PASTOR
ABREU, Antonio*
En
los últimos siglos, el pensamiento liberal desarrolló una confianza inmensa en
el individuo racional. Representó a los humanos como agentes racionales
independientes, y ha convertido a estas criaturas míticas en la base de la
sociedad moderna. La democracia se fundamenta en la idea de que el votante es
quien mejor lo sabe, el capitalismo de mercado libre cree, que el cliente
siempre tiene razón y la educación liberal enseña a los estudiantes a pensar
por sí mismos.
Hemos
visto que en política no funciona, de la misma manera, pues es un error
depositar tanta confianza en el individuo racional. Habiéndose demostrado, por
expertos en economía conductual y psicólogos evolutivos que la mayoría de las
decisiones humanas se basan en reacciones emocionales y atajos heurísticos más
que en análisis racionales, adecuadas para afrontar la vida en la Edad de
Piedra, resultan tristemente inadecuadas
en la Edad del Silicio.
De
forma individual, los humanos saben vergonzosamente poco acerca del mundo, y a
medida que la historia avanza, cada vez saben menos. Ni que decir tiene lo que
Steven Sloman y Philip Fernbach han denominado la ilusión del conocimiento.
Creemos que sabemos muchas cosas, aunque individualmente sabemos muy poco,
porque tratamos el conocimiento que se halla en la mente de los demás, como si
fuera propio.
El
mundo está volviéndose cada vez más complejo y la gente no se da cuenta de lo
poco que sabe sobre lo que está ocurriendo en la economía, en la política
creada por mentirosos, cínicos y traidores a España. Rara vez son conscientes
de su ignorancia, porque se encierran en una sala insonorizada de amigos que
albergan ideas parecidas y de noticias que se confirman a sí mismas, donde sus
creencias se ven forzadas sin cesar y en pocas ocasiones se cuestionan. Y quien
lo hace, queda señalado.
El
problema del pensamiento de grupo y de la ignorancia individual está afectando,
no sólo a los votantes y clientes comunes, sino también a corruptos e ineptos
presidentes así como a directores
generales. Y lo que está siendo aún peor. El escusado de oro del poder
político, pasa por seguir distorsionando inevitablemente, la verdad. El poder
se dedica a cambiar la realidad, con la
mentira, en lugar de presentarla como es. Debido a ello, el poder del
pensamiento grupal está tan generalizado que resulta difícil romper su
preponderancia, aunque las ideas parezcan ser bastantes arbitrarias.
Cuando
tenemos un martillo en la mano, todo parece un clavo; y cuando tenemos un gran
poder en la mano, todo parece una invitación a inmiscuirse. No nos gustan
demasiados los hechos ni tampoco parecer estúpidos. Así el escusado de oro del
poder actúa como un agujero negro que deforma el espacio que lo rodea. No les
van a convencer sobre la verdad del calentamiento global, cansados de tantas
páginas y exposiciones sobre datos estadísticos. Socialista, sabes menos de lo
que crees ¡Actúa!
Yuval
Noah Harari, (1976) es profesor de Historia en la Universidad hebrea de
Jerusalén. Doctor en Historia por la Universidad de Oxford. Sus libros: Sapiens
(Debate, 2014) Homo Deus (Debate, 2016) con más de doce millones de ejemplares.
21 lecciones (Debate, 2018) ¿Somos capaces aún de entender el mundo político
que hemos creado? Veamos, en breve, cómo evoluciona el nacimiento del
fanatismo.
*Miembro
de la AIPET.
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