Salvador
García Llanos
La
historia señala que se han cumplido noventa y siete años de embarcaciones de la
Virgen del Carmen. En 1921, el entonces párroco de la Peña de Francia, Antolín
Fernández, impulsó la iniciativa convertida luego en tradición: al considerar
inapropiado que los pescadores y marinos portuenses tuviesen que celebrar la
festividad de su patrona en Los Realejos, hizo todo lo que estuvo a su alcance
para que procesionaran las imágenes de la Virgen del Carmen (del Buen Viaje) y de San Pedro González
Telmo no solo por las calles del pueblo sino por su litoral a bordo de las
embarcaciones entonces existentes. Esa fue la primera procesión
marítimo-terrestre. Desde entonces, se mantiene la tradición que el próximo
2021 cumplirá cien años.
Como
los portuenses han vuelto a expresar el pasado martes su fervor y sus
emociones, como se trata de una singular manifestación popular, como estamos
ante uno de los grandes acontecimientos sociales del año, al que se suman
gentes de muy distintas latitudes y dado que la proyección mediática del
acontecimiento sigue en notable aumento, la proximidad del centenario de la
embarcación hace que las instituciones, las cofradías y hermandades, los
agentes sociales, en definitiva, vayan debatiendo y preparando una
conmemoración que esté a la altura de las circunstancias. No siempre se cumple
cien años así que ya pueden ir esmerándose en preparar la fecha de la forma más
brillante y participativa posible. Es, además, un trabajo conjunto, de todo el
pueblo, en el que hay que procurar, ante todo, evitar la instrumentalización
del hecho religioso.
Hay
mucho por hacer pues caben múltiples opciones: desde ediciones historiográficas
a solicitudes de declaraciones de interés; desde trabajos de investigación de
todo tipo a realizaciones de distinta naturaleza. Si se quiere algo sustantivo
y participativo de verdad, todas las aportaciones deben ser tenidas en cuenta.
Es la hora de sublimar los sentimientos, el fervor y la identificación.
Tres
años por delante. En teoría, margen suficiente para intercambiar criterios e
ideas y plasmarlas con el mayor consenso posible con tal de producir una
solución satisfactoria. Pero atentos porque el margen se va acortando sin
darnos cuenta y es necesario, supeditados a los contenidos de la programación y
objetivos que se establezcan, concentrar afanes e imprimir un sentido operativo
a lo que quiera que se vaya a hacer.
Los
portuenses ya vivieron, a principios de siglo, la conmemoración del 350
aniversario de la fundación de la ciudad. Ahora tienen ante sí la oportunidad
de celebrar el centenario de un hecho singular como es la procesión
marítimo-terrestre de las imágenes de la Virgen del Carmen y San Telmo,
convertida en una cita multitudinaria que trasciende nuestras fronteras.
La
invitación a trabajar está hecha. Dependerá de lo que los portuenses sean capaces
de hacer. ¡¡Ánimo y suerte!!
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