Lorenzo Soriano
En Noviembre del 2000, se efectúa en España el
último sorteo de mozos de reemplazo para el SMO. Los nacidos en 1982 pues fueron
los últimos en pasar la experiencia de la “mili”. Bajo la Presidencia de JM
Aznar, se firma el paso a la profesionalidad por la Ley de Régimen de
Personal.
Bueno, ahora toca situarse. Para mí la “mili”, fue una experiencia
gratificante. No solo por mí, que ya tenía casi 26 años, la carrera terminada,
y era el “abuelo” de la Compañía, sino para las cinco mil personas del CIR
primero y del Regimiento de artillería después. Salvo excepciones, no más de
10, el SMO le sentó bien a todos los que compartieron los casi dos años de mi
vida cuartelera. No quiero herir sensibilidades, ya que seguramente algunos no
piensen como yo. Los respeto y les invito a rebatir mis argumentos. No así mis
percepciones que son intimas y personales. La estancia en los cuarteles para
mi, repito, y para la inmensa mayoría de los que en esa etapa me relacione, fue
altamente formativa y enriquecedora. Es mi percepción.
La experiencia de la “mili” es inenarrable, pero
todos los que la hemos pasado, si nos dejan, estaríamos horas hablando de
aquella época. De las anécdotas, de los mandos, de los compañeros, de los
barracones, de las maniobras, de los desfiles y marchas, de las cocinas,
limpieza y disciplina, de la peluquería, de las botas y del “Chester”, del
CETME y del día de tiro y bomba de mano. De los caballos y los mulos, del
esquí, de los camiones, de los aviones, de los cañones, de las patrulleras y
del buceo, de la escalada y la supervivencia. Había para todos. ¿Y a ti a donde
te destinaron?, y seguía una infinita respuesta y una retahíla de historias,
algunas inventadas, otras copiadas, las mas magnificadas. La mala leche de los
sargentos, de los chusqueros, de los oficiales de complemento, de los mandos de
lento ascenso, aferrados al bar de oficiales y con costumbres poco saludables.
De las escapadas al pueblo o capital cercana, de las aventuras, de los ligues,
de las experiencias únicas. Para muchos
las únicas que vivieron en su vida. Conocer gentes de todos los lugares y
rincones de España. Viajar algunos por primera
y quizás única vez en su vida. Aprender
a leer y escribir algunos, a conducir, alguna profesión, a usar
armamento, equipo, a tener la responsabilidad de las guardias, y al acatamiento
de las ordenes, disciplina, policía(limpieza),
y las tareas del servicio, perolines, letrinas. En mi cuartel, formamos
una extensión cultural con 10 maestros y enseñamos a muchos muchas cosas que
seguramente recordaran de por vida. Organizamos la oficina del regimiento,
preparamos la memoria anual y nos sentimos plenamente satisfechos de todo lo
que dimos y recibimos del SMO.
Las comparaciones son odiosas, pero la supresión de
la “mili” ha sido de las peores decisiones que se han tomado en este país.
Creo que el desastre de la Juventud, el fracaso
escolar, el paro Juvenil y los problemas de delincuencia, drogadicción y
adicciones, así como las malas relaciones humanas entre distintos grupos de
ciudadanos, incluso la violencia de género, se han visto muy propiciadas por la
ausencia de este periodo de la vida de los varones de este país. Opino que la
vuelta de la “mili” con sus mejoras y adecuaciones, sería fundamental para el desarrollo de nuestra juventud, y que
suprimirla fue algo muy grave, y que afecta y afectara a nuestro desarrollo
como Nacion. La presión de ciertos grupos, como la que ejercen los
antimilitaristas o ciertos ecologistas, llega a ser insoportable para los
políticos. Realmente insoportable. Ellos solo miran sus posibilidades electorales
y no el interés general del país y les obligan a tomar decisiones que afectan
negativamente a la ciudadanía. Creo que este es un de los más flagrantes. Con
reformar el SMO hubiesen tenido bastante y los “mozos” hubiesen tenido la
oportunidad de experimentar la interrelación, la disciplina, el trabajo en
equipo y la convivencia grupal. Sin esta experiencia la educación y la
formación de la juventud queda muy mermada y a 13 años de su implantación los
resultados del fracaso de la medida, son más que evidentes. A reflexionar.
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