Jerónimo David Álvarez García
Dedicado a don Álvaro Hernández Díaz
La
inestabilidad socio-política de la España decimonónica, no fue obstáculo para
que legara importantes figuras. En el país de la Restauración ocuparán un lugar
preeminente, Sagasta y Cánovas, Sorolla y Zuloaga, Albéniz y Falla, Juan Valera
y Pérez Galdós y los eminentes Santiago Ramón y Cajal e Isaac Peral. Canarias
está inmersa en los primeros pasos del turismo industrial, las confrontaciones
de la división provincial[1]
y el Caciquismo, que generará variopintas disputas políticas.[2]
Estas rivalidades, de las que Realejo Alto es un claro exponente, no restan
interés a esas visiones cuasi románticas que eruditos o viajeros, dejaron de
nuestros pueblos:“los dos Realejos, el Alto y el Bajo, son pueblos, aunque
no muy grandes, ricos y de muy buenos edificios; sacados algunos caballeros,
los demás son labradores.”[3]
Leopold von Buch, aporta una visión técnica en 1815, cuando describe “los
grandes acantilados, que bordean el mar por debajo de Los Realejos, cerca del
molino del Gordaxuelo, también ofrecen declives inmensos donde es fácil
estudiar rocas diversas. En ese punto, los estratos de basalto sólido alternan
tres veces con otros formados por trozos negros, escoriformes y sin coherencia
entre ellos."[4]
La consolidación social del municipio queda patente en sus
tradiciones, pues a “ finales del siglo XIX, el derivar popular en el que se
encontraba inmersa la Romería en honor a San Isidro Labrador y Santa María de
la Cabeza parece detenerse, al tiempo que se recupera la preponderancia
religiosa de la celebración, (…) aún así, es precisamente en el año 1889 cuando
estas fiestas son reconocidas oficialmente por el Arciprestazgo de Taoro como
las principales fiestas del municipio.”[5]
El año 1888 finalizó con restitución de
don Isidro Oramas y Chaves[6]
como alcalde de Realejo Alto,[7]
insuficiente elección para enfriar la tensa situación política,[8]
como reflejan los rotativos insulares.[9]
Pasemos breve revista a los acontecimientos socio-políticos: Primeramente, se
dará cuenta de la publicación por el Boletín Oficial de la Provincia de
la convocatoria para la renovación, del 27 al 30 de enero, de los cinco
concejales que por ministerio de la ley cesaron en su cometido en junio de
1887, asentándose en acta dicha disposición. Se publicita la vacante de la
plaza de secretario municipal,[10]
mientras la Comisión Provincial previene a varios ayuntamientos canarios, entre
ellos Realejo Alto, para que remitan un ejemplar de las filiaciones de los
mozos ausentes en Ultramar. De igual forma, se comunica al alcalde realejero
que no procede levantar el embargo de los bienes y rentas contra el municipio,
posponiéndose para su estudio el expediente sobre incapacidad de los actuales
concejales.[11]
A
principio de febrero se elabora la lista de contribuyentes:[12]
El primer puesto corresponde a don José
Leal y Leal con 575,02 pesetas, seguido por don Eliseo González Espínola con
563,13 pesetas, don Pedro Rodríguez de la Sierra[13]
con 403,35 pesetas, don Francisco García Oramas con 241,68 pesetas y don
Agustín Chaves Albelo con 234,93 pesetas.[14]
Los 171 primeros componentes reúnen la
capacidad de ser electores y elegibles,[15]
los restantes hasta el 207 son únicamente electores.[16]
Los últimos puestos los ocupan don Ángel Fernando Barreda Hernández, párroco de
Santiago,[17]
don Agustín Rodríguez Yumar, capitán retirado, don Domingo Suárez Albelo,
secretario municipal[18]
y don Gaspar Arocha y Casanueva,[19]
profesor de Instrucción Primaria. La Comisión Provincial, conmina al alcalde
realejero con multa de 100 pesetas, que se hará efectiva “si a vuelta de
correo no remite” el certificado de recaudación de la segunda quincena de
enero.[20]
Esta comisión acusa recibo de las instancias dirigidas por varios vecinos ante
ella y el Gobierno Civil, en queja de la conducta observada en la mesa
constituida el 27 de enero para la elección de concejales, solicitando su
nulidad.[21]
En el proyecto de presupuesto económico para el ejercicio 1889-1890, los gastos
ascienden a 14.691,65 pesetas y los ingresos a 2.890,92 pesetas lo que genera
un déficit de 11.800,73 pesetas “que se cubrirán con los recursos legales
del capítulo noveno de dicho presupuesto”.[22] El guarda local abre expediente a
diversos vecinos por sustracción de carbón.
En
la sesión municipal de 17 de marzo se nombra alcalde por mayoría a don Isidro
Oramas y Chaves. La primera tenencia de alcaldía recae en don José Luis Pérez,
la segunda en don Guillermo Albelo Pérez y regidor síndico don José Borges
Fregel. El resto del cuerpo de concejales lo forman don Andrés de Mesa y
Delgado, don Narciso Luis García,[23]
don José García Pacheco, don Cipriano Álvarez Moreno, don Cristóbal García
Acosta y don Domingo Espinosa. En este acto son designados los alcaldes de
barrio o pedáneos; para las Rosas se nombra a don Santiago García Pacheco, para
la Cruz Santa a don José Méndez Felipe y por la Carrera-Gorvorana a don Domingo
Pérez y González.
Son aprobadas las cuentas de fábrica[24]
de la Parroquia de Santiago que remitió al obispado su regente, don Ángel
Fernando Barreda Hernández.[25]La autoridad competente ordena a la
alcaldía ingresar en las arcas provinciales, en un plazo de tres días, 518
pesetas en poder del depositario a cuenta del embargo practicado contra las
rentas de aquel Ayuntamiento.[26]
El Boletín Oficial notifica a los municipios de Realejo Alto y Garachico
los artículos que serán gravados para cubrir el déficit.[27]
Según informe municipal, a esa fecha las fuerzas productivas del municipio
ascienden a 1.263 habitantes,[28]
“la quinta parte son mayores de setenta años y menores de doce, que nada
producen,” a la vez que “siendo un pueblo agrícola con muchos
caminos y pagos es difícil establecer una vigilancia, sobre ese impuesto”. Estos serán los argumentos
esgrimidos ante la Delegación de Hacienda, para rechazar el cupo de consumo y
sal[29]
que correspondía al pueblo en los Presupuestos Generales del Estado y el
Censo de 1877.[30]
En los reemplazos de mozos es declarado “útil condicional” Domingo
Hernández, se exceptúa temporalmente a Teófilo Luis y se excluye totalmente a
Cipriano Méndez y Cipriano Arbelo.[31]
Las autoridades provinciales levantan el
embargo municipal,[32]
mientras se abre expediente a don Miguel Chaves Albelo[33]
como recaudador del impuesto de cédulas personales, a quien se exige ingresar
las cantidades por él retenidas. Se habilita al maestro de Primera Enseñanza,
por los conceptos de nómina, material y alquiler para el primer trimestre del
curso.[34]
La municipalidad informa al Gobernador Civil, que prosiguen las gestiones
para imponer un arbitrio extraordinario sobre los artículos de consumo no
tarifados.[35]
En cumplimiento de la legislación electoral la distribución de los
distritos electorales es la que sigue: Distrito Primero, colegio primero:
Casco, que comprende la calle de la Alhóndiga, plaza de la iglesia, calles del
Medio y del Sol, del Agua, Callita, adyacentes de Toscas de Romero, San Benito
y Horno. Distrito Primero, colegio segundo: Barrio de San Agustín, Caseríos del
Patronato, Carrera, Montañeta, Burgado, Zamora, Gorvorana, Longuera y Méndez.
Distrito Segundo con un colegio único: Pago de la Cruz Santa, Caserío de la
Cartaya, Zamora, Piñera, Mocán y pago de
las Rosas (que abarca los caseríos de Florida, Placeres, Traviesa, Madroño,
Hoya de Pablo, Palo Blanco, Llanadas,
Treviña, Mollero, Hoya de Farrais y
Ferruja).
Es nombrado juez municipal de Realejo
Alto don José del Carmen Pérez,[36]
al tiempo que la prensa deja constancia de la marcha hacia el pueblo, con
objeto de pasar la temporada de verano, de don José Suárez Guerra subdelegado
de Farmacia de distrito.[37]
En agosto se constituye La Junta Municipal[38]
integrada en su sección territorial por don Juan Yanes García, don Felipe
Siverio Hernández,[39]
don Carlos Hernández Pérez, don Miguel Hernández Albelo y don Felipe Hernández
González. La sección industrial es ostentada por don Estanislao Fragoso García[40]
y la sección de no contribuyentes por don Vicente Hernández Siverio, don
Celestino Chaves y Luis, don Leonardo García Pacheco, don José Luis de la Guardia
González y don Juan Espinosa y Espinosa. Según consta en acta de sesión
municipal, el vecino don Pedro Quintero Rodríguez solicita al Gobierno Civil la
destitución de la Corporación por estar ilegalmente constituida, se desestima
la petición por improcedente.
Con el comienzo del curso se publican
las estadísticas parroquiales, de las que se desprende que el número de
confirmaciones asciende a 704 y las comuniones a 954, la muestra del estudio
englobó a 734 vecinos.[41]
Siguiendo órdenes telegráficas del Ministro de la Gobernación al Gobierno
Civil, es destituido y denunciado, el alcalde y concejo que constituyen el
ayuntamiento realejero.[42]
Mientras, en sesión de 23 de septiembre se reúnen los concejales interinos
nombrados por el Gobernador Civil para ocupar los puestos de propietarios,
destituidos por la nombrada autoridad superior, estos toman posesión ante el
juez municipal. Es elegido alcalde don Eliseo González Espínola[43]
y“se extiende un acta que se agregará al libro de actas cuando se tenga.”[44]
Pero debido a “la mal interpretación de telegramas del ministro” se
ordena restituir al anterior y legítimo gobierno municipal,[45]
de lo cual deja constancia esta nota periodística:“Después de copiar un
suelto, con la noticia de que en el Gobierno Civil se habían recibido nuevas
órdenes telegráficas del Ministro de Gobernación disponiendo se dejara sin
efecto la destitución de los Concejales del Ayuntamiento del Realejo-Alto,
decretada dos días antes por el mismo Sr. Ministro, escribe nuestro querido
cofrade El Memorándum lo siguiente: "El estimado colega nos permitirá una
rectificación y una aclaración. La rectificación: que el Gobierno no ha
decretado la destitución del Ayuntamiento del Realejo-Alto. El Gobierno sabe
que no puede decretarla ni respecto a ese Ayuntamiento ni respecto a ninguno
otro; que eso, cuando procede, corresponde a los tribunales. La destitución no
ha podido decretarla nadie más que el Sr. Antón, que está tan fuerte en derecho
administrativo como en lengua árabe”.[46]
La sesión del pleno da cuenta del falseamiento
de las listas electorales, por lo que el Gobierno Civil restituye la
Corporación anterior, retomando la alcaldía don Isidro Oramas en 13 de octubre.
La orden obliga al Consistorio a ultimar dichos listados por no formularse con
arreglo a la Ley, por el alcalde saliente.[47]
Las intrigas políticas son evidentes, pues tras la restitución de los
concejales, un alto oficial del Gobierno Civil se entrevistará con don Eliseo
González, cabeza de la oposición.[48]
El restablecido ayuntamiento, incondicionalmente tinerfeño había sido de muy
atrás, objeto de la ira de las fuerzas fácticas. El señor Espínola, alcalde intruso como lo calificó la prensa
tinerfeña, pretendió reformar en su fugaz reinado de quince días, las listas
contra las cuales no se atrevió a reclamar en el plazo en que estuvieron
expuestas al público. Intentó amañar unas nuevas listas en las que alteró los
nombres de los votantes. Pero la táctica de don Eliseo fracasó, aún apoyado por
las instituciones capitalinas que intentaban desestabilizar a la municipalidad
norteña por ser afecta a los intereses de Tenerife. Prosigue el rotativo, que “este
cacique de menor cuantía en tierras del Realejo” no piensa en otra
cosa que en “sentar su planta” en el Ayuntamiento, valiéndose al efecto
de todos los medios menos el de acudir a los comicios.[49]
El Gobierno Civil recibe la instancia
presentada por don Isidro Oramas Chaves y otros concejales de Realejo Alto,
suplicando que dicha autoridad se inhiba, para que cesen los procedimientos
ante el Tribunal que perita la causa, que contra ellos se sigue por
malversación de caudales públicos; se desestima.[50]
El día primero de diciembre se celebran elecciones municipales, en tanto la prensa informa cómo tuvo lugar el
escrutinio de interventores, sin que el poderoso partido leonino de don
Eliseo González Espínola se dignase tomar parte en la función electoral. Don
Isidro Oramas nombró parcialmente a los interventores en los colegios, a fin de
que “los leoninos de Espínola” pudieran intervenir en la elección sin achacar
su derrota. Esta prudente conducta se puso en conocimiento de los simpatizantes
del Señor Espínola con la antelación oportuna, quien no acudió al acto de las
elecciones que tuvieron lugar el domingo.[51]
Se publica la relación de los
descubiertos con que figuran los pueblos de esta provincia, por obligaciones de
Primera Enseñanza correspondientes al año económico 1888-1889: Realejo
Alto, posee un importe anual de las
obligaciones de 3.691,25 pesetas, siendo sus ingresos verificados de 2.947,87 pesetas, lo cual genera un déficit
de 743,38 pesetas.[52]
El enésimo despacho periodístico ilustra
la sinuosa vida política local: Las últimas elecciones municipales en Realejo
Alto, en las que no osaron tomar parte las reducidas huestes leoninas que
acaudilla el eterno aspirante don Eliseo González Espínola, son anuladas por la
mayoría de la Comisión Provincial, pues de los tres colegios electorales
existentes, una sola protesta presentada en el del casco del pueblo, protesta
sin uso de razón ni fundamento, ha bastado a la “Comisión Leonina” para
anular toda la elección. El gobierno actual ha dicho que el legítimo
Ayuntamiento es el que, actualmente en funciones, preside don Isidro Oramas,
pues el mismo Gobierno y el Consejo de Estado, recuerdan que los débitos municipales
no constituyen causa de incapacidad para los concejales; pero aun así, la
Comisión Provincial de Canarias sobreponiéndose a órdenes superiores, considera incapacitado al
actual Consistorio y ha anulado estas elecciones.[53]
Se
constata nuevamente, tanto por la documentación oficial, como las referencias a
la prensa histórica, bibliografía y las reseñas biográficas, la consolidación
de la burguesía agraria y la conflictiva situación de la política realejeras.
El último cuarto de siglo, representado en los nombres de don Eliseo González
Espínola y don Isidro Oramas y Chaves, comienza su declive en sus mismas
personas, tanto por fallecimiento como por avanzada edad, respectivamente. Así,
tras la aparición en la escena pública de nuevos personajes ligados a una
incipiente burguesía comercial o sociológica, se sentarán las bases
político-económicas y sociales de principios del siglo XX en Realejo Alto.
Foto
1. Antigua vista de Los Realejos. ARCHIVO MUNICIPAL DE LOS REALEJOS/MELCHOR
HERNÁNDEZ CASTILLA.
Foto
2. Calle de la Alhóndiga de Realejo Alto. ARCHIVO MUNICIPAL DE LOS REALEJOS.
Foto
3. Ntra. Sra. de los Remedios, patrona de Realejo Alto. ARCHIVO MUNICIPAL DE
LOS REALEJOS.
[1] Fernando León y
Castillo (1842-1918), político canario, ministro y embajador, reivindicó la
división provincial de Canarias, pero los políticos tinerfeños ganaron la
pugna, hasta que se vio quebrada en 1927 con las directrices del general don
Miguel Primo de Rivera. La prensa tinerfeña apodaba a sus seguidores “los
leoninos”.
[2] Si no se indica
lo contrario, los acuerdos municipales se han transcrito de Libro de Actas
donde toma sus acuerdos este ilustre Ayuntamiento año 1888-1889
(01.07.1888-03.02.1889), Libro de Actas del Ayuntamiento de Realejo Alto
(07.02.1889-30.06.1889) Sign. 13/2 COD. A.1.1.3 y Libro de Actas del
Ayuntamiento de Realejo Alto. (07.07.1889-29.06.1890) Sign. 13/38 COD. A.
1.1.3. Archivo Histórico Municipal de Los Realejos, en adelante A.H.M.R.
[3] Espinosa, Alonso de, Historia de Ntra Sra.
de Candelaria, p. 123.
[4] Buch, Leopold von, Descripción física de las Islas Canarias, p.
35.
[5] Hernández Hernández, Jonás y Hernández
Hernández, José, Fiestas de Mayo en Los Realejos, pp.52 y 53.
[6] Representante de
la pequeña burguesía realejera, residía en la calle del Medio, alcalde de
Realejo Alto en varias ocasiones y juez municipal (02.08.1897-31.07.1899),
falleció en 1916 a los 85 años. Los datos biográficos de los protagonistas han
sido recopilados de los índices y libros de defunción correspondientes del
Juzgado de Realejo Alto, Juzgado Municipal de Los Realejos, padrones
municipales de los años pertinentes depositados en el A.H.M.R y Fernández Bethencourt, Francisco, Nobiliario
de Canarias, t. 4.
[7] Para una
introducción a la Historia de Los Realejos, cfr. AA.VV, Los Realejos. Una
Síntesis Histórica y Arbelo García, Adolfo, La Burguesía Agraria del Valle de
La Orotava (1750-1823).
[8] Véase, Álvarez
García, Jerónimo David, Aproximación a la vida cotidiana de Realejo Alto
hacia 1887, La Prensa-EL DÍA, 19.01.2014 y Álvarez García, Jerónimo David, Aproximación
a la vida cotidiana de Realejo Alto hacia 1888, La Prensa-EL DÍA, 12.10.2014.
[9] La Opinión. Sta.
Cruz de Tenerife. 05.01.1889. Biblioteca Universidad de La Laguna. BULL.
[10] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife.22.01.1889.BULL.
[11] Diario de Tenerife Sta. Cruz de Tenerife.
23.01.1889, pp. 1 y 2. BULL.
[12] Los primeros
puestos de esta relación los ocupaban las personas de mayor renta y los últimos
los personajes con mayor prestigio social y/o nivel cultural.
[13] Gran propietario de la burguesía agraria
realejera y vecino de la calle del Medio.
[14] Estas cantidades
difieren del Padrón Vecinal de Realejo Alto de 1889, en el que el primer
puesto lo ostenta don Eliseo González Espínola. Si se analiza a los mayores
propietarios de Realejo Alto con sus homólogos de Realejo Bajo, se aprecia que
el reparto de la propiedad era más equitativo en el primer municipio, ya que en
el vecino pueblo, los dos primeros contribuyentes, a saber, don Pedro Melo
Hernández y don Celedonio Camacho Pino, oscilaban en tasas de 1.343 pesetas
cada uno. Millares Cantero, Agustín y otros, Historia Contemporánea de
Canarias, p.65.
[15] Entre ellos se
encuentra don Estanislao Fragoso García con 26,89 pesetas, don Miguel Chaves
Albelo con 22,03 pesetas y don Isidro Oramas Chaves con 14,73 pesetas.
[16] Sus cuotas oscilaban entre las 2,15 pesetas y
las 0,51 pesetas.
[17] Natural de Puerto
de la Cruz, era propietario agrícola en el Patronato, regentó la parroquia de
Santiago de 1878 a 1918 siendo el segundo mandato más prolongado de los
últimos 266 años. El primer lugar lo ocupa el Dr. D. Agustín García de Chaves
(1748-1803), orador, benefactor que fue de la Parroquia y caballero de la Noble
Esclavitud de San Juan Evangelista de La Laguna. El tercer puesto recae en don
Antonio Hernández Oliva (1981-2013), en cuya regencia se efectuaron gran parte
de las restauraciones contemporáneas. Entre los más célebres párrocos de
Santiago del Realejo, destacaremos a Rodrigo de Villalobos que fue beneficiado
de 1536 a 1557, aunque residió en Castilla, pues era capellán de la Corte del
Emperador Carlos V, lo que provocó la airada protesta de la feligresía del
Realejo de Arriba por su dilatada ausencia. Santana Rodríguez, Lorenzo en “El
Tríptico de Santiago del Realejo, Aislados, Año III, El Mundo, 18.02.2000”.
[18] Casó con doña Juana Arocha y Casanueva.
[19] Vecino de la Cruz Santa, falleció el 02.06.1896 a las 38 años de edad.
[20] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife.
06.02.1889. BULL.
[21] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife
14.02.1889. BULL.
[22] Según Ley de
Municipios de 1845, título VII, Del presupuesto municipal, Art.101.
Enciclopedia Jurídica Española, Francisco Seix, edt, que reza: “Si el
producto de los ingresos ordinarios y extraordinarios no bastase a cubrir el
presupuesto de gastos obligatorios, se llenará el déficit por medio de un
repartimiento o arbitrio extraordinario que el Ayuntamiento propondrá a la
aprobación del Gobierno”.
[23] Propietario y vecino de la Cruz Santa.
[24] Correspondería a la contabilidad actual.
[25] Boletín Oficial
Eclesiástico del Obispado de Tenerife. La Laguna. 18.03.1889. BULL. El Padrón
Municipal de 1889 del Ayuntamiento de Realejo Alto, A.H.M.R aporta la
identidad del sochantre, a la sazón don Salvador González Albelo, vecino de la
plaza, propietario y recaudador.
[26] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife.
11.03.1889. BULL.
[27] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife.
21.03.1889. BULL.
[28] La desaparición del
clero rentista, el aumento del campesinado jornalero (que emigró a América y
constituyó la mano de obra para implantar regadíos y plataneras) y la
concentración de la riqueza en manos de la burguesía agraria local, definen el
panorama social de la época, en AA.VV, Los Realejos. Una Síntesis... p. 97
[29] Antes de la
generalización del mantenimiento de alimentos por refrigeración, el uso del
salado como conserva conllevó a elevadas tasas de cáncer del aparato digestivo,
el avance de la congelación disminuyó estos índices.
[30] En el Archivo
Histórico Provincial de Tenerife, Fondo INE, Sign. 1083 y 1084, “Censo de la Población de España en
1887”, Provincia de Canarias, constan los datos demográficos de Realejo
Alto, desprendiéndose que la población ascendía a 3.658 habitantes (1.662
hombres y 1.996 mujeres, reflejo de la emigración masculina a América), de
estos 2.448 eran solteros, 1064 casados y 146 viudos, mientras que 176 personas
sabían leer y 3.056 no lo hacían.
[31] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife.
05.04.1889. BULL.
[32] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife.
11.05.1889. BULL.
[33] Alcalde que fue de
Realejo Alto, propietario y vecino de la calle del Medio, casó con doña
Cosmelina Pérez-Zamora, falleció el 24.12.1917.
[34] El Auxiliar, Sta. Cruz de Tenerife.
06.05.1889. BULL.
[35] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife.
16.05.1889. BULL.
[36] La Opinión. Sta. Cruz de Tenerife.
10.06.1889.BULL. Figura en el listado de hermanos de la Cofradía de Ntra. Sra.
del Carmen de 1867. Hernández García, José Javier, Los Realejos y la imagen de
Ntra. Sra. del Carmen, p.160.
[37] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife.
31.07.1889. BULL.
[38] Equivalía a las Comisiones Municipales
actuales, pues tenía función de asesoramiento.
[39] El investigador
realejero Juan Carlos Ramírez ha indagado en la genealogía del apellido Siverio
en su trabajo“El origen del apellido Siverio en el Realejo Bajo”, (conferencia
impartida en la Casa de la Cultura y Casino Realejos el pasado año). Puesto
que sus estudios aún se circunscriben a este antiguo municipio, cabe recordar
que algunas ramas Siverio y/o Hernández-Siverio, residían en San Agustín y la
Carrera, jurisdicción de Realejo Alto, incluso en el casco del pueblo, como
ejemplo se citará a los hermanos, Angelina, Santiago, Rosario, Dolores, Isidro,
Agustín y José Hernández Siverio, vecinos del Camino de San Benito, según se
desprende del “Padrón Municipal de Vecinos de Realejo Alto de 1915”.A.H.M.R.
También se advierte que los Hernández-Siverio aún poseen antiguas sepulturas en
el Cementerio de San Agustín.
[40] Alcalde que fue de
Realejo Alto, comerciante y vecino de la Cruz Santa, viudo, casó en segundas
nupcias con doña Candelaria Armas de la que también enviudó. Falleció en
21.03.1901 a la edad de 70 años.
[41] Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de
Tenerife. La Laguna. 04.09.1889. BULL.
[42] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife 23.09.1889.
BULL.
[43] Vecino de la calle de la Alhóndiga, una de
las mayores fortunas del municipio y partidario de la división provincial,
ostentó la alcaldía en numerosas ocasiones durante el último tercio del siglo
XIX. Casó con doña María Candelaria Bonifacia de Zárate y Morales. Diversas
fuentes orales señalan que doña Candelaria y sus hermanas solteras Luisa,
Felisa y Eladia, habrían ejercido en las postrimerías de siglo y principios del
siguiente como Camareras de la Virgen de los Remedios, este dato no se ha
constatado documentalmente por aplicación de la Ley de Protección de Datos
vigente. Es importante señalar que Ntra. Sra. de los Remedios ostentaba el
título de “Patrona de este pueblo”, según reza en Libro 4º de Sesiones del Ayuntamiento de Realejo Alto, acta
de 12.09.1929, p. 68. A.H.M.R.
[44] Se aprecia en el
libro de actas correspondiente, la diferencia de textura del papel de este acta
con la de las restantes.
[45] La Opinión. Sta. Cruz de Tenerife.
30.09.1889. BULL.
[46] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife.
04.10.1889. BULL.
[47] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de
Tenerife.17.10.1889. BULL.
[48] La Opinión. Sta. Cruz de Tenerife. 05.10.1889. BULL.
[49] La Opinión. Sta. Cruz de Tenerife. 05, 15 y
20.11.1889. BULL.
[50] Diario de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife. 25.11.1889.
BULL.
[51] La Opinión. Sta. Cruz de Tenerife.
05.12.1889. BULL.
[52] El Auxiliar. Sta. Cruz de Tenerife, p.348.
22.12.1889. BULL.
[53] La Opinión. Sta. Cruz de Tenerife.
31.12.1889. BULL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario