Antonio-Pedro
Tejera Reyes
“Los recuerdos son migajas que un mendigo nos pidió / son renglones de la vida
que en un libro se escribió. Los
recuerdos son fantasmas que me acechan por doquier / son las cosas que pasaron
para nunca más volver…” Conchita Abreu Rascaniere.
“POR
SUS HECHOS LES CONOCERÉIS”
Hay
un momento en la vida, que, por el proceso natural del tiempo, las cosas se
acaban. Y ves que tú ya no serás el mismo, que todo ha cambiado… Que no se
puede confundir un Rolls Royce con una bicicleta… Que hay gentes que se quieren
comparar a otras y no les sirven ni para limpiarle los zapatos…
El
paso natural del tiempo es irreversible, y “por sus hechos les conoceréis”. Esa
es la única realidad existente, sin ningún género de dudas, ni nada que pueda
contradecirle. (Inspirado en el pensamiento de Josep Guardiola)
Algunas
circunstancias que van ocurriendo en nuestra larga vida, nos traen al
escenario, varias secuencias. Una de ellas, persistente en nuestra memoria como
si hubiese sido una premonición en nuestra vida, cuando allá por los años
cincuenta del pasado siglo participamos en la inmortal obra de Calderón de la
Barca. “El Gran Teatro del Mundo” escenificada en el Teatro Guimerá de Santa
Cruz de Tenerife, y nuestro papel era simplemente el de hacer de una sombra…
Rememorando
esa situación, hoy, ante las circunstancias que vivimos, asumimos con toda
responsabilidad, que en al acontecer del mundo, ese es el papel que se nos
asignó sin casi ninguna otra variable…
Cuando
a seres intrépidos cargados seguramente de sus razonamientos, les vemos
destruir todo lo que se les pone por delante, no tenemos más remedio que
confluir en esos pensamientos.
La
inspiración que nos diera para escribir nuestro artículo sobre “Cultura de Paz,
frente al egoísmo y la ingratitud”, viene precedida de todo este preámbulo que
hemos ahora comentado. Que una conversación, una actitud personal, o unos sucesos
en nuestro alrededor, nos hayan llevado a plasmar en el aire nuestra visión de
semejantes lacras de la humanidad, no quieren decir, naturalmente, que estemos
señalando a nadie en particular, con muchísimas menos razones a quienes sabemos
no comulgan precisamente con esas ostias.
Estamos
claros en que cuando hay personas que necesitan “agarrase a un clavo ardiendo”
para justificar sus acciones, cualquier ocurrencia o episodio, le da la entrada
a su ego intentado explicar lo que no tiene ninguna explicación, ni nada que lo
sustente, por supuesto sin ninguna necesidad de ello, pues no tienen nada que
ver con ellas mismas. Si no es así, eso se llama en el algo español “respirar
por la herida”.
Decía
Benjamín Franklin en una de sus muchas reflexiones que había tomado la decisión
de no contradecir directamente a nadie, siempre usaba palabras suaves para
oponerse a algo que sabía no se ajuntaba a la realidad o estaba errado.
Palabras y frases, por ejemplo, como “al parecer”, “en alguna ocasión”, “podría
ser”, etc. etc. le habían servido para disfrutar mejor sus reuniones amistosas,
sus diálogos con amigos, e incluso en su correspondencia.
Indudables
valores que tendríamos que analizar en nuestras relaciones más íntimas, si de
verdad queremos que desprendan la cordialidad y el amor que debiéramos desear.
Los
arrebatos instantáneos, sin reflexión alguna, y las supuestas implicaciones en
las letras y las palabras que giran a nuestro alrededor, deberían ceñirse a esa
reflexión de Benjamín Franklin.
No
todo lo que nos inspira procede de hechos y realidades de quienes lo hacen. Los
ejemplos los podíamos transcribir en decenas de páginas.
Un
buen ejemplo es esa “sombra” de “El Gran Teatro del Mundo” que hoy nos ha
venido al recuerdo., o el pensamiento de las andanzas de un tal Ayarza, que nos
llevan de un lado a otro a reflexionar, inspirados naturalmente, sobre la
maldad, la bondad, el egoísmo y la ingratitud…
La
tristeza nos embarga muchas veces, ante los hechos reprobables que vemos
algunas personas tienes que soportar. De palabra y de obra.
” Cultivo una rosa blanca en junio como en
Enero / para el amigo sincero que me da su mano franca / y para aquel que me
arranca el corazón con que vivo / cardo ni ortiga cultivo / cultivo una rosa
blanca.” José Martí.
Nos
percatamos seriamente de que somos solo esa “sombra” aludida, que solo puede
vivir en su entorno, sujeto, claro está, a las interpretaciones que se les
quiera dar a cuanto dicen o escriben, siempre con el mejor de los sentidos
rotarios, “dar de sí antes de pensar en sí” o “servir es mi ocupación”, algo
que ha marcado nuestra vida lejos de una soberbia que solo alimenta alguna
triste alucinación, sin hecho alguno que la respalde., si no, precisamente,
todo lo contrario.
“Por
sus hechos les conoceréis”. Servir es mi ocupación.
*Del
Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. UNTWO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario