Antonio-Pedro
Tejera Reyes
DE
PUEBLA A OAXACA, UN RECORRIDO IMPRESIONANTE
Oaxaca, como muchas ciudades de América, luce un extraordinario arbolado,
presente en todos sus límites, una imagen que se disfruta en sus calles y
avenidas, de forma fundamental en sus andadores (calles peatonales) lo que
hacen el más agradable ambiente para visitar la ciudad.
“Conservar
nuestras señas de identidad, cuidarlas, mimarlas y exponerlas con dignidad y
orgullo, son valores necesarios para conseguir situarnos en la cúspide del
desarrollo del turismo cultural que ya está presente en el mundo”
UN
PRÓLOGO NECESARIO
Desde
Acapulco hasta Cancún, México más que nos ha enamorado con sus bellezas
naturales, su monumental historia, obras milenarias, arquitectura colonial,
pero sobre todo por sus gentes.
El
cálido acento de la cordialidad del mejicano, es un valor principal que se está
sintiendo en el desarrollo del movimiento turístico mundial.
Aquel México que nos enseñaran las películas del pasado siglo, sigue perdurando.
Agustín Lara y su “María Bonita” – aquella que tenía que acordarse de la luna
de Acapulco – está ahí. Junto a ella, el famoso Jorge Negrete, o Mario Moreno…
Todo México respira estas leyendas y recordarlas o revivirlas en las calles de
Campeche, Veracruz, o en la mítica Chichén Itzá, es para nosotros, una
verdadera añoranza que nos ayuda a sobrevivir en un mundo cargado de
materialismo, injusticias y desprecio a la fidelidad y al trabajo bien hecho.
Puebla, Oaxaca, Cozumel, y muchos otros, son escenarios inolvidables recorridos
en nuestro Méjico. Revivirlos en Perú, es como revivir los ecos de la canción
de Agustín Lara por las calles de Paracas… o en el Puente de los Suspiros, de
Lima…
El Puente de los Suspiros una de los mayores atractivos del distrito
Barranco, en la ciudad de Lima, un recurso turístico de alta calidad para el
turismo cultural que tenemos en las puertas, acogedor de leyendas emocionantes
que nos acompañaron en un memorable recorrido… conteniendo la respiración…
OAXACA,
OTRO RECURSO TURÍSTICO MEXICANO
Siguiendo
nuestra ruta turística de aquellos años de principio de este siglo, la
carretera que nos llevara hasta Oaxaca (se dice Oajaca) desde Puebla, era algo
impresionante. Las tres horas y media de recorrido, eran una continua sucesión
de paisajes con espléndidos panoramas de erguidos cactus durante varios
kilómetros, para pasar a profundos barrancos y altas trincheras con los más
insólitos colores en sus laderas... blanco, azul, verde, rojo... todos llenos
de matices que nos hacían entender que estaban combinados todos los colores
posibles que La Naturaleza pudiese dar. A ciento cuarenta, o ciento cincuenta,
kilómetros por hora, se podía apreciar toda esta belleza ya que las rectas
parecían interminables en aquellas autopistas, y las curvas apenas se notaban
en la mayoría de las ocasiones.
La extraordinaria obra de ingeniería del Puente Calapa, que une los estados de
Puebla y Oaxaca, que tuvimos el placer de recorrerlo, en una mañana
esplendorosa digna del mejor recuerdo.
El
Puente Calapa, límite entre el Estado de Puebla del de Oaxaca, es otra
impresionante obra de ingeniería moderna, digna de figurar en los mejores
manuales.
Un
viaje acogedoramente acompañado por las hermanas Ríos Ramírez, de las cuales,
Alina, había sido una de nuestras alumnas en Canarias. Sus padres, el médico
Fernando Ríos, y María del Carmen, fueron especiales anfitriones nuestros en
esta inolvidable visita. No era una casualidad que fuesen los presidentes del
Rotary Club de Oaxaca-Antequera. Allí, en su bella casa, rodeado de esos
exuberantes jardines de nuestra América, con el trinar de sus pájaros y el
dulce clima del trópico, degustamos nuestra primera comida oaxaqueña, con su
famoso chocolate y sus exquisitas frutas tropicales.
Monte Albán, una reliquia arqueológica de más de 500 años A.C., puesta en
escena por
los mexicanos en Oaxaca,. donde disfrutamos de unas impresionantes muestras de la
cultura ancestral de los aborígenes de la región, cuidadosamente enmarcada y
perfectamente
integrada en el desarrollo turístico-cultural que hoy crece inmensamente.
EL
MONTE ALBÁN Y EL ÁRBOL DEL TULE
El
Monte Albán era una de nuestras metas. Veníamos preparados para visitar esta
joya de la civilización que existió más de 500 años A.C., pero todo comentario
sobre ello se nos quedaría corto para referenciarlo. Acompañados de un
extraordinario guía y de la familia Ríos-Ramírez, disfrutamos de unas
documentadas y amplias explicaciones, que más de una vez nos dejaba
transportados en el tiempo, llevándonos a través de su hermosa vegetación –
como el árbol palo negro, o sus esplendorosos laureles – hasta sus increíbles
ruinas históricas como los graba-dos en piedra de figuras humanas que fueran
reproducidos para hoy ser expuestos al visitante, realizados, en el año 1995,
en fibra de vidrio, por el artista Pedro Dávalos... Inmensas extensiones llenas
de construcciones piramidales, perfectamente simétricas y con amplias espacios
kilométricos de vastas llanuras, nos daban noticias de la cultura zapoteca, en
este sorprendente lugar del que aún se dice quedan más de cien kilómetros de
ruinas arqueológicas por descubrir.
De
allí fuimos a parar a Cuilapan, para admirar el famoso convento inconcluso del
Siglo XVI, situado a unos 15 kilómetros de Oaxaca, y en cuyo lugar fuera
fusilado el héroe de la Independencia Mexicana, Vicente Guerrero, en honor del
cual está levantado un monumento. En el convento está abierto un importante
museo de arte colonial, y también una capilla de culto de los frailes
dominicos.
Más
tarde, acercándonos hacía Oaxaca, pasamos por Santa María del Tule, otro
poblado de origen histórico donde se halla el famoso “Árbol del Tule” un
imponente ahuehuete con más de 40 metros de altura y 50 y tantos metros de
diámetro. Formidable. Rodeado de una valla protectora, su tronco presente unas
formaciones que hacen que unos niños del pueblo agudicen su imaginación y nos
hagan observar distintos elementos en él. Jorge, con sus 9 años, nos hizo ver
la cabeza del león, el ciervo, el elefante... La propina se la ganó bien.
El impresionante árbol de Tule, un atractivo turístico de Oaxaca, una conservación
mítica de los oaxaqueños de extraordinario valor turístico-cultural.
La
Iglesia de Santa María del Tule, aparece junto al árbol configurando una
incomparable postal, alrededor de unos hermosos jardines en su plaza principal,
donde también se encuentra su Ayuntamiento. Del mercado de artesanía que
visitamos allí mismo, ese domingo por la tarde, conservamos ya su famosa
cerámica de “barro negro”, con sus bellos y brillantes decorados.
OAXACA
DE NUEVO
El
Templo de Santo Domingo, ya en la ciudad de Oaxaca, es también algo
inenarrable. La majestuosidad de su arquitectura da idea de unas concepciones
donde siempre estuvo presente la magnificencia. La brillantez de su interior es
el fiel reflejo de las grandes cantidades de oro empleados en su ornamentación,
cuyo altar mayor está cubierto íntegramente de hojas del mismo. El Centro
Cultural Santo Domingo, situado en un lateral del templo, está considerado la
mayor construcción virreinal de toda América Latina, y el mayor proyecto
cultural del Estado Mexicano, destinado al museo de las culturas de Oaxaca,
biblioteca, jardín histórico etnobotánica, así como sede de congresos,
convenciones, exposiciones, etc. En el pudimos maravillarnos con los elementos
encontrados en la famosa “Tumba 7” del Monte Albán, junto a otros muchos
objetos símbolos de una sorprendente cultura, cuidada y conservada con los más
modernos medios y presentada con una rigurosidad y un estilo, de los mejores
que conocemos.
Oaxaca,
dio para mucho más en esta fugaz visita. Allí paseamos por sus recoletos
andadores (calles peatonales) admiramos sus típicos restaurantes, sus pequeños
hoteles ubicados en antiguas casas coloniales, el viejo Convento de Santa
Catalina de Siena convertido hoy en el lujoso hotel “Camino Real Oaxaca” (donde
estuvieran los Reyes de España), conocimos su típica bebida: el mezcal,
llevándonos una botella para Canarias, obsequio de la familia Ríos-Ramírez.
Antiguo convento, el Hotel Camino Real, con sus idílicos bucólicos rincones, en
Oaxaca, es un ejemplo del acomodo de los edificios coloniales, al movimiento
turístico de la ciudad, una realidad evidente en toda Oaxaca.
EPÍLOGO
México
se iba a quedar en el recuerdo de esta inolvidable visita. Las panorámicas
vistas desde el Monte Albán de la ciudad de Oaxaca, son para nosotros una
llamada.
El “alebrije” de Arrazola, que nuestra alumna
Lizeht L. Gurrión, nos llevara de regalo a Canarias – ha quedado fijo
permanentemente en nuestro lugar de trabajo. Ahí sigue. Es un recuerdo
imperecedero de ese inolvidable viaje nuestro a las tierras de la Sierra
Madre...
Andanzas
turísticas vividas que forman un conglomerado de experiencias que obligatoriamente-te
debemos dar a conocer. “Servir es mi ocupación”, dice Rotary Internacional.
El inconcluso Convento de Cuilapan, una muestra evidente del conocimiento de
los mexicanos, que han sabido conservarlo en su actual estado, lo que no ha pasado
en otros países – sin nombrar a nadie – donde unos han dudado en “reconstruir sus
tesoros pasados empleando hierro y cemento.
Vasijas de barro negro, otro de los valores artesanos de Oaxaca, de alto valor
como souvenir turístico.
Una muestra de las extrañas piezas artística de Arrazola, convertidas hoy en importantes
símbolos artesanales de Oaxaca, conservada – esta pieza - en nuestras oficinas, gracias a un obsequio
traído a las Islas Canarias por la oaxaqueña, Liz L. Gurrión.
Grupo
de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. OMT.
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