Lorenzo
de Ara
Vamos
a meter al psoe en el quirófano, no para curarlo (imposible para la medicina
moderna), pero sí para saber lo que lleva dentro. Y en su interior no hay alma.
Que lo sepa usted de antemano, sapientísimo lector. Pero es un mundo de
tinieblas apasionante. Por ejemplo, abrimos en canal el cuerpo del socialismo y
encontramos lo que Rafa Latorre primero descubre: “Uno de los rasgos más
identificables del socialismo calvinista es que sería capaz de esconderse en la
celda de un golpista en Lledoners con tal de no encontrarse con su enemigo, que
es el PP”.
Y
en el transcurso de nuestro viaje por las tripas (sólo hay tripas) del
socialismo, Jorge Busto dispone del segundo necesario para asegurar lo
siguiente: “El PSOE acabó de morir un martes de noviembre de 2019, cuando su
secretario general abrazó al epígono leninista de Anguita para abrirle la
puerta del Consejo de Ministros”.
Y
pegado a Bustos está Gross con otro bisturí: “Sánchez no hay dos, como
estableció Carmen Calvo, sino todos los Sánchez que puedan surgir en cada
ahora.” Su “ahorismo” es inapelable.
¿Y
qué me dicen de Karina Sainz Borgo? Ella no quierer perderse el destripamiento:
“Tieso y agarrotado, Pedro Sánchez se deja arrancar un abrazo de Pablo
Iglesias, el hombre al que durante meses humilló y cuyo semblante se debate
esta mañana entre el pudor y la euforia.” El “ahorismo” del sanchismo de nuevo
en eyección populista.
La
conclusión es clara: La destrucción de la socialdemocracia española es un
hecho.
(En
el Puerto de la Cruz preguntas a los sociatas por socialdemocracia y todos
saldrían corriendo en busca de una respuesta convincente que saliera de la boca
del gacetillero juntaletras petrificado el altar de la mediocridad).
Por
cierto, con Sánchez en Moncloa, con Pablo teniéndola dura en la vicepresidencia
y con Junqueras mandando desde la cárcel, mas Otegi susurrando lo que debe
hacerse por el bien de la paz (manda cojones), que nadie hable de la dignidad
de la democracia. Que nadie de los socialistas o peperos venga a reclamar
dignidad a la democracia más espantadiza de Europa. O del mundo. (Con permiso
del señor Casimiro Curbelo en La Gomera).
En
verdad nada desiguala más que ver a tarugos encaramados en el poder y a
personas de valía ya sin esperanza y rendidos ante la opresión de la tiranía
del populacho con derecho a voto.
Savater
también se apunta a este viaje por el horror más lúcido y necesario para la
buena salud de España, y apuntándose sigue manteniendo con vida El País de
Soledad: “Tras quienes claman por “más democracia” vi a imitadores de los
Castro, Maduro, Evo Morales y demás boicoteadores de la democracia plena en
América. Y más calaveras entre quienes piden libertad de expresión y manipulan
los medios públicos, entre los “pacifistas” que incendian las calles y hostigan
a quienes discrepan o impiden a los estudiantes asistir a clases porque sus
rectores de disimulada faz siniestra prefieren que hagan másters en
barricadas.”.
En
las palabras de filósofo yo veo al psoe de Sánchez y al psoe de los sociatas
del Puerto de la Cruz. Y cuando escribo sociatas no señalo al alcalde de la
ciudad, no. Esos sociatas portuenses están fuera del ayuntamiento, aunque hay
concejales, mujeres incluidas, por supuesto, que desde que ponen el pie
“izquierdo” en el suelo, solo parasitan por el consistorio. ¡Pero exclaman que
están ocupados!
Yo
quisiera estar tan seguro como lo está Ángela Vallvey: en este quirófano: “Los
ciudadanos pueden ahora ser manipulados de muchas maneras –sí–, pero cada vez
son más conscientes del poder que ponen en manos de los políticos.”
Pero
no. En este presente de mi vida resulta imposible que pueda aceptar que el
ciudadano disfrute de esa conciencia de poder que en verdad tiene. Porque, oh
desgracia, donde Vallvey ve ciudadano, yo veo súbdito. Y por ese motivo, entre
otros, Sánchez manda, manda Junqueras, manda Iglesias, manda Torra, manda
Otegi, y hasta mandan algunos sociatas que desmoralizan a los cobardes de la
derecha en el Puerto de la Cruz, en la cual, por fortuna, hay una Antonia
Domínguez que no calla, ni se arruga, ni pide perdón por ser libre en
tertulias. Ella sí que representa a esa ciudadanía libre y consciente de su
poder.
Salgamos
del quirófano. El cadáver apesta
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