La Voz de Tenerife: Como
cada mes de noviembre, Icod de los Vinos acoge una de sus más populares y
arraigadas fiestas, las de San Andrés.
Una celebración con
especial protagonismo en este municipio norteño, donde al estreno de las nuevas
cosechas de vino y las castañas se une el arrastre de las Tablas.
Por este motivo el
Ayuntamiento de la Ciudad del Drago prepara todos los años un variado programa
de fiestas que cuenta con actos tradicionales como simbólico del descorche de
la primera botella de la cosecha del año o el trofeo al distinguido del año en
el sector vinícola.
San Andrés se celebra el
30 de noviembre, aunque es en la víspera cuando se corren la tablas para
festejar la apertura de las bodegas. Esta tradición única de la ciudad del
Drago, aunque con los años ha ido expandiéndose a los municipios limítrofes,
consiste en el arrastre de tablas de madera sobre las que se sientan una o más
personas, por las empinadas vías de los barrios y el casco.
El origen
Diferentes trabajos
aseguran que la tradición surge por el antiguo trabajo de la madera. Los
animales de carga transportaban una persona que iba colocada en la parte
posterior de los tablones y que dirigían la madera ayudados de unos remos de
faya (haya) o brezo, que les servía para frenar al final del trayecto, esquivar
las piedras o dar mayor velocidad, recorriendo desde la zona alta del Amparo
hasta los aserraderos o el Puerto de San Marcos donde era embarcada.
Aunque el fallecido
historiador local Juan Gómez Luis Ravelo, afirmaba que "Con la conquista se extendió el
cultivo de la vid por las Islas Canarias (...) Se dice que los bodegueros
tenían por costumbre llevar los toneles vacíos desde las bodegas en las zonas
altas hasta la playa, para su limpieza con agua salada –lo que les resultaba
útil para eliminar los ácidos del interior-, antes de introducir en ellos el
mosto fermentado.
Al no existir medios de
transporte adecuados, los toneles se llevaban cuesta abajo como bien se podía,
ya fuese rodando o sobre unas tablas.
De este modo las maderas
se deslizaban camino del mar con las barricas encima, protegiéndolas así de los
golpes contra el suelo en el recorrido. Es fácil pensar que muchos de los que
participaban en esta costumbre viesen en este sistema de transporte un medio de
diversión.
Y así quizás los más
jóvenes se deslizaban también ellos mismos sobre las tablas donde se llevaban
los toneles, o sobre las suyas propias, tomándose de esta manera la tradición
de la limpieza de los barriles como un emocionante día de diversión.
Con el paso del tiempo
los transportes mejorarían y probablemente las barricas fueron transportadas
poco a poco y más a menudo usando otros medios más modernos. Pero, mientas, el
bajar las cuestas sobre tablas, acompañandolas en su camino hasta la playa, con
seguridad fue una diversión que se incorporó a la tradición original repetida
siempre por la misma fecha".
El investigador Icodense
Miguel Delgado destaca sobre este particular, en la web
http://laciudaddeldrago.wordpress.com, el posible "...origen portugués de
la costumbre, dado que en el inicio del Ycod colonial la población europea de
origen portugués, era mayoritaria, concretamente hay en la Isla de Madeira lo
que sería su inmediato antecedente, los llamados “Carros Do Monte” y en su
origen para el mismo uso que en origen sería las tablas de San Andres
icodenses".
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