Agustín Armas Hernández
Los años, como sabemos, son ciclos, lapsos de
tiempos que se empiezan a contar el 1º de Enero y terminan en 31 de Diciembre.
De trescientos sesenta y cinco días consta el año, o si lo prefieren de 52
semanas, o también de 12 meses.
Para quien tenga necesariamente que esperar un
año, o sea, 365 días la vuelta, otra vez, de una fecha determinada, que le es
grata y le hace feliz, de seguro que si la va contando día a día, la llegada de
la misma le resultará interminable.
Existen personas -entre ellas me cuento yo- que
autosugestionándose preferimos pensar el año, no en días sino en meses, pues de
esta forma el tiempo de espera, no nos resulta tan angustioso y por ende más
llevadero. ¿Qué les parece a ustedes? Infinidad de motivos pueden haber para
desear que llegue un día o una fecha emotiva, como por ejemplo: la llegada de
algún familiar, la fiesta de nuestro pueblo, (aunque en el mío hay tantas…
¡pero qué fiestas!) el recibir alguna renta etc. Pues bien, llegó La Primavera.
Doce meses han pasado desde la última disfrutada. Apareció abril y con este mes
el surgir de flores, sol, luz. ¿A quién no le alegra La Primavera? Transcurrió
despacio dicho mes, preludio de fiestas, de alegría. Estamos ya en el florido mayo, nos
llega en el recuerdo, olor a flores, pólvora, incienso, Liturgia, etc. Todo
ello ofrecido por los fieles
en holocausto a las
imágenes de su devoción. A mayo se le conoce como el mes de las flores; por ser
tan bonito la iglesia católica se lo dedica a la Virgen María.
Comienzan las fiestas a partir del 3 de
Mayo, día de la Cruz. Son tres, de los principales pueblos de nuestra isla, los
que llevan el nombre simbólico del Santo Madero: nuestra capital (Santa Cruz de
Tenerife), la ciudad turística (el Puerto de la Cruz) y la Cruz Santa. Son éstos,
pueblos y ciudades los que con su influjo repercutido encienden la fe a otros
del entorno, uniéndoseles, como bien es sabido, a los que llevan el nombre de
la Cruz. La ciudad de La Laguna y Los Realejos, entre otros son los que cierran
sus puertas, antes, ahora creo que no, al
comercio para unirse a los anteriormente aludidos, tanto en los festejos
populares como en los actos litúrgicos.
Las fiestas del 3 de mayo tanto en Santa Cruz
como en el Puerto de la Cruz no se celebran con el entusiasmo y esplendor de
otros tiempos. ¿Por qué?, ¿será por los carnavales? Bueno, de todas formas no
ha de extrañarnos, ¡he oído decir, que hasta querían cambiar el nombre a Santa
Cruz! Sin embargo, es en El Realejo Alto donde cada año toma más fuerza y
popularidad la fiesta en honor al Santo Madero, millones de pesetas gastan los
realejeros en fuegos artificiales en ofrenda al símbolo de los cristianos, La
Cruz.
¿Pero que quiere el Señor de nosotros? Que
obremos el bien y practiquemos la justicia y el amor al prójimo. No basta con
celebrar las fiestas, hace falta un corazón recto y una vida intachable.
Entonces Dios vivirá entre nosotros.
LA PRIMAVERA HA LLEGADO
¡Primavera! somnolienta has llegado,
Despiertas fuerte como enamorado,
Por fin vino lo largamente esperado,
Surgen flores rápido a nuestro lado.
Primavera que alegras el alma,
Chorros de luz que bajan de lo alto,
Noches de luna clara y en calma,
Palpitar de estrellas y encanto.
El sol a raudal por todos lados
Niños que corren, ríen o sentados,
Abrense balcones, puertas, ventanas
Perfumas el aire por las mañanas.
¡Primavera! ¿Qué das, que nos cambias?
Donadora de vida, de ensueños…
Embrujas, seduces y hasta embriagas.
¡Primavera!, eres la siempre bien llegada.
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