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sábado, 9 de noviembre de 2019

LO HA DICHO VALLE...


Salvador García Llanos

Nos vino a la memoria Gilberto Hernández Linares, que lo recitaba de memoria: “El trío arbitral estuvo compuesto por Calvo, Almenara y Valle”. Desde que se conoció ayer por la mañana el fallecimiento de Manuel Valle Hernández, árbitro de fútbol y de boxeo, la tristeza se respiraba en los alrededores del mercado municipal de la capital tinerfeña y las calles adyacentes. Era un personaje peculiar habitual en la zona, en los rastros, en las tertulias y en los corrillos, donde su opinión era tenida en cuenta hasta el punto de sentar cátedra: “Lo ha dicho Valle”.

Gilberto, como tantos otros portuenses, se refería al célebre partido Puerto Cruz-Juventud Silense, disputado en El Peñón un domingo de Carnaval, 28 de febrero de 1960, determinante en la suerte del ascenso a Primera categoría. Cuentan que ese día hubo casi seis mil personas en la vieja cazuela portuense. Ganaron los locales (2-0) y algunos espectadores supervivientes, más objetivos, aseguran que el arbitraje fue casero en lances decisivos, como un gol anulado al Silense y la discutible expulsión de un jugador visitante. Muchos años después, cuando se lo recordamos, Valle negaba:

-Fue un arbitraje imparcial, en medio de un ambiente como no se había visto en el fútbol regional. El Puerto Cruz se lo mereció.

Unos años después, en la temporada 1964-65, Valle Hernández debutó en Segunda división, en la que se mantuvo hasta el ejercicio 1973-74. En total, 106 partidos arbitrados; 34 tarjetas amarillas y 17 rojas. Pero a estas cifras hay que añadir las cosechadas en otros numerosos encuentros de ámbito regional, especialmente en los torneos veraniegos y amistosos. Ni una molesta lesión de rodilla (le vimos en varios encuentros correr con dificultad) mermaba sus ganas de seguir con el silbato.

Manuel Valle Hernández fue también árbitro internacional de boxeo. Le vimos dirigir combates en la plaza de toros y en el parque San Francisco, del Puerto de la Cruz. Lucía con primor su uniforme de referí: camisa blanca de manga baja y corbata pajarita. Su autoridad en el ring era innegable. 

Intervino en doce campeonatos de España y varias convocatorias del BOXAM, que acogía a los amateur del país en todos los pesos. Llegó hasta Australia para dirimir un campeonato del mundo, un año antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona. También apareció como suplente en Los Ángeles y en Seúl.

-Es más difícil juzgar un partido de fútbol-, dijo en cierta ocasión.

Hace unos tres años, Domingo Negrín Moreno, le arrancó para Diario de Avisos las últimas confesiones, en su 'feudo' de la recova. Se acordaba del k.o. que Sombrita propinó a García Gancho. Y de cuando hizo de improvisado promotor turístico:

-El boxeo le dio mucho a Tenerife; sobre todo, en promoción turística. Cuando iba al extranjero, la hermana de Antonio Salgado, que estaba en el Cabildo, me daba una maleta repleta de propaganda y yo la dejaba en el hotel.

Pero no se quiso quedar en Grecia, donde le ofrecieron enseñar a los empleados de bingo que se abrían como rosquillas. Lo suyo era el mercado. Y el rastro. Donde con frecuencia se escuchaba:

-Lo ha dicho Valle.

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