Teresa González
Le encanta cualquier leve cosa,
le embelesa un punto de alegría
en medio de tanta cruel agonía
que la telaraña vida amenaza
cubrirle el pedazo de futuras
primaveras. Y es de negro y caótico
suelo su existencia en simpático
mundo para otros en fieles aras
del éxito. Goza de un granizo
que cayó en mi nariz, goza del cántico
del lirio que santidad en ella hizo
y goza con oír el claro léxico
de sus hijos contentos, y ella quiso
dejar atrás su tristeza… un poco.
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