Por Isidoro Sánchez García
¡Escribe el primer comentario! Imprimir Email
tamaño de la fuente disminuir el tamaño
de la fuente aumentar tamaño de la
fuente
Cembrero y la libertad de expresión en España
La destitución del periodista de EL PAIS, Ignacio
Cembrero, considerado uno de los mejores especialistas en el Magreb tras pronunciarse durante los últimos 15 años
contra el nepotismo y los casos de corrupción que sacuden al reino de
Marruecos, aviva el debate sobre la
falta de libertad de expresión en España.
Por Isidoro Sánchez García
Ignacio Cembrero es un periodista español que
trabajó para el El País durante treinta años. Tuvo la desgracia de dejar este
singular periódico el 9 de mayo, un día que Europa conmemora su constitución,
en minúscula, de un año como 2014 en el que se van a celebrar elecciones al
Parlamento Europeo, el domingo 25. Pero lamentablemente Cembrero cayó en
picado, y se vio obligado a dimitir, por culpa de la falta de apoyo de su
empresa, el grupo Prisa, que edita uno de los mejores periódicos del sector en
la España democrática. En un país, miembro de la Unión Europea, en el que visto lo que ha sucedido con Ignacio
Cembrero, no se respeta la libertad de expresión por parte del gobierno, en
manos del PP, ya que abdicó ante las presiones del gobierno de Marruecos por
culpa de un cuestionamiento que hizo de la monarquía alauita con la emisión de
un vídeo en una red social que afectaba, al parecer, al rey Mohamed VI.
A Ignacio Cembrero tuve la oportunidad de
conocerle en 2001, en la época que realizaba mis actividades políticas en el
Parlamento Europeo como eurodiputado de Coalición Canaria. Me demostró que era
un profesional como la copa de un pino cuando trabajaba como periodista
especializado en los asuntos del Magreb, esa zona del continente africano donde
se pone el sol. Fue con ocasión de la disputa que se planteó entre París y
Madrid en la ONU cuando la presidencia de turno de la UE, en manos de
Bélgica, pretendió fijar la posición de
los Quince sobre el conflicto del Sáhara ante la comisión de descolonización de
la ONU. El diplomático francés Fabrice Mauries formuló reparos al documento
redactado por el diplomático belga y propuso como texto alternativo la
respuesta que el Consejo de Ministros de la UE me había dado el 10 de octubre
de 2001. En definitiva sirvió para que España insistiese ante Francia con el
propósito de que la UE no asumiese el plan de autonomía del Sáhara. El
periodista español me localizó en Brujas, donde estaba reunido con el grupo
liberal en el que me había inscrito, y me dio cuenta de todas las incidencias
producidas entre los diplomáticos comunitarios. A los pocos días publicó en El
País una crónica que guardo como oro en paño ya que mi familia me la regaló
como recuerdo de mi paso por la política cuando cumplí los 60 años en 2002.
Con todo ello quiero dejar constancia de mi asombro
ante la actuación de un periódico, al que estoy suscrito, que se ha dejado
llevar por las presiones políticas de un gobierno no contento con las
expresiones profesionales de un trabajador, respecto a unos asuntos
relacionados con la actualidad de su país, que se considera democrático, pero
que no acepta las críticas de un periodista, de un profesional aséptico.
Nunca pensé que El País, todo un referente del
periodismo en el mundo de habla hispana, independiente y defensor de la
democracia pluralista pudiese cometer un pecado tan grave como lo sucedido con
Cembrero. No creo que el premio Eisenhower, concedido en USA al presidente
ejecutivo de Prisa, José Luis Cebrián, sea el mejor paradigma de la defensa de
la libertad de expresión en España.
(*) Isidoro Sánchez García. Diputado del
Parlamento Europeo (entre 1992-93; 1994-96 y 1999-2003)
- See
more at:
http://canariascnnews.com/index.php/item/1834-cembrero-y-la-libertad-de-expresi%C3%B3n-en-espa%C3%B1a#sthash.adIrkOxK.dpuf
No hay comentarios:
Publicar un comentario