Agustín Armas Hernández
…<<Aquí en el Puerto de la Cruz, nací yo, en una casa cuyo
mirador estoy viendo ahora mientras escribo, tan alto casi como la torre de la
iglesia. Aquí, por estas calles, callejones y callejas he correteado y palan
quineado hasta los doce años, como lo hace ahora mi hijo. Es un pueblo que
tuvo, como yo, su historia. Que vive, como yo, también de recuerdos. El mar le
canta y le arrulla diariamente como una madre a un niño inválido, y de noche le
cuenta, con voz de trueno, cuentos de brujas, trasgos y cosas de Tócame Roque
que hacen más silencioso y duro el sueño >>.
Otro salto en el tiempo de 365 días nos devuelve el mes de julio… días,
meses, años, en nuestro cotidiano bregar, monótona y paulatinamente, pasó a
paso, nos acercan a la jubilación y el finiquito definitivo.
Más no seamos pesimistas. El mes de julio, como todos los de cada año,
nos trae a los portuenses lo bueno, lo reparador, lo reconfortadle. O lo que es
lo mismo, las fiestas de nuestra querida cuidad turística que, en honor al Gran
Poder de Dios y de la Santísima Virgen del Carmen, se celebran dicho mes. No
hay nada en el mundo que sea más necesario al cuerpo humano que el nutrirlo, a
tiempo, en lo material y en lo espiritual. O sea, cuidarlo en lo físico y
psíquico.
Las fiestas mayores del Puerto de la Cruz nos son propicias, a los
portuenses, para regenerar nuestro ser, algo desvirtuado y abandonado a lo
largo de todo el año. Días de fiesta, ocio y prácticas religiosas nos
fortalecen el cuerpo y el alma. Asistir a los actos lúdicos y a la
eucaristía nos son obligatorios a los
portuenses y aconsejables a todos los foráneos que nos visitan estos días con
motivo de celebrar nuestra cuidad su fiesta principal. Por lo tanto conviene no
olvidemos que: hoy estamos aquí y mañana no. Prepararse bien en lo espiritual
es lo esencial. Dejar rezagado lo material y superfluo es lo más acertado.
Después de esta breve introducción por mi parte, entremos a destacar
los principales actos que se programaron en las fiestas mayores del Puerto de
la Cruz en el año 1955. El año pasado quedó impreso en las páginas de este
mismo rotativo El Día lo más sobresaliente de lo acaecido en la hoy Ciudad
Turística de Canarias, a lo largo del año 1954, dentro y fuera de sus fiestas.
Del programa de las fiestas de julio de 1955, de cuya década, cada año
nos venimos ocupando, he extraído como primicia a mi articulito la misma
introducción que aparece en el programa editado aquel año. Su autor es el eximio escritor hijo de este
Puerto de la Cruz don Agustín Espinosa García 1897-1939. Al leer este bonito
texto nos damos cuenta de que dicho intelectual portuense lo escribió años
atrás. O sea, antes de la fecha en que fue publicado en el aludido folleto. Por
lo tanto, es evidente que la comisión de fiestas de aquel año quiso editarlo en
honor a tan dignísimo doctor de las letras.
Entre nostalgias y recuerdos de tiempos idos, vivía el joven y
malogrado escritor, fallecido cuando solo contaba con 42 años de edad, al
regresar a su pueblo después de una larga ausencia. En ese entonces el Puerto
de la Cruz, estático, aletargado, solo soñaba con su historia pasada, prospera
y opulenta (siglos XVII-XVIII), cuando su puerto y comercio eran los más
importantes de Canarias.
Las primorosas y famosas fiestas del Puerto de a Cruz celebradas el año
1955 se efectuaron los días 8, 9,10 y 12 de julio.
Actos religiosos
Los actos religiosos que se realizaron en honor del Gran Poder de Dios
y de la Santísima Virgen de Carmen fueron los siguientes:
Días 6,7 y 8, a las 9 de la noche, solemne triduo a la venerada
imagen del Gran Poder de Dios. El día 8,
a las 6 de la mañana, rosario de la aurora y a continuación misa cantada con
comunión general. En estas funciones la sagrada cátedra estuvo ocupada por el
párroco de la iglesia de Santo Domingo, de La Laguna, don José García Pérez. El
domingo día 10, festividad del Gran
Poder de Dios: a las 11 de la mañana, solemne función religiosa con vestuario
de honor de la venerada imagen, cantando la misa la Coral Polifónica con
acompañamiento de orquesta, bajo la dirección de don Enrique Orti Riba. Ocupo
la sagrada cátedra el ahora desaparecido y muy querido reverendo padre Luis
María de Eguiraum, S.J. a las 8.30 de la noche, magna procesión del Gran Poder
de Dios recorriendo las calles de costumbre. A su paso, quema de fuegos
artificiales, y a la entrada exhibición pirotécnica a cargo del prestigioso
artista portuense don Juan Pacheco Delgado, ahora fallecido. A esta solemne
procesión concurrieron las bandas de música del Regimiento de Infantería y la
de este Puerto de la Cruz.
Lunes Día 11, dedicado también al Gran Poder de Dios: a las 10 de la
mañana, como costumbre, función religiosa de gala, en la que actuó el orador y
capilla del día anterior; a su término salió suntuosamente en procesión la
venerada imagen, que hizo el recorrido
acostumbrado. Dicho evento fue presidido por las autoridades eclesiásticas y
civiles, concurriendo, como el día anterior, la banda de música de Regimiento
de Infantería.
El martes día 12 estuvo dedicado a la Santísima Virgen del Carmen. Al
amanecer de este día aparecieron engalanados el muelle y barrio marinero de
Mequínez, también terminado el artístico arco donde se entroniza la Santísima
Virgen del Carmen al llegar al muelle, antes y después de la procesión
marítima. Dicho trono se confecciono con utensilios marítimos. El citado día 12
comenzaron los actos litúrgicos en honor de a la Santísima Virgen, patrona de
los pescadores portuenses, a las 10.30 de la mañana. La sagrada cátedra fue ocupada
por el párroco de la iglesia de Santo Domingo, de La Laguna, don José García
Pérez, actuando la misa capilla de días anteriores. A las 7 de la tarde comenzó
la procesión de a la Santísima Virgen de Carmen hasta el muelle pesquero. Fue
llevada a hombros por marinos portuenses, los cuales también la pasearon, en
barca, por todo el litoral costero. A la sagrada imagen la acompañaron,
también, las autoridades, hermandades y banda de música. Siendo escoltada
además por infinidad de embarcaciones engalanadas con banderitas y palmeras. Al
regresar a tierra, después del paseo marítimo y terrestre, se le ofreció a la Santísima Virgen del Carmelo, en la
dársena, una exhibición de fuegos
artificiales. Concluyendo la procesión con entrada triunfal en el templo, alrededor
de las 12 de la noche.
Actos culturales
El viernes día 8, a las 7 de la tarde, tuvo lugar en el Instituto de
Estudios Hispánicos la apertura de la Exposición del XXXVII Salón de Humoristas
del Circulo de Bellas Artes de Madrid, y la de documentos al pasado del Puerto
de la Cruz.
Ese mismo día, a las 10 de la noche, fue la presentación, en el teatro
Topham, de la Coral Polifónica Portuense, bajo la dirección del profesor don
Alfonso Temes Diéguez. La presentación la hizo el escritor y crítico musical
don Álvaro Martín Díaz (Almadi). En el importante evento actuó, también, la
agrupación musical <<Eslava>>, de la Villa de la Orotava, dirigida
por don Gustavo Dorta Hernández. En el mismo acto participo, además, un selecto
conjunto del Conservatorio Profesional de Música de Santa Cruz de Tenerife.
A las 10 de la mañana del día 10 tuvo lugar, en la pila de la Plaza del
General Franco (Plaza del Charco) el tradicional concurso de barquitos en
miniatura. La comisión. Queriendo realzar este número festero, estableció
varios premios que fueron concedidos por un jurado competente.
Actos deportivos
Ese mismo día y hora, en el castillo de San Felipe, concurso de tiro al
plato entre representantes del Puerto de la Cruz, Santa Cruz y Las Palmas.
A esa misma hora en el Estadio el Peñón, se efectuó la gran
<<Jinkhana>> motorista, organizada por el Real Moto Club de
Tenerife.
Otros muchos acontecimientos religiosos, culturales y deportivos se
programaron en las fiestas de julio de aquel año 1955 pero como se haría
demasiado largo en relatarlo e este espacio limitado, lo dejamos para propicia
ocasión.
<<Los años nos han ido empujando hasta el final del camino>.
Este pasaje esta tomado del lindo escrito que, entre otros también esplendidos,
aparece en el programa de las fiestas del Puerto de la Cruz del año 1955. Su
título: <<Estampa lirica del Puerto de la Cruz>>. Su autor: don
Benjamín Afonso Padrón. Sí, señor, y sin quererlo, también los años nos van
borrando de la mente gratos recuerdos de vivencias pasadas. Este es el objetivo
que me he propuesto: el recordar tiempos idos. O sea, que afluyan nuestra
mente, gracias a los programas de las fiestas que me cede amablemente don
Andrés Carballo Real, aquellos acontecimientos que, por haber transcurrido
largos años, teníamos olvidados.
Mencionamos a continuación a los otros escritores que, con sus
respectivos escritos, tanto engrandecieron y enriquecieron el programa aquel
año editado. Sus escritos fueron, en su día, deleite y placer de cuantos les
leyeron. Helos a continuación: don Antonio Ruiz Álvarez. Titulo de su artículo:
<<La elección de Alcalde Real en el año 1706>>. Magnifico escrito
sobre la historia del Puerto de la Cruz. Don Francisco Pérez Correa. Titulo:
<<Tabernas del Puerto>>. Trabajo sobre las tabernas, en aquel
entonces ubicadas en el entorno del muelle pesquero portuense. Don Benigno
Carballo Wangüemert. Titulo: << El Puerto de la Cruz en 1862>>.
Estupendo trabajo sobre la vida pasada de este pintoresco lugar, sus
habitantes, costumbres y medios de subsistencia. Su autor lo ha tomado del
libro: <<Viaje descriptivo a las Islas Canarias>>. Don Diego
Palenzuela Pérez. Nombre del escrito: <<Ora y ríe mi pueblo>>.
Veámoslo íntegramente:
<<Doblamos la hoja-portada de Baeza y pasamos a analizar el
programa festero local, que en esta otra versión anual nos anticipa
gráficamente lo que por orden cronológico se ofrece a la sensibilidad propincua
y extraña en las próximas jornadas de arrobamiento venerante y de alegría sana
y bulliciosa, en sus dos expresiones de índole religiosa o profana, que
compendian la sensibilidad y definen con clarividencia el carácter singular de
nuestro bello pueblo. Una vez más, nuestras calles se poblaran de múltiples
heterogéneas y entre ellas harán un recorrido impresionante las veneradas
imágenes del Gran Poder de Dios y Nuestra Señora del Carmen.
Días de nostalgia y recuerdos gratos para aquellos portuenses que,
buscando más amplios horizontes económicos, se diseminaron por la inmensidad
prometedora de la joven América; por tierras que hollaron las huestes de
Cortés, Pizarro, Mendoza, Lozada,… en épocas de luchas y evangelización y donde
a través de los años, surgieron hombres como Bolívar, Martí y Belgrado, entre
otros, que fueron creando nacionalidades, independizando pueblos que llevan en
su entraña el coraje, la hombría e hidalguía de estirpe hispánica.
Días de recuerdo también para las madres, esposas, hijos y hermanos de
aquellos que partieron y que establecidos desde las praderas canadienses hasta
los confines inhóspitos de las Tierras de Fuego, luchan con los sinsabores de
la dura separación familiar, en pro de un porvenir más halagüeño y que, solos,
carentes del calor hogareño, conservan como reliquia que cuida de la
inalterabilidad de su moral y fe, una lamina del Gran Poder y la Virgen de Carmen,
ante la que se postran de hinojos para orar a Dios por su salud, su suerte y su
retorno feliz.
Días también de promesas a Nuestro Señor en jornadas profesionales.
Hombres de mar que posiblemente, por ignorancia no acuden al templo a cumplir
sus deberes cristianos, al paso de la Virgen por su barrio se sienten
hechizados de amor a la madre de Dios y al grito de <<¡mayitas Virgen del
Caime!>>, agitan el ánimo de los presentes en aquellos momentos
patéticos.
El paso del Poder de Dios por el barrio de San Felipe es una apoteosis
pirotécnica; es la inmensa e impoluta fe de las gentes humildes de mi pueblo,
que como no tienen nada que ofrendar a Dios, restan a su pobre condominio unos
céntimos diarios para, llegando el día glorioso de la visita del <<Viejo>>,
ofrecerle aquella <<ruedecita corta>>, pobre, modesta en su valor
material, pero inmensa e inconmensurable en el orden psicológico.
Y al retorno de la procesión a la Plaza del Charco, ha dejado tras sí
el máximo exponente de las virtudes de mi pueblo: Humildad, Fe y Alegría.
Lagrimas de madres que acompañan el paso del Salvador y que mezcladas a las de
cera de los cirios van goteando sobre el polvo del camino, en la más bella de
las ofrendas.
Y como complemento de estas manifestaciones de fe y devoción,
animaremos la mente con el bullicio, el jolgorio y regocijo popular de estas
jornadas festeras, que adolecen de alardes económicos, pero que derrochan un
caudal inagotable de humor y alegría>>.
(Continuará)
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