Lorenzo
de Ara
Aitor
Esteban (PNV) vive muy bien en una nación que se llama España. En ningún otro
sitio del mundo viviría mejor una ameba nacionalista/supremacista.
Esteban
no dará jamás la mano a Santiago Abascal. “Es un fascista”.
El
nacionalista (gangrena que se extendió por Europa en el siglo xx causando 50
millones de muertos, a los que se unirían los 120 millones que dejó el comunismo) jamás de los jamases
se acercaría a esos 2,7 millones de españolitos fachas que en las pasadas
elecciones de abril votaron a VOX. “Son fascistas”.
En
esta España cobarde y enferma, los representantes del PNV, con 300.000 votos,
consiguen en el Congreso entre 6 y 7 diputados. Cifra más que suficiente para
secuestrar a 46.700.000 españoles.
Esteban
tenía la fortuna de moverse libremente por las Vascongadas, incluso cuando los
“niños traviesos” de le eta antifranquista (olé) mataban niños porque eso era
muy bueno para salud del pueblo vasco milenario.
El
PNV es la representación máxima de la perversidad democrática del presente.
También lo son ERC, Unidas Podemos, Bildu, Juntos por Cataluña, Más País,
PDeCAT. Ese largo etcétera incluye (oh desgracia) al psoe de ZP y Sánchez.
La
España invertebrada de la que escribió Ortega sigue desgajándose tras 40 años
de latrocinio autonomista.
Si
Abascal es un franquista, ¿qué es Aitor Esteban? ¿Un buen hombre? ¿Un buen
cristiano? ¿Un buen ateo? ¿Un buen agnóstico? ¿Un buen lector? ¿Un buen marido
y padre de familia? ¿Un buen gay? ¿Un buen deportista? ¿Un buen demócrata?
A
esta última pregunta, la de si es un buen demócrata, ya respondo yo que no. De
ninguna manera.
Sánchez
lo necesita, como lo necesitó la derecha pepera de Aznar y Rajoy para eso que
llaman garantizar la estabilidad del Estado, que no es otra cosa que seguir
entregando vía fornicación constitucional todo lo que un puñadito de vascos,
vascas y vasques exigen de Vitoria para arriba. Pero en realidad, el PNV no es
otra cosa que la sombra alargada de una tiranía consentida por esta democracia
renqueante y abierta de patas ante sus enemigos.
Aitor
Esteban nunca necesitará escolta que le proteja. Y me alegro.
Los
demócratas en España construyen una realidad donde el depredador tiene derecho
a alimentarse, al mismo tiempo que puede dar rienda suelta a su apetito de
criminal es serie (porque terminar con España es eso y no otra cosa).
Por
el contrario, los inocentes herbívoros (así somos los demócratas tras perder
por el camino la dignidad y la fuerza) nos contentamos con hablar de concordia,
diálogo y federalismo (que es lo que se pone de moda cuando no se tiene ni puta
idea de lo que es España).
Pero
yo (¿estoy solo?) no me considero un herbívoro indefenso. Ni siquiera
herbívoro.
Como
asevera Bruto en “Julio César” de Shakespeare: “…matar es la consigna: es la
acción de moda”. ¿Qué otra cosa es lo que se está haciendo con España?
Aitor
Esteban y su PNV quieren acabar con España. Por eso el nacionalista llama
franquista a Santiago Abascal, y por esa misma razón el psoe y toda la
izquierda colabora en el ignominioso crimen. “¡España debe cerrar los ojos,
tienen que descansar sus huesos!”, exclamaban los Esteban y compañía.
Así
que “seamos sacrificadores, no matarifes”, volviendo a Bruto.
La
defensa de España no necesita cobardes demócratas.
España
sólo necesita demócratas. Con 300 bastarían.
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