Juan Calero González
El 22 de noviembre se conmemoran treinta años de habérsele
otorgado el título Hijo Predilecto de la ciudad de El Paso a Ismael González
González por el Ilustre Ayuntamiento de dicho municipio.
‘El Paso, pueblo mío! Al que me encuentro unido por
herencia ancestral de mis antepasados’.
Con una fraseología sensible, delicada, armoniosa, propia
del refinado sentimentalismo lírico y de su alto grado de cultura poética hasta
imbuir su léxico persuasivo y conmovedor, fue un conversador nato y un poeta
inspirado en las bellezas naturales de su tierra, llamando, por ejemplo,
‘espuma que cae sin cesar’ o ‘cataratas
de algodón’ a la brisa pasense.
En sus poemas nos
hace evocar la sublime grandeza de un hombre hecho a la exteriorización de los
conceptos, con la más alta sensibilidad de su alma, que volcaba en la armonía
de una palabra modulada, precisa, con los atinados acordes de un léxico suelto
y fácil, exquisito para deleite y enseñamiento de los que hoy, al cabo de
tantos años, nos embargamos en su lectura.
La poesía es la expresión de la belleza ideal por medio de
la palabra rítmica o sujeta a determinada forma artística del pensamiento y del
sentimiento. El lenguaje propio de la poesía es el verso, para la prosa puede
también elevarse a la expresión de la belleza, empleando giros e imágenes del
lenguaje.
Tal fenómeno encontramos abundantemente en los textos periodísticos
de González González.
La obra poética de Ismael es incontable e inédita en su
mayor parte, dispersa, regalada soneto a soneto, poema a poema a familiares y
amigos y otra buena cantidad en papeluchos arrinconados en cajones y gavetas
que alguna mano indecorosa desechó a la hoguera, sin llegar a reunirse en algún
libro.
No nos cabe la menor duda, que Ismael González González
era, ante todo, poeta, pues su prosa estaba, a menudo cargado del florilegio
retórico, embriagador, donde la fina ironía y el desenvolvimiento literario,
evidencian el temperamento indómito o mejor digamos, rebelde, a la aceptación
de un punto de vista evidentemente discutible.
Aunque Ismael fue un cultivador del endecasílabo, que
encontramos en muchos de sus poemas rimados, por ser quizás la excelencia de la
lírica, lo que en tal medida resulta más cómodo a la expresión de la belleza y
armonía subyugante del verso, también se manifestó en las otras partes de la
poesía, con una soltura y lucidez de espíritu, hecho a los más asombrosos y
delicados temas.
Su trabajo profesional no era más que un pretexto material
para llenar el vacío de una actividad humana y disfrute de un profesional y
trabajador honesto, vinculado a las particularidades sociales de sus
coterráneos, defensor de los derechos de su pueblo, en cuya labor empleó gran
parte de su vida, y por último, en lo que pudiéramos llamar la esencia de su
vivir como escritor y poeta desde muy temprana edad sin inmiscuirse
directamente en cuestiones políticas.
‘Yo vengo de esa casta de hombres esforzados
que, al filo de hacha y punta de azada
iban hendiendo el monte, haciendo descampados,
construyendo caminos entre recios pinares,
en una geografía abrupta, contrastada.’
A lo largo de su vida, fue dejando su obra por diferentes
periódicos canarios La Provincia, El Día, Diario de Avisos, Diario de Las
Palmas, Espartaco y El Mundo, pero no la vio recogida, aunque sea de manera
sintetizada, en el libro que soñó publicar y yace, amarillando, disperso, en
hojas sueltas y recortes de prensa, entre viejos anaqueles.
Entre sus colaboraciones periodísticas contemplamos como
detalla en profundidad la Conquista de La Palma y la exterminación de sus
aborígenes; las grandes joyas arquitectónicas y artísticas del Valle de
Aridane, como fue la reconstrucción de la ermita de Las Angustias; la iglesia
de Bonanza que data de 1710, única obra de valor artístico hecha por la mano
del hombre que posee el pueblo y su propuesta de convertirla en Museo. En otros
artículos exalta en abundante bibliografía sobre esa ‘Herida de la Caldera de
Taburiente en la Isla de La Palma, /abierta siempre en su entraña telúrica,
abismal, inmensa’.
Asimismo, aborda con minucioso interés la que ya se
vislumbraba muerte de la industria de la seda del gusano, la primera industria
de Canarias, exhortando a los políticos, no sólo del Ayuntamiento de el Paso,
sino al Presidente del Cabildo de La Palma su toma de atención a tan lamentable
hecho.
Su veta reivindicativa está presente en cada uno de sus
escritos en la prensa canaria, podemos mencionar a manera de ejemplo, sobre el
acto institucional de colocación de la primera piedra en el último reducto de
los indígenas en La Palma y que nunca se llegó a ejecutar; o, tras un
desafortunado comentario del narrador, político y folclorista Elfidio Alonso, sobre el discurso pronunciado
por el entonces Presidente del Gobierno de Canarias Jerónimo Saavedra
erigiendo monumentos a los traidores
como Tenesor Semidan, en Gáldar y no a los héroes canarios, como Tanausú.
Actualmente se prepara el libro que reúne la mayor parte de
su obra poética y periodística, ante el ingente volumen de escritos revisados y
transcritos y la gran diversidad de temas que salieron de su quehacer y pasado
por su pluma y máquina de escribir.
Sirvan estos párrafos como homenaje a un hombre de letras,
patriota de su ‘Pueblo de los almendros florecidos /en copiosa hemorragia de
colores,’ en el treinta aniversario de otorgársele el título Hijo Predilecto de
El Paso.
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