Lorenzo de Ara
¿Quién falto ayer a
la inauguración de la Estación, parada, “paradita” del Puerto de la Cruz? Sí,
ya sé que el presidente del Cabildo, Pedro Martín, nos alegró el día con su
visita, pero quién, en verdad, quién no estuvo y, por lo menos yo lo eché de
menos en un día tan especial e importante. Claro, ya caen ustedes,
sapientísimos lectores (no se les escapa una), el presidente del Consell
Nacional, Josep María Jové, imputado por su papel en la organización del
referéndum ilegal del 1-O ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. No
hay que olvidar que Jové está considerado como el arquitecto del Procés. ¿Por
qué Jové? Porque ya el psoe de nuestro alcalde acepta hablar, negociar o
ponerse a cuatro patas con este hooligan del supremacismo violento. Así que
faltó él.
Y ya que España es
tierra de paletos y el Puerto de la Cruz no anda ligero de ellos, a la
inauguración yo hubiese enviado más guaguas, y helicópteros, y barcos de guerra
fondeados en el muellito pesquero, y bandas (digo bien) de cornetas y tambores.
¿Asistió el Obispo?
Respondan. ¿Es que ya no se bendicen las obras faraónicas y las que no lo son?
En realidad no pasa
nada, puedo llegar a entender que con un gobierno socialcomunista en la ciudad,
eso de que un obispo o un cura se ponga a bendecir unas piedras, unas guaguas y
a unos chóferes que andan currando, amén de pasajeros ateos, agnósticos,
musulmanes, protestantes, mediopensionistas y hasta guanches con taparrabos,
resultaría de régimen franquista, y el Puerto es hoy más rojo y más progre que
en manos de Lola Padrón, Salvador García, Félix Real o Paco Afonso.
¡Qué día tan
importante para nuestro Puerto de la Cruz! Y va muy en serio. Años esperando.
Lo cual es muy normal en esta urbe de 8,9 kilómetros cuadrados, a no ser que
Juanito Cruz y el gacetillero de turno ordenen lo contrario.
Leí, pero ya no
recuerdo a quién (y no hace tanto tiempo) “que antes de que te gestione la
derecha es preferible que te robe la izquierda”.
La derecha
derechita derechaza ¿cabizbaja? se ha dejado robar la obra de la estación de
guaguas.
En cinco meses el
nuevo gobierno, así lo asevera Marco Sinese, alcalde, ha hecho los deberes que
el anterior gobiernito no pudo, no quiso o no supo hacer. Y como siempre sucede
con la izquierda, su verdad, ¿la verdad?, será la que consumamos con fruición.
El psoe disfruta de
una hiperlegitimidad tan burda, que una derecha sin líder no sabe cómo carajo
combatirla.
¿En tareas de
ingrata oposición el presente alcalde dijo que la estación de guaguas para el
Puerto de la Cruz era una obra fea? Ayer me respondió Antonia Domínguez que sí.
Pues no sucede nada. ¿Qué va a suceder? Los segundos, siempre implacables con
la carne y las neuronas, hacen que las personas evolucionemos y consigamos
consolidar cambios definitivos de opinión.
Lo de la nueva
guagua me sirve (y ya no me extiendo más), para reflexionar sobre los fans en
la política y el periodismo.
Yo no tengo un solo
fan. Lo cual me enorgullece.
Marco Sinese es uno
de los políticos que se fatiga manteniendo muy arriba el ánimo de sus fans. El
fan es un protagonista de la política del siglo XXI.
Que yo recuerde, no
ha habido alcalde que trabaje pensando más en el fan que Marco Sinese, o
González. Para mí el alcalde, no me cansaré de repetirlo, merece el máximo
respeto.
Lucía Méndez lo
explica muy bien: “…hay políticos que se confunden y creen que los fans son
equivalentes a los votos. Y periodistas que sólo viven por y para sus fans. Es
agradable, desde luego, disponer de un club de fans que te acune cada mañana,
cada tarde y cada noche con una mantita de elogios”.
Nueva estación de
guaguas, y Pedro Martín, sin piscina, pisó de nuevo el norte. Atrás queda una
imagen deleznable, rastrera, impropia de una ciudad que se precia de ser el
faro del norte.
Marco el alcalde,
ayer, se aseguró de no perder un fan, porque perder sólo uno es un
inconveniente.
¿Y un like?
Nuestro alcalde por
un like es capaz de trasladar su despacho al Cabildo. Qué digo al Cabildo.
Marco por un like es capaz hasta de conceder entrevistas a Lorenzo de Ara. ¡Qué
cosas!
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