José Hernández Cabrera y Lorenzo Sorlo
Esto dice el Evangelio de Mateo, cap. 22: "Maestro,
[...] ¿Es o no es lícito pagar tributo al César?. A lo cual Jesús, conociendo
su malicia, respondió: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?. Enseñadme la moneda
con que se paga el tributo. Y ellos le mostraron un denario. Y Jesús les dijo:
¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Respóndele: Del César. Entonces
les replicó: Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de
Dios". Muchos han visto en esta frase la legitimación cristiana de la
confiscación. Sin embargo, que un rostro se acuñe en una moneda no significa
que la moneda sea propiedad de la persona representada por la efigie. La moneda
es propiedad de su legítimo dueño. La idea de que todo súbdito, por el mero
hecho de serlo, tiene contraída una deuda con su gobernante es una creencia
generalizada. Sólo una minoría -los objetores fiscales- cree lo contrario. El
impuesto es una deuda espuria porque para que ésta sea legítima debe ser
específica y haber sido contraída voluntariamente. La deuda pública también es
inmoral, es una subasta anticipada del dinero que será violentamente confiscado
a los ciudadanos.
"Dad a Dios lo que es de Dios" también es una
creencia pero la religión no obliga a aquellos que no participan de la fe. La
religión predica la solidaridad pero no la impone bajo la forma de impuesto. La
Iglesia católica no obliga al ateo o al creyente en otro credo a cumplir sus
preceptos y a admitir su moral heterónoma pero, paradójicamente, justifica la
violencia que ejerce el Estado (2240): "La sumisión a la autoridad y la
corresponsabilidad en el bien común exigen moralmente el pago de los impuestos,
el ejercicio del derecho al voto, la defensa del país: «Dad a cada cual lo que
se le debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien
respeto, respeto; a quien honor, honor» (Rm 13, 7). A alguien se le permite no
creer en Dios pero nadie debe resistirse a creer en el Estado, el Dios de
dioses. Los alemanes no-católicos están exentos de pagar el impuesto
eclesiástico pero el que no cree en el Estado no merece el mismo trato. Lasalle
dijo: "El Estado es Dios", pero muchos parecen asumir implícitamente
que el Estado es un Dios superior
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