Isidoro Sánchez
García
Realmente no
sé las razones que me llevaron a escribir el contenido de este artículo de
opinión pero lo tenía tan claro con las gravitacionales de Alberto Einstein que
no dudé un instante en redactarlo. Me acordé de la importancia del caos y sus
derivadas y por ello evoqué una serie de acontecimientos que creo están
relacionados de alguna manera con Tesla y Eisntein, con las ondas electromagnéticas
y la relatividad, respectivamente. Primero fue la Tesis Doctoral del amigo
grancanario Aurelio Santana sobre la
Real Audiencia de Canarias que se estrenó en Las Palmas en 1526 y cerró
su actividad judicial en 1835 pasando la figura del Regente a la historia de
Canarias trescientos años más tarde. Con el rey emperador Carlos I se consiguió
que los problemas canarios no tenían por qué dilucidarse en Granada. Pero de
Granada si vino a mitad del siglo XIX el joven militar Ricardo Ruiz Aguilar que
se asentó en La Laguna, primero, luego
en La Orotava donde hizo historia en 1892, cuando promovió la instalación de
una planta industrial para generar electricidad con las aguas de La Dula que
bajaban desde los montes de Aguamansa hasta la costa, para mover molinos de
gofio, regar las fincas y atender los lavaderos además del uso doméstico.
Entonces me acordé de Tesla y su corriente eléctrica alterna que tanto afectó
la vida de los seres humanos, así como de Einstein y su relatividad, además de
la energía cinética que tanto sirvió a la comunidad científica mundial para
entender el traspaso de la energía potencial de las masas de agua. Curiosamente
tanto Tesla como Eisntein nacieron en la segunda mitad del siglo XIX en
territorios europeos (Serbia y Alemania), y por diversas circunstancias
tuvieron que marcharse a los Estados Unidos de América aunque volvieron
puntualmente a Europa, para explicar sus tesis y sus trabajos de investigación.
Ambos destacaban por su perfil de ser personajes únicos, irremplazables y
auténticos, como si fueran Bienes universales excepcionales, que lo fueron en
realidad como personajes irrepetibles. En los Estados Unidos nació a final del
siglo XIX, en 1899, otro personaje singular, Ernesto Hemingway, quien marchó a
Cuba, al igual que un pescador canario de Lanzarote, Gregorio Fuentes, que
vivió tres siglos, y entre ambos protagonizaron El Viejo y el mar. Sirvió de
alguna manera para recordar las islas Canarias donde años más tarde, un geólogo
canario, Telesforo Bravo, predijo en 1960 la teoría de los deslizamientos
gravitacionales como causa de los derrumbes que provocaron la formación de los
valles del norte de la isla de Tenerife, cerca del circo del Teide.
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