Cristina Tavío
Durante el último pleno celebrado en el Parlamento tuve
la ocasión de volver a hablar de Venezuela. El Grupo Nacionalista Canario
presentó una Proposición No de Ley donde pedía al Gobierno de Canarias que
estableciera una línea de Ayudas de Emergencia para los canarios que en aquel
país están atravesando especiales dificultades de vulnerabilidad económica y
social con el fin de garantizar un mínimo de alimentación y medicinas.
Somos muchos los que seguimos preguntándonos cómo es posible
que un país con tantos recursos naturales y con tanto potencial puede haber
prorrogado por décima vez el estado de emergencia económica. Y la respuesta
creo que es sencilla: el populismo, aunque a algunos no les gusta oírla.
Un Gobierno populista es el responsable de la situación
que viven los venezolanos en este momento. Venezuela está pasando por un grave
contexto de crisis política, social y económica, que tiene nombre y apellidos.
Un Gobierno populista es el que ha hecho que los
venezolanos en este momento no tengan los productos básicos, no tengan los
alimentos de primera necesidad, que los enfermos no tengan medicinas y que los
niños y los bebés no tengan ni leche ni pañales.
Un Gobierno populista es el culpable de la realidad que
sufren todas las personas que viven en Venezuela, pero que también padecen muchos
ciudadanos que residen en otros países y a los que hace casi dos años no se les
paga ni sus becas ni sus pensiones.
Pero hay más, mucho más. Sólo basta leerse el informe
elaborado este año por Cáritas para comprobar que Venezuela pasa hoy por una
grave crisis humanitaria. 300.000 niños podrían morir en los próximos meses
debido a la escasez de alimentos y a la falta de atención sanitaria. Y pese a
estas cifras, que no tienen color político, el régimen de Nicolás Maduro se
niega a aceptar que se abra un canal de ayuda humanitario.
Nuestra cariñosamente llamada Octava Isla ha retrocedido
90 años en condiciones sanitarias y en protección contra epidemias. Así, por
ejemplo, el llamado Mal de Chagas, que hace 88 años había sido erradicado y se
veía en las zonas más pobres, vuelve a golpear en la actualidad a más de 30
personas.
Por no hablar de enfermedades como el Zika, el dengue o
la difteria – erradicados hace 24 años- y que en 2016 se cobraron la vida de 22
niños. Estos últimos están siendo los más castigados: el 50 por ciento tiene
desnutrición aguda y en julio y agosto de este año se registraron 80 muertes de
neonatos sólo en la ciudad de Maturín.
Pese a que el régimen venezolano no hace públicas las
cifras en este sentido, hay más informes de organizaciones e instituciones cuyos
datos son trágicos y demoledores. Así, por ejemplo, el 10 por ciento de los
venezolanos se alimenta de la basura; se necesitan de 15 a 17 salarios mínimos
para comprar una cesta básica sólo de alimentos y descartando los artículos de
higiene personal; y el 82 por ciento de los hogares está en condiciones de
pobreza.
Esta es la realidad y la necesidad que están pasando los
venezolanos, pero también los canarios y sus descendientes que hace años se
fueron buscando una oportunidad- y que ayudaron a esta tierra cuando tanta
falta nos hacía- y hoy comprueban como el fruto de sus esfuerzos no les alcanza
para vivir dignamente.
De ahí que valoremos también el plan de cooperación
puesto en marcha por el Gobierno del Estado, que aporta 15 millones de euros para
dar cobertura asistencial a más de 10.000 españoles residentes en Venezuela, también
canarios.
Muchos acuden a las puertas de nuestros Ayuntamientos pidiéndonos
ayuda para poder sobrevivir. Aunque nuestras instituciones también están
desbordadas no podemos darles la espalda porque si muchos ladrillos de nuestros municipios hablaran lo harían en
bolívares. Ahora son ellos quienes nos necesitan.
Si hoy volvemos a hablar de Venezuela es porque nuestra
Octava Isla está en apuros, y creo que eso no admite ni discusión ni
justificación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario