Javier
Lima Estévez
En la
Villa de La Orotava, se recuerda con gran emoción la presencia de toda una
serie de médicos que bajo difíciles circunstancias actuaron a lo largo del
siglo pasado con los medios y recursos disponibles. Especial recuerdo o mención
merecen las figuras de: don Emilio Luque Moreno, don Máximo Martín, don Enrique
Saenz Tapia, don Francisco Salamanca Peña, Pedro Eutaquio Pérez García, Manuel
Bethancourt (fundador del PSOE en La Orotava) o, don Buenaventura Machado
Melián. Éste último murió hace apenas tres años y su recuerdo sigue aún vigente
en muchos amigos y pacientes a los que trató, por lo que dedicaremos las
siguientes líneas a su persona a modo de un homenaje al que muchos recuerdan
como un hombre bueno y un médico ejemplar.
Don
Buenaventura Machado Melián nació en La Orotava el 12 de agosto de 1922,
adquiriendo su primera formación en el Colegio de la Milagrosa, pasando luego a
estudiar al Colegio de San Isidro y terminando su Bachillerato en el Instituto
de La Laguna. Comenzó la carrera de medicina en el año 1939 en La Laguna, una
carrera que resultaba muy difícil de estudiar en aquellos momentos, pues para
continuar la misma se debía marchar a la Península y afrontar los gastos de
matrícula, estancia, etc. Al respecto, Rossana Degli Agostini Righetto, autora
de un pequeño pero interesante libro sobre don Buenaventura, nos habla de las
dificultades que encontró el mismo para estudiar medicina, pues su padre
prefería que estudiara Derecho, sin embargo, el día de la matriculación el
dinero no le alcanzaba para costear todas las asignaturas de Derecho del primer
año, y si que le permitían costear las tres asignaturas de Medicina,
matriculándose afortunadamente don Buenaventura en esta última carrera para el
bien de todos aquellos que luego pudieron ser tratados por un hombre que estuvo
siempre al servicio de su pueblo, anteponiendo su ayuda altruista a
retribuciones que en muchos casos no podía recibir cuando trataba a pacientes
humildes.
Son
muchos los que recuerdan y destacan a la que fuera su mujer, doña Mercedes
Álvarez González, acompañando incluso a don Buenaventura a las consultas, a
pesar de que tuviera que esperar en el coche a que su marido terminase las
consultas.
A modo de
homenaje, la Villa cuenta con una calle en su nombre. Fue además en dos
ocasiones Presidente de la U.D. Orotava y recibió un homenaje de la Cruz Roja
en 1995.
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