cuenta de que dicho intelectual portuense lo escribió años atrás. O sea, antes de la fecha en que fue publicado en el aludido folleto. Por lo tanto, es evidente que la comisión de fiestas de aquel año quiso editarlo en honor a tan dignísimo doctor de las letras.

Entre nostalgias y recuerdos de tiempos idos, vivía el joven y malogrado escritor, fallecido cuando solo contaba con 42 años de edad, al regresar a su pueblo después de una larga ausencia. En ese entonces el Puerto de la Cruz, estático, aletargado, solo soñaba con su historia pasada, prospera y opulenta (siglos XVII-XVIII), cuando su puerto y comercio eran los más importantes de Canarias.

Las primorosas y famosas fiestas del Puerto de a Cruz celebradas el año 1955 se efectuaron los días 8, 9,10 y 12 de julio.

Actos religiosos                                                                                                 

Los actos religiosos que se realizaron en honor del Gran Poder de Dios y de la Santísima Virgen de Carmen fueron los siguientes:

Días 6,7 y 8, a las 9 de la noche, solemne triduo a la venerada imagen  del Gran Poder de Dios. El día 8, a las 6 de la mañana, rosario de la aurora y a continuación misa cantada con comunión general. En estas funciones la sagrada cátedra estuvo ocupada por el párroco de la iglesia de Santo Domingo, de La Laguna, don José García Pérez. El domingo día 10, festividad  del Gran Poder de Dios: a las 11 de la mañana, solemne función religiosa con vestuario de honor de la venerada imagen, cantando la misa la Coral Polifónica con acompañamiento de orquesta, bajo la dirección de don Enrique Orti Riba. Ocupo la sagrada cátedra el ahora desaparecido y muy querido reverendo padre Luis María de Eguiraum, S.J. a las 8.30 de la noche, magna procesión del Gran Poder de Dios recorriendo las calles de costumbre. A su paso, quema de fuegos artificiales, y a la entrada exhibición pirotécnica a cargo del prestigioso artista portuense don Juan Pacheco Delgado, ahora fallecido. A esta solemne procesión concurrieron las bandas de música del Regimiento de Infantería y la de este Puerto de la Cruz.

Lunes Día 11, dedicado también al Gran Poder de Dios: a las 10 de la mañana, como costumbre, función religiosa de gala, en la que actuó el orador y capilla del día anterior; a su término salió suntuosamente en procesión la venerada imagen,  que hizo el recorrido acostumbrado. Dicho evento fue presidido por las autoridades eclesiásticas y civiles, concurriendo, como el día anterior, la banda de música de Regimiento de Infantería.

El martes día 12 estuvo dedicado a la Santísima Virgen del Carmen. Al amanecer de este día aparecieron engalanados el muelle y barrio marinero de Mequínez, también terminado el artístico arco donde se entroniza la Santísima Virgen del Carmen al llegar al muelle, antes y después de la procesión marítima. Dicho trono se confecciono con utensilios marítimos. El citado día 12 comenzaron los actos litúrgicos en honor de a la Santísima Virgen, patrona de los pescadores portuenses, a las 10.30 de la mañana. La sagrada cátedra fue ocupada por el párroco de la iglesia de Santo Domingo, de La Laguna, don José García Pérez, actuando la misa capilla de días anteriores. A las 7 de la tarde comenzó la procesión de a la Santísima Virgen de Carmen hasta el muelle pesquero. Fue llevada a hombros por marinos portuenses, los cuales también la pasearon, en barca, por todo el litoral costero. A la sagrada imagen la acompañaron, también, las autoridades, hermandades y banda de música. Siendo escoltada además por infinidad de embarcaciones engalanadas con banderitas y palmeras. Al regresar a tierra, después del paseo marítimo y terrestre, se le ofreció  a la Santísima Virgen del Carmelo, en la dársena,  una exhibición de fuegos artificiales. Concluyendo la procesión con entrada triunfal en el templo, alrededor de las 12 de la noche.

Actos culturales

El viernes día 8, a las 7 de la tarde, tuvo lugar en el Instituto de Estudios Hispánicos la apertura de la Exposición del XXXVII Salón de Humoristas del Circulo de Bellas Artes de Madrid, y la de documentos al pasado del Puerto de la Cruz.

Ese mismo día, a las 10 de la noche, fue la presentación, en el teatro Topham, de la Coral Polifónica Portuense, bajo la dirección del profesor don Alfonso Temes Diéguez. La presentación la hizo el escritor y crítico musical don Álvaro Martín Díaz (Almadi). En el importante evento actuó, también, la agrupación musical <<Eslava>>, de la Villa de la Orotava, dirigida por don Gustavo Dorta Hernández. En el mismo acto participo, además, un selecto conjunto del Conservatorio Profesional de Música de Santa Cruz de Tenerife.

A las 10 de la mañana del día 10 tuvo lugar, en la pila de la Plaza del General Franco (Plaza del Charco) el tradicional concurso de barquitos en miniatura. La comisión. Queriendo realzar este número festero, estableció varios premios que fueron concedidos por un jurado competente.

Actos deportivos

Ese mismo día y hora, en el castillo de San Felipe, concurso de tiro al plato entre representantes del Puerto de la Cruz, Santa Cruz y Las Palmas.

A esa misma hora en el Estadio el Peñón, se efectuó la gran <<Jinkhana>> motorista, organizada por el Real Moto Club de Tenerife.

Otros muchos acontecimientos religiosos, culturales y deportivos se programaron en las fiestas de julio de aquel año 1955 pero como se haría demasiado largo en relatarlo e este espacio limitado, lo dejamos para propicia ocasión.

<<Los años nos han ido empujando hasta el final del camino>. Este pasaje esta tomado del lindo escrito que, entre otros también esplendidos, aparece en el programa de las fiestas del Puerto de la Cruz del año 1955. Su título: <<Estampa lirica del Puerto de la Cruz>>. Su autor: don Benjamín Afonso Padrón. Sí, señor, y sin quererlo, también los años nos van borrando de la mente gratos recuerdos de vivencias pasadas. Este es el objetivo que me he propuesto: el recordar tiempos idos. O sea, que afluyan nuestra mente, gracias a los programas de las fiestas que me cede amablemente don Andrés Carballo Real, aquellos acontecimientos que, por haber transcurrido largos años, teníamos olvidados.

Mencionamos a continuación a los otros escritores que, con sus respectivos escritos, tanto engrandecieron y enriquecieron el programa aquel año editado. Sus escritos fueron, en su día, deleite y placer de cuantos les leyeron. Helos a continuación: don Antonio Ruiz Álvarez. Titulo de su artículo: <<La elección de Alcalde Real en el año 1706>>. Magnifico escrito sobre la historia del Puerto de la Cruz. Don Francisco Pérez Correa. Titulo: <<Tabernas del Puerto>>. Trabajo sobre las tabernas, en aquel entonces ubicadas en el entorno del muelle pesquero portuense. Don Benigno Carballo Wangüemert. Titulo: << El Puerto de la Cruz en 1862>>. Estupendo trabajo sobre la vida pasada de este pintoresco lugar, sus habitantes, costumbres y medios de subsistencia. Su autor lo ha tomado del libro: <<Viaje descriptivo a las Islas Canarias>>. Don Diego Palenzuela Pérez. Nombre del escrito: <<Ora y ríe mi pueblo>>. Veámoslo íntegramente:

<<Doblamos la hoja-portada de Baeza y pasamos a analizar el programa festero local, que en esta otra versión anual nos anticipa gráficamente lo que por orden cronológico se ofrece a la sensibilidad propincua y extraña en las próximas jornadas de arrobamiento venerante y de alegría sana y bulliciosa, en sus dos expresiones de índole religiosa o profana, que compendian la sensibilidad y definen con clarividencia el carácter singular de nuestro bello pueblo. Una vez más, nuestras calles se poblaran de múltiples heterogéneas y entre ellas harán un recorrido impresionante las veneradas imágenes del Gran Poder de Dios y Nuestra Señora  del Carmen.

Días de nostalgia y recuerdos gratos para aquellos portuenses que, buscando más amplios horizontes económicos, se diseminaron por la inmensidad prometedora de la joven América; por tierras que hollaron las huestes de Cortés, Pizarro, Mendoza, Lozada,… en épocas de luchas y evangelización y donde a través de los años, surgieron hombres como Bolívar, Martí y Belgrado, entre otros, que fueron creando nacionalidades, independizando pueblos que llevan en su entraña el coraje, la hombría e hidalguía de estirpe hispánica.

Días de recuerdo también para las madres, esposas, hijos y hermanos de aquellos que partieron y que establecidos desde las praderas canadienses hasta los confines inhóspitos de las Tierras de Fuego, luchan con los sinsabores de la dura separación familiar, en pro de un porvenir más halagüeño y que, solos, carentes del calor hogareño, conservan como reliquia que cuida de la inalterabilidad de su moral y fe, una lamina del Gran Poder y la Virgen de Carmen, ante la que se postran de hinojos para orar a Dios por su salud, su suerte y su retorno feliz.

Días también de promesas a Nuestro Señor en jornadas profesionales. Hombres de mar que posiblemente, por ignorancia no acuden al templo a cumplir sus deberes cristianos, al paso de la Virgen por su barrio se sienten hechizados de amor a la madre de Dios y al grito de <<¡mayitas Virgen del Caime!>>, agitan el ánimo de los presentes en aquellos momentos patéticos.

El paso del Poder de Dios por el barrio de San Felipe es una apoteosis pirotécnica; es la inmensa e impoluta fe de las gentes humildes de mi pueblo, que como no tienen nada que ofrendar a Dios, restan a su pobre condominio unos céntimos diarios para, llegando el día glorioso de la visita del <<Viejo>>, ofrecerle aquella <<ruedecita corta>>, pobre, modesta en su valor material, pero inmensa e inconmensurable en el orden psicológico.

Y al retorno de la procesión a la Plaza del Charco, ha dejado tras sí el máximo exponente de las virtudes de mi pueblo: Humildad, Fe y Alegría. Lagrimas de madres que acompañan el paso del Salvador y que mezcladas a las de cera de los cirios van goteando sobre el polvo del camino, en la más bella de las ofrendas.

Y como complemento de estas manifestaciones de fe y devoción, animaremos la mente con el bullicio, el jolgorio y regocijo popular de estas jornadas festeras, que adolecen de alardes económicos, pero que derrochan un caudal inagotable de humor y alegría>>.


(Continuará)

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