Isidoro Sánchez García
En mayo de 1971 tuvimos la
oportunidad de viajar por vez primera a la URSS y en concreto a la capital
rusa, Moscú. La culpa fue del fútbol dada nuestra afición al deporte rey,
máxime en unos momentos en que España y Rusia se enfrentaban por segunda vez en
la Copa de Europa, siendo Franco jefe del estado español. De Madrid, en junio
1964, a Moscú mayo 1971.
Para volar a Moscú hubo que
cambiar el pasaporte español en Viena por cuanto estaba prohibido utilizarlo de
acuerdo a lo expresado en el documento oficial expedido por el gobierno
español, razón por la cual la expedición organizada por Viajes Insular y
liderada por Maíquez hubo de hacer escala política en Viena. Nuestro grupo
tinerfeño siguió el trayecto Tenerife-Palma de Mallorca-Viena-Varsovia -Moscú y
tardamos unos días en llegar.
Nuestra arribada a Moscú estuvo
de llena de incidencias varias, desde la pensión donde nos alojaron hasta las
habitaciones y las duchas; desde los comedores y el vodka hasta la música de
Chaikosky que nos regalaron. La gente era muy seria, los controles en la calle
eran tremendos, las mujeres trabajaban duro en las obras de asfaltado; los
teatros eran de gran tamaño y capacidad, diseñados al parecer para unas cinco
mil personas; algunos estudiantes latinos vinieron a saludarnos a la pensión
Altai, la que lleva el nombre de los montes siberianos. La danza y la música en
el Bolshoi nos permitió disfrutar sobremanera. Hubo dos visitas inolvidables,
una de ellas al estadio de fútbol donde contemplamos la derrota de España por
2-1, con Iribar de guardameta, y saludamos a los aficionados que habían sido
“los niños de España” que enviaron cuando la guerra; la otra fue el paseo por
la plaza Roja de Moscú para visitar el mausoleo de mármol rojo y granito donde
estaba expuesto Lenín, el líder de la Revolución rusa de octubre de 1917, que
ahora cumple cien años. La tensión que
se produjo entre soldados y nuestra gente fue de alto voltaje ya que no nos permitían
ni sentarnos para descansar. Todo lo resolvían a base de pitos, menos mal. El
grupo canario, incluido el grupo musical de La Orotava y la familia de Manola
que nos acompañaba, siempre estaba junto, ya que no nos permitían
desperdigarnos. Algunos veteranos llegaron a dudar que Moscú fuese la Rusia con
la que ellos habían soñado, cuando jóvenes, con Lenin como líder
revolucionario. Acudimos a nuestra guía
rusa, casada con cubano, para que les explicara la realidad socio política, las
idas y vueltas de las revoluciones.
Con los años hemos conocido el
papel de Lenin en el mundo de la revolución política y su pase de la social
democracia a la dictadura del comunismo. También en el de las comunicaciones,
ya que el Museo de Vías y Comunicaciones de Leningrado, hoy San Petersburgo, lo
tiene pintado en sus paredes como paradigma de la política de transportes.
Salió de Suiza para Rusia, pero pasó por Alemania, Suecia y Finlandia antes de
entrar en Petersburgo en 1917. Curiosamente falleció cien años después que
Agustín de Betancourt, 1924, en Nizhny Novgorod, la ciudad que el ingeniero
canario planificó como lugar de Ferias Comerciales en 1817. El fin de la guerra
fría, la caída del muro de Berlín en 1989 y la disolución del comunismo en 1991,
con la perestroyka de Gorbachov, han servido de referencias del acontecer histórico
de un país como Rusia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario