Antonio-Pedro Tejera Reyes
“El turismo es riqueza para la
persona, para la familia, para la comunidad, para el mundo entero” Organización
Mundial del Turismo.
2017 AÑO INTERNACIONAL DEL
TURISMO SOSTENIBLE, PARA EL DESARROLLO
Dentro de nuestros programas de
estudios, sobre la maestría en calidad turística ambiental, y la promoción de
la paz, tenía que ser preferente por fuerza mayor, la búsqueda de la excelencia
en el concepto de la calidad de vida, en lo cual entra necesariamente el
arreglo del territorio, y el desarrollo sostenible en todo el espectro de su
amplio contenido. Nada más importante entonces, que algunos de los frecuentes
comentarios periodísticos que hiciéramos durante los memorables años que
duraran esos brillantes estudios, como es el caso referido a algunos lugares de
América, donde en estos pasados años, la transformación de su entorno ha
llegado a las más altas cotas.
Muchas son las vueltas que ha
dado el mundo por lo que es difícil identificar ciudades y paisajes donde
arbitrariamente han intervenido personajes sin otros conocimientos que sus
títulos “académicos”, pero sin ninguna preparación en las ciencias humanísticas
necesarias para dirigir el complicado entramado del desarrollo socio-económico
que provoca el turismo mundial.
UN EJEMPLO CARACTERÍSTICO
En estas lides, nos encontramos
de frente hace solo pocos años, con la irreconocible ciudad balneario de Chile,
Villa del Mar. Irreconocible para quienes en el año 1974 tuvimos la suerte de
visitar aquella hermosa población que se anonadaba en las riberas del Estero
Marga-Marga, con su mítica Quinta Vergara, su incipiente festival de la
canción, su espectacular tradicional casino y todo un ambiente turístico lleno
de la mística de sus caballos tirando de las “victorias” y sus “lolas”
recorriendo sus bien cuidadas calles. El Hotel Miramar era un encanto al borde
mismo del mar desde donde veíamos sus concurridas playas y disfrutábamos del
típico “canelazo” chileno compuesto con el inigualable pisco…
El Palacio Imperial de Hofburg, en Viena, con su “parada” de carruajes, un evidente signo del respeto a la tradición y a su histórico pasado, de la nación austriaca, hoy un valor de promoción turística de ca- cárter excepcional. (Internet)
Hoy Viña del Mar es un ejemplo
de un desarrollo turístico que hay que tener en cuenta. Sus grandes hoteles
están situados en las mismas playas, algunos sobre el mar, un panorama que nos
recuerda el lujoso restaurante de Lima, La Rosa Náutica a donde se llega por
una pasarela situada sobre las olas del mismísimo Océano Pacífico, algo
inaudito si tomamos en cuenta la disparatada Ley de Costas española – que no
sabemos quién se la inventó - hoy afortunadamente, al parecer, en revisión por
el Gobierno Español, según hemos conocido últimamente.
Y es que el desarrollo
turístico sostenible hay que interpretarlo en todo su justo contenido haciendo
uso de una sensibilidad y unos conocimientos que solo se pueden adquirir
mediante una cuidada experiencia y una alta capacitación de la cual carecen esos
que se jactan de sus largos currículos “académicos”, llenos de rayitas que
significan estudios que han debido realizar con asistencia presencial, y que,
como conocemos de sobra, donde solo han aparecido a recoger su diploma final.
Eso es lo que hay en este mundo donde la política ha acabado con todo.
Pueblo Antiguo, en San José de
Costa Rica, es una representación de pasado que tiene una bonita historia, un
lugar donde hemos pasado unos maravillosos momentos recorriendo las réplicas de
algunos de sus lejanos signos de identidad como su estación del ferrocarril, su
cuerpo de bomberos, la primera librería de la ciudad, y hasta una iglesia donde
tuvimos la suerte de presenciar una boda cristiana, con vestimenta de la época,
algo poco usual pero que es como un rito para los costarricenses. Desarrollo
sostenible habemus. F/ Tejera Reyes.
UNOS FRUSTRADOS PROPÓSITOS
En unas lejanas fechas que
sirven de soporte a este artículo de opinión, comentábamos en la FITUR con destacados profesionales experimentados del
turismo español., el tema de la sostenibilidad, lo que nos llevó al escenario
creado en la publicación digital de Luis Mesalles, nuestroturismo.com, donde el
eminente tratadista turístico, Jesús Felipe Gallego, comenta el fiasco que ha
sido la Cumbre de Río de Janeiro - Junio1992 - sobre el desarrollo sostenible,
donde sus conclusiones comienzan con una declaración de principios que dice
así: “Nosotros los jefes de estado y de gobiernos y representantes de alto
nivel, reunidos en Río de Janeiro, Brasil los días 20 al 22 de Junio de 2012, con
la plena participación de la sociedad civil, renovamos nuestro compromiso con
el desarrollo sostenible para garantizar la promoción económica y ambiental, y
el futuro social y ambientalmente sostenible en nuestro planeta, para las
generaciones presentes y futuras.”
“Por lo tanto, reconocemos la
necesidad de integrar más el desarrollo sostenible en todos los niveles de
concentración de los aspectos sociales y económicos del medio ambiente,
reconociendo su interrelación con el fin de lograr su desarrollo sostenible en
todas sus dimensiones.”
Luego de transcribir estas
sesudas consideraciones, se pregunta Jesús Felipe Gallego algo que nosotros
tenemos siempre en mente y que hemos reiterado hasta la saciedad en nuestros
artículos y reportajes de prensa: ¿Sabemos realmente cual es el significado de
la sostenibilidad o del desarrollo sostenible? Añadimos: ¿Sabemos lo que quiere
decir desarrollo turístico sostenible?
Alfombras de flores en una
calle de la Villa de la Orotava, el día del Corpus Christi, una “seña de
identidad" irrebatible del sentido acendrado en la hermosa ciudad de la
isla de Tenerife, muestra evidente de un desarrollo turístico sostenible, que
prestigian a sus mandatarios políticos y a todos sus habitantes.
UNA FUNDAMENTAL ACLARACIÓN
Lo habíamos tratado en nuestros
anteriores artículos y ahora lo reiteramos: en la Carta de Lanzarote (Canarias
1995) producida por los asistentes a la Conferencia Mundial del Turismo
Sostenible, se indica que “siendo el turismo un potente instrumento de
desarrollo, puede y debe participar activamente en la estrategia del desarrollo
sostenible con una buena gestión que garantice la sostenibilidad de los
recursos identificativos de los respectivos lugares, ampliando esta definición
del desarrollo turístico sostenible y concretándolo en “aquellas actividades
turísticas respetuosas con el medio ambiente natural, cultural y social de los
valores de su comunidad que permiten disfrutar de un positivo intercambio de experiencias entre
residentes y visitantes, donde la relación entre el turista y la comunidad es
justa, y los beneficios de la actividad es repartido de forma equitativa, y
donde los visitantes tienen una actitud
verdaderamente participativa en sus experiencias del viaje.”
Reiterar estos conceptos, es más
que conveniente en este “2017 Año Internacional del Turismo Sostenible para el
desarrollo”, ante la confusión que sigue existiendo sobre el tema y la
manipulación inescrupulosa que se hace del tema en muchos lugares del mundo.
Según el Informe Bruntdlad,
Nuestro Futuro Común, realizado para la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y
Desarrollo (1989), el concepto de desarrollo sostenible, publicado en la
introducción de la Carta Europea del Turismo Sostenible en los Espacios
Protegidos, señala este como “un desarrollo que satisface las necesidades de
las generaciones actuales sin poner en peligro la satisfacción de las necesidades
de las generaciones futuras”. Ampliando este concepto, como vemos en La Carta
de Lanzarote (Canarias 1995) producida por los asistentes a la Conferencia
Mundial de Turismo Sostenible. Así, con esta diáfana claridad se expresaron los
experimentados técnicos en la materia y dejaron plasmada una hoja de ruta que
al igual que la célebre Agenda 21 (Cumbre de La Tierra, Río de Janeiro, 1992)
en muchos de los casos no han servido absolutamente para nada.
Perder las “señas de identidad”
está demostrado ha sido el peor de los males que azotan a los destinos
turísticos tradicionales.
La localidad española de
Sierra de las Nieves, muy cerca de la andaluza Marbella, es un magnífico
ejemplo de un desarrollo sostenible en sus “señas de identidad”. Esta
fotografía tomada desde el mirador de Ojén, es una muestra evidente de su conservación.
((Internet)
OPORTUNAS RECOMENDACIONES Y
CONSIDERACIONES
Renovarse y adecuarse a los
tiempos, no puede ser destruir lo que era el valor turístico más importante de
los antiguos destinos tradicionales, que como decimos, son su “señas de
identidad”, maltratadas y desvirtuadas,
por aquello de la “innovación”, por dirigentes políticos carente del
conocimiento y la sensibilidad necesaria para saber valorar el movimiento
cultural que está movilizándose en el medio socio-económico del turismo
moderno, donde la historia, la cultura y todo ese ancestro, forman una muy
importante parte de la motivación del viaje. Insistir en estos conceptos, comentarlos
y llevarlos a la letra impresa, es algo que a través de los años hemos seguido
puntualmente, extendiéndolo a una buena parte del mundo hispano siguiendo
programas docentes, conferencias, foros, seminarios, etc., sin otro interés que
buscar denodadamente la capacitación profesional de las mujeres y hombres de
este mundo que saben que en el desarrollo del turismo está el porvenir, la
erradicación de la pobreza, la elevación del nivel socio-cultural de los
pueblos, de su nivel de vida, de su sensibilidad por la compresión y la paz
mundial… Un panorama de esperanzas que se ha venido estrellando ante el
despótico poder político que ha destrozado todo lo que ha encontrado por
delante, pensando solo su propio ego personal y su bienestar económico.
Hasta aquí otro punto de
reflexión, que nos recuerda tiempos de sacrificio, ilusión y de esperanzas, frustrados
precisamente por el triste y desolador sistema político imperante donde la
justicia, la razón, la comprensión y el entendimiento, están brillando por su
ausencia, por no nombrar el conocimiento…
* Del Grupo de Expertos de la
Organización Mundial del Turismo. OMT.
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