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sábado, 14 de septiembre de 2019

CINCUENTENARIO DE UNA BIBLIOTECA


Salvador García Llanos

Cincuenta años de una biblioteca. Citando a Borges, el arquitecto Carlos A. Schwartz, dijo que “la biblioteca perdurará”, acaso porque el sueño de todos los arquitectos sea precisamente ese: concebir y construir una. Lo hizo en 2009, cuando hubo que aprovechar el inmueble que dejaba la sede de los antiguos juzgados, en la calle Puerto Viejo, esquina a Pérez Zamora, en pleno centro de la geografía portuense.

Carlos estaba allí, recordando a su padre 'ranillero', orgulloso de su donación de tres hermosas fotografías, fruto de su otra gran pasión, y de una cuarta de gran tamaño, 'El bosque oscuro de Yorkshire', que se podía contemplar allí, en la sala Gloria Fabrellas Cartaya, presente, primera bibliotecaria que da nombre a una de las dependencias de la biblioteca pública municipal cuya denominación es un tributo permanente a uno de los grandes literatos nacidos en el municipio, Tomás de Iriarte. A Scwhartz le dio tiempo de homenajear a Pérez Minik al explicar los antecedentes circunstanciales de sus fotos El bosque y La caverna, desvelados cuando hace diez años dio a conocer el proyecto.

Las mujeres, algunas ex concejalas, se emocionaron y el calor sofocante presidía el primer acto del cincuentenario que hoy tendrá continuidad con una cuentacuentos para niños y una suelta de libros. Quieren alargarlo, naturalmente, con más convocatorias y con más testimonios, como el de uno de los celosos responsables de la biblioteca, Fernando Viale Acosta, quien condensó la historia de estos cincuenta años, de sus tres sedes y de sus avatares. Matilde Perera, otra celosa responsable, siguió atentamente el desarrollo del acto mientras cubría su jornada laboral y el centro seguía funcionando.

Claro que la biblioteca perdurará, Carlos, mientras haya personas así y usuarios demandantes de obras de todos los géneros y de todos los autores. Mientras quede un hueco en la memoria para recordar a Isabel Acosta y las nuevas prestaciones sean accesibles pese a los retrasos y los vaivenes político-burocráticos. Esa es la nueva dimensión, la vitalidad de la nueva y moderna biblioteca, no solo el afán de leer, de intercambiar libros y de consultar los fondos, siquiera para descubrir que alguna obra no es prestable.

En la actual sede de la biblioteca municipal “Tomás de Iriarte” también se han registrado problemas de apertura, como escribimos en febrero de este mismo año. Pero no es cuestión de amargar el cumpleaños, máxime cuando Viale recordó las distinciones que el centro habría recibido en la convocatoria de la decimonovena Campaña de Animación a la Lectura María Moliner 2018, con el proyecto que firmaron él mismo, Matilde Perera y Ritcher Carrillo con un sugerente título, “Amor entre renglones y pentagramas”. Se trataba de un cuádruple objetivo: animación a la lectura, la eficiencia de la labor bibliotecaria, la integración social en su comunidad y el uso de las nuevas tecnologías. El jurado valoró, precisamente, la eficiencia en la administración de los recursos de la biblioteca, así como el esfuerzo realizado en función de tales recursos disponibles, la colaboración con centros educativos y otras entidades con los diferentes agentes socioculturales del municipio, además del fomento de la convivencia intercultural. La distinción otorgada sirvió para mitigar el sufrimiento y el desasosiego, los cierres, siempre reprobables, Y para demostrar que cuando se pone empeño, es posible sortear imponderables.

Ahora, la biblioteca cumple medio siglo, Hay que congratularse, a sabiendas de que, pese al salto cualitativo dado con el traslado, aún hay mucho por hacer. Y es que para que perdure, hay que enriquecerla. Si es posible, todos los días.

            ¡Felicitaciones!

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