Salvador
García Llanos
Dos
arquitectos madrileños, Simón Francés y Judith Sastre, con una propuesta
titulada ‘Dunkel’, han sido los ganadores del concurso de ideas convocado para
saber qué se hace con el parque San Francisco, un recinto multiusos, de
excelente emplazamiento en el centro de la ciudad, y que sirvió para casi todo
durante unos cuantos años después del incendio que asoló aquella ciudadela y
del que milagrosamente se salvó la iglesia del mismo nombre en la que se
integra la ermita de San Juan Bautista, una de las primeras edificaciones
civiles del municipio.
Ya
hemos escrito sobre la pequeña gran historia del parque, cerrado desde hace
unos años como consecuencia de su obsolescencia y del incumplimiento de los
requisitos de seguridad que se exigen para espectáculos públicos. En el pasado,
cuando se contrastó la necesidad de contar con un espacio apropiado para tales
espectáculos, especialmente los musicales, hubo algunos intentos de encontrar alternativas
y reservar el espacio situado entre las calles Agustín de Bethencourt y San
Juan para otros menesteres. Previa remodelación, claro está.
Ahora
se ha dado un paso importante que parece decisivo porque tras el concurso de
ideas (veinte mil euros para los ganadores) viene el proyecto de edificación
cuya redacción ha sido presupuestada en ciento setenta mil euros. Ya veremos lo
que se nos dice sobre financiación y plazos de ejecución. El Consorcio
Urbanístico para la rehabilitación turística del Puerto de la Cruz ha puesto
mucho empeño en esta actuación que, por lo demás, es muy necesaria. La
propuesta de los arquitectos ganadores consiste en hacer del parque un
auditorio con un aforo máximo de novecientas personas y la sede permanente del
Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdhal (MACEW). Parece que aún queda
espacio para otras salas de exposición, cafetería y dependencias
complementarias.
La
solución, a juicio del jurado, es la que mejor resolvía a la vez los aspectos
funcionales y de integración con los valores urbanos e históricos del entorno.
Según se ha publicado, se valoró también la economía y la facilidad
constructiva del proyecto con el resultado de espacios atractivos, con
capacidad de adaptación a futuras variaciones del programa, siendo de fácil
mantenimiento.
Dos
aspectos en los que nos permitimos insistir ahora que se ha cubierto esta etapa
y antes de que los ganadores comiencen a trabajar en la redacción del proyecto:
uno, ver la manera de conservar -e integrar- una esquina, una parte, un trozo
del viejo recinto, que sirva de perpetuo recuerdo, a imagen y semejanza de lo
que ha sucedido con espacios o estadios que dejaron paso a otras obras
modernistas. Y otro, estudiar a fondo la accesibilidad, agotando todas las
opciones -se supone que ello encarecerá el proyecto- para dotar de
aparcamientos subterráneos.
Antes
de que la actuación esté terminada, por cierto, habrá que ocuparse del modo de
gestión del nuevo parque San Francisco. Pero aún queda un poco lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario