Evaristo Fuentes
Melián
Mi familia íbamos
cada año desde que yo era muy niño pequeño a la fiesta del Cristo de La Laguna.
Primero veíamos los fuegos de la Concepción y luego andábamos deprisa para ver
los de la Plaza del Cristo, con su célebre traca perimetral en toda la plaza, y
la 'lluvia' del final.
Un tío mío tenía
una casa antigua en la Plaza, y mi hermano y yo con doce años de edad, nos
poníamos en plan valiente en el balcón sin movernos cuando la traca pasaba
cerca enfrente¡¡
Y los fuegos de la
Montaña también los veíamos.
Años más tarde, los
suegros de mi hija son laguneros y hemos ido a su casa en la Verdellada, cuando
el 500 aniversario 5º centenario, que hubo una exhibición especial con empresas
pirotécnicas peninsulares y foráneas desde la Montaña.
Por nuevas normas
de seguridad, me da la impresión de que los más peligrosos fuegos artificiales
los han ido suprimiendo.
Aparte de ello, en
la IPS Milicias, las prácticas de tiro, el
lanzamiento de la
bomba de mano con Higueravide, y la cabronada del capitán Lorencito de
obligarnos a botarnos a la piscina desde la terraza del Balneario de SC, son
las veces que más he pasado miedo y 'acojinamiento' en mi vida.
Espectador
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