Agustín Armas Hernández
Oímos frecuentemente noticias sobre hallazgos arqueológicos
en nuestro archipiélago canario. Hace unos años unos musicólogos y arqueólogos
descubrieron una roca sonora, un citófono en el valle de Arona, usado por los
guanches.
Desde que los partidos independentistas fueron derrotados
en las urnas, el tema de los guanches pierde virulencia política, y sigue
siendo de interés solamente histórico y cultural. Muchas veces se hace alusión
al nombre romano de "islas afortunadas". Hay mucho deterioro
ecológico, agrícola, económico. ¿Pero eran más felices los aborígenes de estos
siete peñascos? pocos lo Creen.
Los ingleses piensan que la conquista de Inglaterra (en
1065) por los normandos de Francia, fue la mayor suerte que pudo venirles.
También para España fue gran fortuna ser conquistada por los romanos. Si al
archipiélago no hubiera sido dominado por la católica España ¿En manos de qué
nación habría caído?
Nos dicen los historiadores que los indígenas guanches eran
sanos y fuertes físicamente. Que Vivian del pastoreo de cabras y ovejas sin
lana. De ellas sacaban la lecha, queso, mantequilla, también el tamarco, o
vestido de pieles, pues desconocían los tejidos. No tenían barcos, pero
pescaban en las costas mariscos, lapas y peces con anzuelos de cuernos de cabras
o con redes de juncos. Y con las manos cuando abundaban entre los riscos.
También comían carne en las fiestas y especiales ocasiones. Debemos imitar su
sobriedad.
Tras la conquista creció rápidamente la población que
necesitaba el alimento marítimo, y se introdujeron las nuevas técnicas para
pescar desde el continente europeo. Sin embargo, hasta la década del 40, del
siglo XX los métodos eran aún rudimentarios. Recuerdo muy bien aquellos años
cuando era yo niño. Me llevaba mi progenitor casi todos los días al muelle
pesquero de la hoy ciudad turística, donde otros muchos familiares de los
pescadores esperaban también y muy de madrugada la arribada de los rudos y
robustos marineros, quienes desde la tarde precedente pasaban la noche, como
los apóstoles de Cristo, en el duro bregar dentro de un bravo mar como es el
norte de Tenerife.
Ahora que distinto no salen a pescar por la noche, y si lo
hacen es con barcos de motor. Aquellos otros de antaño, valientes y arriesgados
-bien recuerdo a los pescadores portuenses salían en lanchas a remo-. Eran de
seis a ocho marinos, propulsando la barca con cuatro remos. Esas noches
pescando suponían muchos sacrificios, pera era el único medio de subsistencia
para ellos y la familia.
Con el turismo ha mejorado nuestra situación económica, y todas
las islas, sobre todo las mayores, pueden sostener una población tan densa,
como jamás habían conocido.
Algunos temen que falten en breve el agua y los alimentos.
La sobriedad y economía serán un medio.
Pero las profecías nos anuncian una época de felicidad y
bendiciones divinas, y todos tendremos lo necesario para la vida. Comenzará
estos años. Para Dios todo es posible no lo dudemos.
A LOS PESCADORES PORTUENSES
Pescador de aguas revueltas
De profundidades miles
Los peces no te obedecen
Y hasta desconfiado vives
Perdiste la fe e ilusión
Que en otros tiempos poseíste
Ya no sales a pescar...
tú que con habilidad lo hiciste
Bonita Y abundante pesca
A la orilla tú trajiste
Los tiempos son ahora otros.
Y calidad ya no existe
Ya en el puerto no te esperan
Y hasta el amor lo perdiste
Pescar ahora en la orilla
Donde la mar tiene límite
La naturaleza, se renovará
Si al Hacedor se la pides
Flora u fauna volverán
Y hasta el amor que perdiste
¡Eh marino! echa la red Y no
estés triste
Tus ojos pronto verán un mar
Tan azul, como nunca antes viste.
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