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sábado, 3 de mayo de 2014

LA CRUZ, FUEGOS, FLORES, Y UNA FIRME TRADICIÓN

Esteban Domínguez

La devoción a La Cruz es muy propia de los franciscanos. Y se sabe la parte  que tomaron esta congregación en la evangelización de las Islas.

Donde quiera que hubiera un convento de frailes de esta Orden, ellos ponían un vía-crucis que terminaba en el Calvario. En cada estación del mismo, colocaban una CRUZ de grandes dimensiones hecha de madera y filigrana en el suelo contra la pared de una casa. Esto lo podemos ver aún en la Ciudad de La Laguna, Puerto de la Cruz, o en nuestro propio municipio, donde quedan éstas significativas señales, como así mismo en Las Palmas y otras islas, existen algunas CRUCES franciscanas.

Con el paso de los años, las CRUCES se fueron multiplicando y aún, quedan, sobretodo el testimonio de la devoción a la CRUZ en el nombre de la Capital de la provincia de Tenerife, Puerto de la Cruz, la Cruz Santa etc.

Nuestro paisano, el eminente don Jesús Hernández Perera en su obra monumental de la “Orfebrería en Canarias”, menciona las preciosas CRUCES recubiertas de Plata de la Concepción de Los Realejos desaparecida en el incendio del 5 de  Noviembre de 1978; la Cruz de filigrana de San Marcos en Icod de los Vinos; la llamada CRUZ de la Conquista de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife recubierta y encerrada de níquel, -trabajo éste que corresponde al artista Trujillo-. La CRUZ de Santo Cristo de La Laguna y de Tacoronte, etc. Y dice que piezas de este porte no se encuentran en la Península.

En la iglesia de Santiago, hay una CRUZ pequeña de filigrana de plata que contiene trozos de madera procedentes –según tradición- de la CRUZ que presidió los primeros Cultos Cristianos después de la Conquista.

Unas notas importantes de don Guillermo Camacho de su libro “La Iglesia de Santiago Apóstol”, nos confirma que “aquella CRUZ considerada como relicario de unos trozos pertenecientes a la que plantaron los conquistadores, puede ser la “CRUZ de filigrana”, -plata sobre madera- que se labró con los restos de otra procesional antigua, en el año de 1676.

En cuanto a la CRUZ grande o de tamaño natural, se dice que fue de la cofradía de la Vera Cruz y Misericordia y que terminaron de vestirla los proveedores, con placas de plata repujada, en el año de 1765. En cuanto al trono, se  cubrió también según se iba pudiendo, así solían hacerse estas obras. Algunos dejaron memoria de su trozo, como por ejemplo don  Isidro de la Guardia en el año 1803, al igual que don Domingo Pérez, que dio dos onzas de 82. También don José Spinola en el año 1805. Este último don José Jacome Barroso había dejado mucha plata cuando hizo la fiesta en el año 1760: pero no puso inscripción”.

La opinión que merece LA CRUZ de plata al señor Hernández Perera en su obra ya citada, (Pág. 280), nos dice sobre esta CRUZ, lo siguiente: “Son ejemplares  de plata de gran tamaño, caso insólito en la platería del Arte Hispánico (T.IV, pág. 585). Y en nota añade: El Realejo Alto pasea desde principios del siglo XVIII su CRUZ de plata con la que sustituye la primitiva CRUZ de madera ante la que se efectuó la rendición de los menceyes guanches”. Y en la Pág. 227, ha dicho, aludiendo a la importancia de la fiesta de la CRUZ en Tenerife: “Quizás triunfalmente todos los años, en medio de un derroche, cada año mayor, de fuegos artificiales, incremento nacido de la emulación entre los vecinos de la Calle del sol y del Medio, por las que pasa el cortejo”.

Por otra parte, y dentro del fervor que Los Realejos siente por LA CRUZ, la devoción se ve incrementada a todo lo largo y ancho del término municipal. Precisamente en los barrios de El Tanque de Arriba, El Horno, El Mocán, La Cruz Santa, calleViera y Clavijo y su contorno, El Castaño, La Carrera, La Corona, Las Toscas de Romero, El Toscal, La Callita, Tigaiga, Las  Toscas de san Agustin, El Cantillo, así como las calles del Sol y del Medio y otras que podemos ver a lo largo y ancho de todo el municipio.
En todos estos lugares, cada año se celebran sus fiestas en honor a la CRUZ, prolongadas hasta que la piedad de los vecinos lo quieran, sirviendo de encuentros familiares y amistosos en torno a las fiestas que, sin lugar a dudas, son apetecibles por la confraternidad que ellas conforman en su conjunto.

Pero de la misma forma que en estos barrios que hemos mencionado cala hondo en su buen hacer por estas celebraciones o manifestaciones festivas, otras fiestas de igual resonancia han ido desapareciendo como son las de la CRUZ de “la cochina”, mas conocida como las fiestas de la CRUZ de las Toscas de San Agustín. El cantillo. Las cuatro de Tigaiga, Los Barros, San Benito o Los Quintos entre otras muchas. Todas estas celebraciones o fiestas populares que anteriormente se celebraban, se han nido perdiendo con el transcurrir de los años. Sin embargo podemos ver como LA CRUZ siempre ha estado presente en el acontecer festivo y local de Los Realejos, en todos sus barrios, como queriéndolo todo el acontecer diario de estas entrañables tierras, unidas a la primitiva CRUZ de la Conquista a partir de aquel memorable día 25 de julio de 1496. Precisamente, en este terreno o solar, donde hoy se alza la iglesia de Santiago Apóstol. Lugar aquel, en el cual se celebro la primera misa. LA CRUZ estaba presente, y Tenerife pasó a incorporarse a la Corona de Castilla, sumándose a las demás Islas conquistadas.


Los Realejos reciben su nombre de la de la afincacion del Adelantado. LA CRUZ presidio aquel memorable acontecimiento y desde entonces sigue elevada en el corazón y en el alma de los realejeros que cada año, la invocan con múltiples manifestaciones festivas en su honor

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