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sábado, 23 de noviembre de 2013

EL PSOE SE SUMA A LA PETICIÓN PARA QUE SE RETIRE EL PROYECTO DE LEY DEL SECTOR ELÉCTRICA

Los Socialistas Portuenses apuestan por el desarrollo de las energías renovables y por que se inicie un proceso de participación para consensuar la política energética del país para otorgar la seguridad jurídica a este sector estratégico.

El Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz se suma a la petición de retirada del Proyecto de Ley del Sector Eléctrico, que se tramita actualmente. En la propuesta presentada para tratar en el próximo pleno de la corporación también se incluye la derogación de las normas que amenazan al desarrollo de las energías renovables y a promover un proceso de participación que se encuentre encaminado a consensuar una política energética para el país de manera que provea al sector de una seguridad jurídica y una estabilidad razonable.

La iniciativa, según resalta el edil socialista Guillermo Pérez Pastor, “trata de instar al Gobierno de España a que respete los compromisos internacionales adquiridos para la reducción de emisiones de gases efecto invernadero y a una obligada convergencia con la Estrategia Energética Europea en materia de ahorro y eficiencia, como objetivos principales. Todo ello, con el objetivo de cumplir con la finalidad de las energías renovables”.
Pérez Pastor explica que en el tercer punto de la moción además se solicita “el compromiso de Consistorio portuense a implementar las medidas de eficiencia y de ahorro energético así como un apoyo institucional a las energías renovables en el ámbito de sus competencias”.
Los socialistas quieren recordar el fuerte compromiso medioambiental del partido a nivel local que ha presentado varias propuestas en esta línea. La última fue presentada en el pleno del pasado junio donde se pedía la adhesión del municipio al Pacto de los Alcaldes, un acuerdo promovido desde el Cabildo de Tenerife y que contaba con el respaldo del Gobierno de Canarias. Pérez Pastor matiza que “con el rechazo a la adhesión al Pacto de los Alcaldes, nuestro Ayuntamiento perdió una oportunidad de hacer el esfuerzo que le corresponde por afrontar su cuota de disminución de emisiones y aumento de la eficiencia de las instalaciones municipales, ya que sumarse al proyecto no suponía ningún coste inicial para las arcas municipales y si aporta múltiples beneficios, pues hubiera generado un importante ahorro económico en la provisión energética de las instalaciones dependientes del Consistorio”.
“Nos sumamos a esta demanda por responsabilidad política ante la avalancha de pleitos y recursos que se están planteando desde prácticamente todos los sectores y que confirman el enorme rechazo que suscita esta Reforma Energética”, asegura Pérez Pastor, quién también apunta que “este municipio no puede quedar al margen de la defensa de los intereses del conjunto de ciudadanos que sufrirán las consecuencias directamente en sus bolsillos, en sus empleos y en su calidad de vida”.
Razones del rechazo.- Con el Proyecto de Ley del Sector Eléctrico, cuya tramitación parlamentaria concluirá previsiblemente en el mes de diciembre próximo, el Gobierno parece querer dar por concluido el proceso de dos años de continuos cambios normativos que ahora se presentan como el remedio al déficit tarifario del sistema, y que tuvo su inicio con el Real Decreto 1/2012 de moratoria para las energías renovables.
No es en absoluto recomendable que una reforma de la profundidad y alcance de una Ley básica, que modifica el marco legal instaurado en 1997, se lleve a cabo unilateralmente, prescindiendo de la insustituible participación de los agentes concernidos -como administraciones afectadas, consumidores y del sector de las energías renovables- sin que se atisbe voluntad de alcanzar el consenso en el trámite parlamentario. Ello ha supuesto severas críticas desde los Organismos Reguladores Independientes, tanto de la Comisión Nacional de la Energía, como de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, y ha despertado una enorme inquietud más allá de nuestras fronteras.
Las razones del rechazo que concita esta reforma interesan a diferentes aspectos de la norma del gobierno entre los que cabe destacar que:
-        Consolida un marco energético superado por 15 años de desarrollo tecnológico obviando que la realidad actual es radicalmente distinta de la de 1997, como lo demuestran hechos tan relevantes como la catástrofe de Fukushima, o la incontestable evidencia de los efectos de nuestro modelo sobre el cambio climático.
-    Ignora la hoja de ruta energética que la Unión Europea ha trazado hasta 2050, lo que puede dejar descolgados a aquellos países que no acomoden sus propias estrategias al espacio comunitario. Y muy especialmente en el caso de países que precisan de un gran esfuerzo de interconexión para suplir el efecto isla como sucede en España.
-    Desprecia la oportunidad que las economías tractoras de la UE han visto en la llamada transición energética, fosilizando a España en un modelo del pasado. Alemania abordó la suya en 2010, Reino Unido inicia ahora la ejecución de la propia tras varios años de trabajo, y Francia acaba de poner en marcha una suerte de pacto de país con la voluntad de acordar su gran transición energética.
-    También arroja por la borda el trabajo de los últimos años de un sector empresarial innovador y pujante, que nos colocó a la cabeza del liderazgo mundial en renovables, desatando en paralelo un nuevo conflicto social que puede traducirse en miles de euros de pérdida para los inversores familiares que acompañaron el enorme esfuerzo inversor que ello supuso.
-    Lejos de resolver el déficit de tarifa, lo consolida trasladándolo al recibo de la luz con el consiguiente incremento del precio de la electricidad para las empresas y las familias, deteriorando la competitividad de aquellas y empobreciendo las economías de éstas.
-    En plena crisis hace aflorar una nueva brecha social, la que llega de la mano de una pobreza energética creciente que se ceba con las familias que se ven obligadas a renunciar a determinados servicios en sus hogares, viendo rebajada su calidad de vida a niveles que no se veían hace décadas en nuestro país.

-    Desprecia la oportunidad de avanzar hacia la independencia energética al renunciar a las renovables, condenando a los ciudadanos y empresas a tener que pagar una energía más cara que el resto de la UE y, lo que es más grave aún, que seguirá encareciéndose por encima de los países de nuestro entorno en los próximos años.

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