Bienvenidos al Diario del Valle

SEARCH

sábado, 14 de septiembre de 2019

A LA CAZA DE LIBERALES Y CONSERVADORES EN ESTADO DE EXTINCIÓN.


Pedro Ángel González Delgado

Esperar que la vida te trate bien por ser buena persona, es como esperar que un tigre no te ataque por ser vegetariano. Ya nos lo decía Bruce Lee hace algún tiempo y haríamos bien en hacerle caso y aceptar esa realidad. No significa que debamos ser malas personas, pero sí que se debe asumir que las acciones que realicemos, por muy justas que sean, no tienen inexorablemente aparejado consecuencias justas como si de una causa - efecto se tratase. En ocasiones, cuando uno es bondadoso, se podrá ganar el respeto de muchas personas, y, por qué no decirlo, también el aprecio y afecto, pero es igualmente evidente que generará la envidia y la rabia de otros, de aquellos que nada tienen que aportar salvo maldad.

Haría bien cualquier persona que defienda los ideales liberales o los conservadores en aceptar este estado de cosas cuanto antes. Desde hace ya tiempo se impone el pensamiento único en nuestro país, consistente en la defensa del socialismo como algo bueno y, aquél que no lo sea, como una persona maligna a la que hay que eliminar de la faz, al menos por ahora, de la vida civil. Ese pensamiento se ha admitido, tras la repetida y machacona labor realizada por los medios de comunicación, como algo natural y no controvertido y, por tanto, se aplica desde cualquier posición en la que se esté o desde donde se pueda. Ya sea como presentador de un informativo, como contertulio en cualquier programa televisivo, o en la red social personal. Lo importante, para el socialista, es contribuir a la causa, aunque ejerza esa función, en ocasiones, hasta inconscientemente, en la creencia que lo que hace es bueno porque el fin justifica los medios, en la falsa creencia que se es bueno porque se es socialista.


Se impone, día sí y día también, el pensamiento único socialista en nuestra nación, aunque para ellos este término sea relativo. Se introduce no sólo en todos los cargos públicos con aquello de lo políticamente correcto, que se encargan los dirigentes y acólitos de transmitirlo de forma fiel a la opinión pública para que los ciudadanos lo prefieran, lo acepten e, incluso, señalen y persigan al que se salga del camino trazado. Se ha abierto la veda contra toda persona que públicamente no defienda la idea del Estado benefactor, la idea con la que los socialdemócratas, como así les gusta definirse a los auto proclamados progresistas, han reconducido al comunismo, siguiendo la línea marcada por Iósif Stalin cuando señalaba que de forma meridiana todo el mundo conocía las consecuencias del marxismo y, por tanto, alentaba a la izquierda a dejar sin ideas que defender a sus adversarios.

La caza de brujas persiguiendo a cualquiera que se aparte del bien común fijado, destruyendo la libertad individual, ha comenzado. Se señala a la persona y, con ello, a la idea que defiende, como de “derechas” (término que ya se han encargo de asimilar como peyorativo), y se le ajusticia públicamente para, por un lado, satisfacer al seguidor y, por otro, amilanar al rival que, además, miedoso de no perder su estatus, no se rebela contra esta componenda social hasta que no le toca directamente, es decir, cuando ya se es demasiado tarde.


Los liberales y conservadores (unidos por el hoy en día demonizado capitalismo) en la actualidad se encuentran aletargados, como si no se percatasen que se les ha colocado en la diana, cayendo una y otra vez en el error de querer contentar a la socialdemocracia que, en su estrategia de cambiar la sociedad desde la llamada “revolución democrática”, tiene previsto una comunidad en la que ellos no caben, en la que no se podrá discrepar, en la que se olvidará que sus ideas son las que mayores cuotas de bienestar social han proporcionado a nuestros ciudadanos. Acomplejados por la presión que se ejerce desde los medios de comunicación, se suman incluso a quemar en la hoguera pública a quien se rebela contra esta injusta situación, no queriendo ver que ellos serán los siguientes, a pesar que algún que otro “tonto útil”, como diría Karl Marx, lo anuncie públicamente.

La manipulación de la opinión pública, aunque a ésta le duela que se lo digan, es ya un hecho, y el conflicto ideológico no se puede posponer, pues ya la “izquierda” con esa herramienta lo está ganando, aunque la “derecha” no lo quiera ver. Toca ahora abrir los ojos, ver la realidad, la de verdad, no la que tratan de mistificar hasta con concejalías de identidad con las que nos quieren imponer como somos, y alzarse en una disputa de ideas, sabiendo que se empieza con desventaja, pero que no se puede aplazar. Para nosotros quizá sea tarde, pero nuestro esfuerzo valdrá la pena para quienes nos siguen, a los que ya se les impone esa forma de pensar y se les sustrae de capacidad de crítica en las escuelas. Ya lo decía la poetisa y diplomática chilena, el futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario