Luis
Xavier Grisanti
América
y Europa celebran con júbilo el 250 aniversario del natalicio del Barón
Alexander von Humboldt. Nacido en la Berlín prusiana el 14 de setiembre de
1769, el joven aristócrata se educó en el Palacio familiar de Tegel, en la
Universidad Friedrich-Wilhelm de Berlín y en la Escuela de Minas de Freiberg.
Considerado el padre de la geografía universal moderna, Humboldt fue botánico,
geógrafo, naturalista y explorador. En su vasta obra escrita, hizo aportes
científicos notables en geología, mineralogía, biología, física, geografía
física, geofísica, vulcanología, zoología, ornitología, astronomía,
antropología, oceanografía, sismología y etnografía.
El
joven Humboldt abandonó su naciente carrera como funcionario del Reino de
Prusia y se instaló en París en 1797. Vivirá en la Ciudad Luz entre 1804 y
1827. Junto a su colega y compañero de ruta, el botánico y médico francés, Aimé
Bonpland, quiso inicialmente formar parte de la expedición científica de
Napoleón Bonaparte en Egipto aquel año. De pensamiento liberal, simpatizante de
los ideales de la Revolución Francesa y crítico del esclavismo que se
practicaba en América (solo Dinamarca había entonces prohibido la esclavitud),
ambos científicos publicaron en el idioma de Voltaire su monumental obra de 30
volúmenes, Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente (París,
1807), donde describieron la geografía, flora, fauna, clima, ríos, suelos,
cataratas, fenómenos naturales y costumbres de las sociedades americanas luego
de su viaje a Sur y Norteamérica, entre 1799 y 1804.
Humboldt
y Bonbland, con salvoconducto del Rey de España, Carlos IV, se embarcaron el 5
de junio de 1799 en la corbeta Pizarro desde La Coruña, Galicia. Poco antes,
desde Madrid, escribe a sus amigos: “mi cabeza me tambalea de alegría. Me
embarco en la fragata española Pizarro. Desembarcaremos en Las Canarias y en la
costa de Caracas en Suramérica. ¡Que tesoros de observaciones no coleccionaré
para mi obra sobre la construcción del mundo!” Catorce días después arribaron
en Tenerife, donde escalaron el elevado volcán de El Teide (3.700 metros). El
ingeniero de montes orotavense, Isidoro Sánchez García, exdirector del Parque
Nacional epónimo, diputado al Parlamento Europeo y presidente de la Asociación
Humboldt en Las Islas Canarias, ha escrito una extensa obra sobre la
permanencia del explorador alemán en Tenerife y América.
Los
sabios europeos desembarcaron el 16 de julio en Cumaná, capital de la entonces
Provincia de Nueva Andalucía, donde les recibió con toda clase de atenciones,
el gobernador español, Vicente de Emparan. Alquilaron una amplia casa a la cual
acudían maravillados los locales para apreciar los 42 instrumentos científicos
por ellos traídos a América, entre ellos un telescopio y un microscopio, los
más avanzados de la época.
Humboldt,
de 30 años, y Bonpland, de 36, deslumbrados por la naturaleza circundante y la
cultura de sus élites criollas, deciden permanecer en la Capitanía General de
Venezuela. Recorrieron y admiraron la península de Araya. Visitaron Cumanacoa,
el Valle de Caripe, el Lago de Guanoco, las misiones de San Fernando y diversos
espacios de los hoy estados Sucre y Monagas. Se trasladaron expresamente a la
Cueva del Guácharo y estudiaron las características de la mítica cueva y de su
pájaro epónimo. Escribieron sobre animales desconocidos en Europa, como el
cachicamo.
Prosiguieron
su viaje a La Guaira, con una parada en Higuerote, donde Bonpland continúa por
tierra hasta Caracas. Se reencuentran en la capital de la entonces Provincia de
Venezuela y son recibidos y atendidos con esmero por el capitán general y
gobernador español, Manuel de Guevara y Vasconcelos. Exploran con entusiasmo
los alrededores de la capital y deciden, el 2 de enero de 1800, escalar hasta
la silla de Caracas (2.700 metros), tomando nota de todo lo que veían en el
imponente Cerro Ávila. Los acompaña parte del recorrido, el joven literato
Andrés Bello. Humboldt elogia en sus escritos la vocación cultural y musical de
la aristocracia criolla, la cual compara con la de los salones cultos de
Europa.
Ambos
exploradores se dirigen luego a la región centro-occidental, a los Llanos y a
la Guayana y la Amazonia venezolanas para explorar el rio Orinoco y sus
efluentes. Por los valles del Tuy y Aragua, recorren La Victoria, Turmero,
Maracay, Guacara, Valencia, las aguas termales de Las Trincheras y Puerto
Cabello. Prosiguen sus exploraciones en Calabozo y San Fernando de Atabapo,
adentrándose en la Guayana hasta San Carlos de Rio Negro. Se insertan en el
brazo Casiquiere para conocer el efluente que conecta las cuencas del Amazonas
y el Orinoco. Se trasladan a Angostura desde donde aprecian la majestuosidad de
la desembocadura del rio Caroní sobre el Orinoco. Desde la hoy Ciudad Bolívar
regresan a Cumaná vía El Pao y Barcelona, concluyendo su travesía de 16 meses
en Venezuela y dejando para la posteridad el mayor recuento científico de la
geografía, la flora y la fauna de la futura República de Venezuela.
Simón
Bolívar, a quien conoció en París el año en que regresó de América (1804),
calificó más tarde al Barón von Humboldt como ¨el descubridor científico de
América, ¨ y el presidente Benito Juárez le otorgó el título de Benemérito de
la Patria mexicana. Con presentación de Pietro Filesi, prólogo de Arturo Uslar
Pietri e introducción de su entonces presidente Benjamín Villegas, la empresa
Smurfit Cartón de Venezuela, con ocasión del bicentenario del viaje de los
exploradores alemán y francés a América, públicó en 1994, una edición de
colección intitulada La ruta de Humboldt, Venezuela y Colombia, con textos y
reproducciones de la obra original de los exploradores europeos. Bonpland
fallecería en 1857 y Humboldt en 1859, en su natal Berlín, a los 90 años. Ambos
serán siempre íconos de la fraternidad euro-americana y
franco-germano-venezolana de todos los tiempos.
@lxgrisanti
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