Esteban Domínguez
Como viene
siendo costumbre. Las cosas en este municipio no cambian. Todo más o menos
sigue igual. Las lluvias caídas recientemente han favorecido a los
agricultores, que con gran alegría, las han recibido.
Los agricultores,
lo agracen como no podía ser de otra manera, pero la cosa no cambia, Los
Realejos sigue siendo un lugar muy deseado, por quienes nos visitan, pero
notamos aquellas viejas nostalgias de tiempos que no volverán.
El tiempo
pasa, las esperanzas se alegan y en el fondo del corazón, quedan aquellos viejos
recuerdos del pasado. De tradiciones que se mantienen, de otras que por
distintos motivos, ya no se celebran. Tierras de muros blancos como dijera
nuestro siempre recordado amigo don Juan A. Padrón Albornoz, de distintos
colores, de espigas y amapolas, de rosas y claveles, de noches plácidas en la
tierna primavera, de caminos y veredas deslumbrantes, de haciendas alegres, de
casas hechas de piedra y barro.
En fin aquella “puerta verde” como dijera fon
Leoncio Rodríguez, ha desaparecido.
Los Realejos
es un lugar a tener en cuenta, por nuestros políticos, y convencer a sus
votantes, desgraciadamente, no todos pensamos igual.
Creo que no
sea este, quién diga lo que tenemos que realizar. Allá cada uno, porque cado
hombre es un mundo. Pero mi consejo es, que nuestras autoridades, deben arrimar
más el hombro, y estas al lado de nuestros ciudadanos.
En la próxima
ocasión, tocaremos temas que precisan recordarles a nuestras autoridades.
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