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lunes, 4 de noviembre de 2019

FORNICIO DEMOCRÁTICO


Lorenzo de Ara

En Portugal, que nos pilla más cerca, partidos como el PNV, Bildu, ERC, no podrían concurrir a unas elecciones. En realidad, sólo existirían en la clandestinidad de la violencia golpista, y serían perseguidos con la fuerza legal de un Estado que no se toma a broma nada que tenga que ver con la seguridad, la unidad y el bienestar de los ciudadanos.

Aquí, en nuestra bendita España, acobardada y dispuesta a dar lecciones de democracia a medio mundo, sucede lo contrario. Partidos que tienen como objeto de su existencia acabar con España y destruir familias, reciben dinero con transparencia, pero también en las oquedades del sistema, además de disponer de un apoyo constante para persistir en el secuestro de gobiernos de cualquier color político.

Ya digo, en Portugal, esta realidad nuestra sería inconcebible. Y lo mismo sucedería en Francia y en Alemania.

PNV, Bildu y ERC, por citar tres ejemplos notables del embrutecimiento democrático que hemos pergeñado con esmero durante cuarenta años, cuentan con nuestra democracia como la mejor aliada para sus intereses.

Esos partidos son enemigos de todo lo bueno, pero la democracia española consiente que 17 concejales de ERC, 5 o 6 del PNV, y otro puñado más a las órdenes de Otegi, ocupen asientos en el Congreso para destripar España y robar a los ciudadanos.

¿Cómo se puede consolidar una sana y equilibrada democracia con ejemplares así en libertad?


Cuando el Rey en su viaje a Cataluña es escoltado como si se tratara de Trump visitando la redacción de El País o La Sexta, es que algo va rematadamente mal en esta patria nuestra.

Las fuerzas nacionalistas radicales y antiespañolas no deben seguir por más tiempo chupando de la teta.

Cayetana Álvarez de Toledo hace bien pidiendo perdón a los catalanes que se han visto desprotegidos por el PP durante años. Y el perdón debería salir de la boca de Pablo Casado con la misma normalidad y una humildad infinita.

40 años lleva la democracia tendida sobre la cama con las piernas abiertas. Y sobre ella están el PNV, Bildu, ERC, así como otra serie de partidos que, aprovechándose de absurdos complejos, sacan beneficio de un fornicio miserable.


Nada cambiará a corto plazo. Nada puede cambiar porque esos partidos, como la antigua CiU, saben demasiado. Y pueden hablar. ¿Qué ocurría entonces con el psoe, con el PP, con presidentes y gobiernos enteros?

Las cloacas del Estado hablan no sólo a través de las miserias del psoe y PP, también a través de estas formaciones minoritarias, aunque grotescamente todopoderosas.

Sin embargo, sapientísimo lector, recuerda que, en países modélicos como Portugal, Francia o Alemania, una realidad tan gangrenosa sería válida para una serie de televisión.

Incluso para una película pornográfica titulada “Democracia: barata y a tu disposición”.

Pero nunca para la realidad política.

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