Pedro Ángel
González Delgado
Han transcurrido
más de cien días de la dirección de Marco - sin ese - González en el Puerto de
la Cruz, pero parece que no leyó la obra de Gabriel García Márquez “Cien años
de soledad” y se olvidó de que lo esencial es no perder la orientación. Y de
esa forma, en tan poco tiempo, ha extraviado el rumbo que con acierto su
antecesor en el cargo le había dado a la ciudad.
Cegado por los
flashes de las fotos y las luces de las cámaras para las que posa, ha quedado
en evidencia que el supuesto cambio que presuntamente necesitaba la ciudad,
quedó en meros nombres pretenciosos para las distinta áreas y concejalías que
conforman el gobierno, convirtiendo las Casas Consistoriales en un lugar donde
la oposición debe enseñar los dientes para poder obtener información y,
probablemente, no le quedará otra opción que morder para poder conseguirla. Tal
es así que lo único destacable de las áreas ha sido el afán por darle una
nomenclatura distinta a las mismas para poder anunciar el nuevo nombre, tarde,
pero buscando la promoción, pero que ha supuesto un total y absoluto desastre,
pues a día de hoy algunos concejales del gobierno siguen desconociendo cuáles
son las materias a las que tienen que hacer frente y, mientras tanto, los
portuenses siguen esperando por la solución a los problemas cotidianos y, a su
vez, que se plantee una política seria y rigurosa para los retos de futuro que
se avecinan.
Y de ese modo, para
quedar bien, para seguir portando la máscara de la sonrisa que parece que a los
socialistas algún asesor les ha dicho que deben mostrar, llega incluso hasta
negar las repercusiones de la quiebra del touroperador turístico Thomas Cook,
como si la ciudad turística viviera en una burbuja en la que los problemas del
sector no le afectasen porque están protegidos por una cúpula de confetis para
que las preocupaciones no lleguen al municipio.
Pareciera como que la consigna fuese mostrar que con los socialistas al
frente todo estuviera mejor, que las aguas ni se agitan y no son profundas, y
si el desconocimiento en la materia es similar a no saber nadar, no pasa nada,
porque el flotador serviría de salvación del posible ahogamiento.
Sin embargo,
empieza a flotar la verdad sobre el mar de medias verdades, mentiras completas,
y fotos, muchas fotos, que utilizan diariamente para parecer cristalinos. La
gestión diaria va más allá de la promoción personal, de frases bonitas buscando
tocar la fibra sensible, y de la sonrisa, que es de todo menos de Duchenne,
esto es, auténtica y espontánea. A nadie se le esconde que la obsesión ha sido,
y seguirá siendo, la de figurar para aparentar que se ha hecho algo nuevo o
distinto a lo ya proyectado en el mandato anterior, pero no les bastará con
dedicar más tiempo a la imagen pública que a la solución de problemas y
planificación política. La coyuntura actual precisa de decisiones importantes,
y no es suficiente con decir que todo está bien por el mero hecho de gobernar
los socialistas. Las dificultades diarias, las grandes y las pequeñas, no se
solucionan con la repetición constante y absurda, como si de un mantra se
tratase, que todo lo malo es del gobierno anterior y lo bueno del novel. Los
remedios a los contratiempos se consiguen a base de esfuerzo, perseverancia y
saber hacer. El flotador, ya sea de cisne, unicornio, flamenco o patito, ni
puede salvarlo todo, ni puede desviar la atención de todo. Se presentará el
momento en el que habrá que mojarse de verdad y no se podrá nadar y guardar la
ropa. Tarde o temprano todo llega.
Por
tanto, la farándula y la negación de la crisis que se avecina, para así poder
gastar los recursos municipales en fiestas y más fiestas, con gastos superfluos
e innecesarios, con el único fin de agradar a los propios, aguantará un tiempo.
Ya se verá si mucho o poco, pero cuando el agua sube constantemente y el peso
de la responsabilidad es tanto, no habrá flotador que ponga remedio a la
situación, pues como diría Edwin Louis Cole, uno no se ahoga por caer en el
agua, lo hace por quedarse en ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario