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lunes, 18 de noviembre de 2019

LA MENTIRA EN LA POLÍTICA DE CIENCIA FICCIÓN


Lorenzo de Ara

“Prometió detener a Puigdemont y ahora implora el respaldo separatista para su investidura. Aseguró que un gobierno con ministros de Podemos le quitaba el sueño, y después del 10-N corrió a firmar una coalición con la extrema izquierda. 

Prometió intervenir TV3 y tipificar el referéndum ilegal como delito, y ahora se muestra dispuesto a regresar a la rendición de Pedralbes. Y sostuvo que la insurrección secesionista era, ante todo, un problema de "convivencia", aunque ahora ya admite la naturaleza de un conflicto político. Machado explicó gráficamente esta falta de escrúpulos: "En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela". Faltar a la verdad y quebrar el compromiso electoral con los ciudadanos de forma tan flagrante, tal como ha hecho Sánchez, socava la confianza en la política y abona el descrédito institucional”.

Lo que usted ha leído, sapientísimo lector, es una parte del editorial del periódico El Mundo, publicado hoy lunes 18 de Noviembre de 2019.

El protagonista de tales mentiras no es otro que Pedro Sánchez. Ese hombrecillo que adoran los sociatas, porque son, al igual que él, un subproducto del sistema, un grano en el culo de la democracia.

Sánchez y los sociatas son esas cosas. Y muchas otras. Ninguna buena, por supuesto.

En el mismo periódico, en “Papel”, se puede leer un análisis sobrecogedor. Dicho trabajo tiene un título que reza así: “La nueva era de la política ficción: por qué mentir ya no resta votos”.

Es francamente demoledor.

“La suspensión de la incredulidad se ha apoderado en los últimos tiempos del votante, capaz de tragarse una cosa y la contraria en menos de 24 horas con tal de seguir disfrutando la función. Sin inmutarse.”

Y así sucesivamente.

El populacho, el borrego, el sociata en este caso, es ese  subproducto capaz de tragarse las mendacidades del monclivota.

Pero también sucede con los perrunos del PP, y de cuantos siguen ciegamente la doctrina de muchos partidos.

La política es mentirosa. Vive para la tele, para el tuit, para el Facebook, para la inmediatez. Ya nadie recuerda lo que asevera un representante público más allá de las 24 horas.

La política es para la tele un granero más donde ganar audiencia y obtener beneficio, un espectáculo para ganar dinero fácil, y los profesionales de la política participan con desnudez intelectual, acompañados por una caterva de periodistas que van a lo mismo. Entre todos convierten al pueblo soberano en un soberano juguete inútil y sobrante.

No hay memoria. No hace falta.

La mentira es la perfecta herramienta del político con suerte y con deseos sinceros de aferrarse al poder cueste lo que cueste.

El pueblo/populacho/aborregado vota.

Y ese voto, créanme, es tan inútil (aunque peligroso) como el cerebro de Sánchez.

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